Sabores del mundo a la vuelta de la esquina
La ciudad ha visto crecer el número de tiendas especializadas en productos de alimentación de origen extranjero
En los últimos años, Valladolid ha experimentado todo un fenómeno comercial, social y también gastronómico, con la proliferación de tiendas de alimentación especializadas por países. ... Estos establecimientos, que se encuentran repartidos por toda la ciudad, ofrecen auténticos tesoros gastronómicos, que tienen su origen a miles de kilómetros y que son imposibles de encontrar en tiendas tradicionales.
Basta con dar un paseo por las calles de Valladolid para descubrir un universo de sabores provenientes desde Asia hasta América Latina, pasando por Centro Europa. Especias de la India, quesos franceses, chucherías estadounidenses y panes de Colombia, todo al alcance de los vallisoletanos. Estas tiendas satisfacen las necesidades de la creciente población inmigrante y a la vez, atraen a compradores dispuestos a experimentar con nuevos sabores.
El aumento de la inmigración tiene todo que ver con este fenómeno comercial. La llegada de personas de diferentes rincones del planeta, no sólo ha hecho crecer el censo, sino también la demanda de productos y materias primas habituales en otras culturas y tradiciones culinarias. En la mayoría de los casos, los propietarios de estas tiendas son inmigrantes que, al extrañar su tierra natal, han decidido emprender, trayendo un pedacito de ella a la capital del Pisuerga, lo que genera empleo y a la vez, fomenta la diversidad cultural.
Es el caso del marroquí Mohamed Daeoe, que llegó a Valladolid hace 23 años en busca del «sueño europeo». Trabajó en la construcción pero no fue hasta que entró a trabajar en un matadero industrial, cuando descubrió su pasión por la carnicería. Hace tres años que ha abierto su propio establecimiento, la carnicería 'Al Baraka Halal', algo que de lo que se siente muy orgulloso. «Toda mi vida deseé poner un negocio por mi cuenta. Cuando ví que esto se me daba bien y que era un sector con mucho potencial, me di cuenta de que había llegado mi momento», comenta. La carne que vende es halal, la única que permite el Islam. De ternera, pollo o cordero. «Está certificada como halal 100%», asegura este carnicero. «La traigo de un matadero especializado de Cantalejo (Segovia). Tengo clientes de todas las culturas. Muchos son árabes y me felicitaron cuando abrí la tienda, pero también españoles, latinos… ya que cada vez es más demandada la carne halal. En Valladolid ya hay unas 10 ó 12 carnicerías árabes. Yo, además, ofrezco otros muchos productos típicos como especias frescas y secas y también menaje de cocina árabe. Estoy feliz por haber emprendido», dice Mohamed.
Otra emprendedora feliz es Mabel Yurani Herrera, propietaria de la panadería colombiana Delicias el Maná, que abrió sus puertas hace dos años en la calle Paraíso, 2. Siempre le gustó la cocina y tras 22 años alejada de su tierra natal, extrañaba sus costumbres. Así que se decidió montar un pequeño negocio que sirviera para traer lo mejor de la panadería colombiana a las mesas vallisoletanas. En la tienda le ayuda su hermana Cata. «Nuestro producto estrella son las empanadas. Son caseras y las hacemos con maíz molido, rellenas de carne mechada, patatas y guiso», dice esta panadera que enciende el horno a diario. «También el pan aliñado con queso gusta muchísimo, la tarta negra envinada, los chorizos típicos de Santa Rosa, el pandebono con almidón de yuca y los buñuelos con almidón de maíz. Todo nos los quitan de las manos», comenta. Y no es de extrañar su éxito, porque lo preparan con exquisito mimo. Su establecimiento dispone de mesas para que aquellos que lo deseen, puedan degustar allí estas delicias colombianas. «A nuestros clientes les encantan también los jugos y batidos con pulpa de frutas típicas de nuestro país. Los hacemos en el momento y quedan muy consistentes y con mucho sabor. Yo adoro España y soy muy feliz aquí. Lo que quería es que los españoles también amaran mi tierra a través de mis productos. Estamos teniendo mucho éxito porque todo es casero y novedoso para los vallisoletanos y personas de otras nacionalidades, y a la gente de mi país les ayuda a rescatar aquellos sabores que quedaron al otro lado del océano», dice orgullosa Mabel.
