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Una señal de obras y la ausencia de cartelería esconden la nueva plaza Francisco de PravesVaya por delante que la nueva plaza Francisco de Praves como tal está abierta al paso de peatones o, mejor dicho, a la entrada de ... peatones, ya que solo se ha abierto uno de los dos accesos habilitados, el del número 5 de la calle Alamillos; mientras que el otro, un pequeño pasadizo que discurre junto a la puerta del bar El Tío Molino, del lado del parque de la calle Ramón y Cajal, continúa clausurado presumiblemente por el mal estado de los bordes de la cubierta que mantienen acordonado desde agosto el perímetro del monasterio de las Huelgas Reales a la espera de una intervención para su reparación que está pendientes de los últimos permisos legales. Pero el caso es que la nueva plaza forma ya parte de pleno derecho, desde el pasado 20 de diciembre, del callejero de la capital.
Pero apenas es conocida y, desde luego, por ahora está siendo muy poco visitada. El problema radica quizás en la ausencia de cartelería que informe sobre su existencia más allá de dos señales en sus accesos (incluido el aún clausurado), bajo un triángulo de prohibido el paso a peatones, que informan sobre sus horarios de cierre (no de apertura), que a día de hoy (y así será de octubre a marzo) son de 20:00 a 8:00 horas, es decir, que se puede entrar a la plaza de 8:00 a 20:00 horas. Pero el cartel en cuestión no aclara el lugar al que se puede acceder más allá de lucir la leyenda 'horario de cierre autorizado'. En el otro acceso, el del callejón, hay una señal idéntica y en la valla, por ahora cerrada, sí pone 'plaza Francisco de Praves'. Eso, claro, solo se verá cuando el espacio esté cerrado.
Ramón y Cajal
Alamillos
Los peatones, no obstante, pueden adentrarse hacia la plaza en el acceso que comparte espacio, bajo un amplio pasadizo, con la entrada al garaje del bloque de viviendas del número 5 de la calle Alamillos. Y una vez dentro se encontrarán con un segundo escollo que no invita precisamente a ocupar su singular espacio circular, conformado por una decena de bancos y un balancín en el centro, que ofrecen unas vistas hasta ahora inéditas de la parte posterior del monasterio del siglo XVI. Allí, justo en la entrada, está colocada aún señal de obra, presumiblemente olvidada, con la leyenda: 'Entrada prohibida a personas no autorizadas'. Un panel obsoleto si se tiene en cuenta que la obra como tal concluyó en mayo, hace siete meses, si bien es cierto que la puerta de Alamillos no se abrió hasta el pasado 20 de diciembre.
El caso es que en la plaza Francisco de Praves, que recuerda a la figura del arquitecto vallisoletano (1586-1637), hijo del quizás más conocido arquitecto Diego de Praves ('titular' de un instituto en Pajarillos), no hay obras y su interior muestra claros signos de sí haber sido, aunque aún de manera un tanto tímida, por los primeros vallisoletanos. Hay, de hecho, bastantes papeles tirados por el suelo, una papelera a rebosar y algún que otro excremento de perro sin recoger. La ausencia de cámaras de videovigilancia en su recogido interior, un espacio de apenas cuatrocientos metros cuadrados, no invita precisamente al optimismo en cuanto a su futura limpieza y la aparición (ninguna por ahora) de pintadas.
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La plaza, en cualquier caso, bien merece una visita. Su cuidado interior, de firme adoquinado, evoca a un claustro en un claro homenaje a Francisco de Praves, autor del claustro del monasterio, y ofrece un espacio estancial con pequeños jardines y arbolado e iluminado por luminarias led.
Su construcción no ha sido sencilla. Para ello hubo que realizar distintas modificaciones en los últimos planes generales hasta llegar a la aprobación del proyecto, una vez que el suelo paso a ser de titularidad municipal, hace cuatro años. Las obras, en las que se han invertido 223.850 euros, comenzaron a finales del año pasado, con la demolición del viejo almacén de madera adosado al monasterio que ocupaba el espacio, y concluyeron en mayo ya de 2024. Y no fue hasta el 20 de diciembre, y a medio gas, con una sola entrada abierta, cuando se abrió, por ahora, a un escaso uso peatonal a expensas de la apertura de la cancela de El Tío Molonio y de una inauguración oficial que dé a conocer la plaza Francisco de Praves a la ciudad.
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