En la calle Caamaño, 16 encontramos un paraíso para los amantes de la gastronomía rumana, la tienda Amalia. Micaela Georgiana Lazar lleva 5 años tras el mostrador, los mismos que hace que llegó a Valladolid. Sus estantes son todo un tributo a la diversidad culinaria de su país. Están plagados de embutidos, quesos, vegetales, dulces y pasteles y aperitivos y snacks. «Ví que hacía falta una tienda así en Valladolid. En esta ciudad hay muchos paisanos míos y en aquel momento sólo había una tienda búlgara que también traía algunos productos de Rumanía. Por eso me decidí», cuenta Micaela. «Me hace muy feliz transmitir la cultura de mi país a través de estos productos. No es difícil encontrar distribuidores, sobre todo en Madrid. La gran mayoría de mis clientes son rumanos pero también españoles que conocen nuestros platos típicos a través de amistades rumanas. Lo más demandado son los mici, que son unos rollitos de carne que se hacen en la barbacoa y que están deliciosos. También gustan mucho los sarmales, unos rollitos de carne picada con especias recubiertos por hojas de repollo», añade esta tendera rumana.
Chen Chia Hsiung, al que todos conocen por 'Juan' es de origen taiwanés y es la cara visible de Mercasia, en la calle Panaderos. Un negocio que abrió sus puertas en el 2001, y que ha sabido conquistar paladares y abrir nuevas perspectivas sobre la gastronomía asiática. Desde los aromas de los condimentos frescos hasta la amplia gama de productos exóticos, cada referencia sirve de homenaje la rica y antiquísima tradición culinaria del continente asiático. Para Juan, su tienda, más que un negocio, es un legado de sabor y cultura que desea compartir con los vallisoletanos. «La abrieron mis padres en el año 2001. Todos los productos que tenemos son orientales, de Japón, Corea, China, India, Vietnam, Camboya o Tailandia», dice en un castellano perfecto. Lleva 45 años en España. «Nuestro producto estrella son los ramen, que son muy fáciles de hacer y posiblemente sea el producto más conocido en España. Tenemos todo tipo de salsas, especias, verduras, congelados, bebidas, aperitivos y postres. También están muy de moda las pastas y salsas coreanas», comenta.
Asegura que el 75% de sus clientes son vallisoletanos y el otro 25% son asiáticos. «Nuestra tienda siempre ha estado muy orientada hacia el público español. Para mí es un orgullo dar a conocer la cultura de Oriente a través de mis productos. Somos pioneros en Valladolid. Cada vez hay más importadores, aunque hay productos que los busco en sus lugares de origen. El país más difícil para importar es Corea, ya que no hay un intermediario especializado», dice Juan, quien ha notado que a raíz del confinamiento, el interés por la comida oriental ha aumentado. «Ahora se cocina más que antes y la gente se ha abierto a hacer nuevas recetas y se deja aconsejar», opina.
Juan Antonio Martínez se define como un vallisoletano «por los cuatro costados» y un apasionado por la cultura estadounidense. Ha hecho su sueño en realidad, al abrir una tienda especializada en productos típicos de Estados Unidos, 'American World', en la calle Fray Luis de León, 17. Este espacio es un pequeño pedazo de América en el corazón de Valladolid. Allí encontramos desde los populares Cheetos hasta Doritos azules, algo que tiene completamente enganchados a muchos jóvenes vallisoletanos. Originales refrescos de coleccionistas, salsas picantes y sólo aptas para los paladares más valientes, cereales, gominolas ácidas… la oferta es infinita. «Siempre me ha gustado innovar. Yo veía que en Valladolid era muy difícil encontrar productos americanos y por eso decidí montar esta tienda, en la que ofrezco las primeras marcas del mercado», comenta Juan Antonio. «Los chocolates están saliendo muy bien, los pepinillos gigantes ácidos y picantes me los quitan de las manos porque están muy de moda en las redes sociales, snacks, cervezas… Aquí tenemos de todo. Últimamente lo que más me piden es la Hot Chip Challenge, que es una patata frita, el paquete sólo incluye una, y es la patata más picante del mundo», comenta.
Sus clientes aprecian la innovación y la historia que hay detrás de cada marca y producto. «Es gratificante ver a la gente disfrutar de lo que ofrezco en mi tienda y experimentar algo nuevo. El precio tal vez es un poquito mayor que el de los productos españoles, pero la calidad es la mejor y el cliente lo aprecia. Importar productos como la bebida energética Prime, no es que sea complicado, es que es prácticamente imposible, y yo, la tengo», presume.
En esta ruta multicultural, recalamos en Alimentación Bulgaria, situada en la calle Pérez Galdós. Desi Asenova y Georgi Kostov son un matrimonio de origen búlgaro que llegaron hace 20 años a España. Él se dedicaba a la agricultura y ella al cuidado de niños cuando hace 15 años se propusieron compartir la riqueza cultural de su tierra natal a través de los más selectos sabores. Pusieron en marcha esta tienda de barrio que siempre está llena de clientes. «Empezamos en otro local y con los años hemos ampliado. Nuestros paisanos nos han apoyado mucho. Estaban deseosos de poder disponer de estos productos», explica Desi. Entre sus referencias hay también productos de otros países como Rumanía, Polonia, Rusia o Ucrania. «Tenemos muchos tipos de salchichas y quesos frescos, que son más picantes que el queso de Burgos de aquí. Pescados ahumados y secos, cervezas, chocolatinas… la verdad es que nos va bastante bien. Sobre todo en Navidad y Pascuas es cuando aumentan las ventas porque es cuando la gente echa más de menos sus comidas típicas. Con los años, los vallisoletanos se han ido animando cada vez más a venir a comprar, sobre todo dulces y salchichas. Cuando se dejan aconsejar, siempre quedan muy satisfechos», añade.
El químico francés Sebastián Bisson llevaba dos décadas viviendo en Valladolid. Trabajaba en el sector de la alimentación vinculado a las grandes superficies. Todo un amante de la buena mesa y de la gastronomía de su país, hace 5 años, decidió traer a los vallisoletanos los mejores productos galos. Hace 2 años su sueño se convirtió en realidad al abrir una pequeña y coqueta tienda gourmet en el barrio de Parquesol, Au p'tit coin, en la que se pueden encontrar más de 60 referencias de vinos y 40 de los mejores quesos de distintas regiones. También abundan en sus estanterías, mostazas del Valle del Loira, increíbles pasteles bretones, pastas de la mejor fruta, mermeladas artesanas, sidra o hidromiel, por no hablar del producto por excelencia de Francia, el foie gras. La oferta se completa con conservas, condimentos, vinos y champagnes. «Muchos productos son de temporada. Yo aviso a mis clientes cuando tengo referencias nuevas. Muchos son franceses, pero la mayor parte de mi clientela está formada por vallisoletanos interesados en descubrir propuestas y sabores diferentes. Todos se dejan aconsejar. Es fabuloso que en Valladolid haya cada vez más interés por descubrir productos de otras culturas y países. La búsqueda de productores es muy complicada ya que busco a los mejores y trato de que sus producciones sean limitadas. Suelo evitar los distribuidores. Me gusta contar a mis clientes la historia y las personas que hay detrás de un producto», comenta este tendero gourmet.
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