Valladolid
La Rondilla reestrena su mercado: «Que se ocupen los puestos y no falten clientes»Muchos curiosos y los primeros compradores inauguran una plaza de abastos, aún a medio gas, sorprendidos con la mejora del espacio
Jesusa del Valle, veterana vecina de La Rondilla, lo define con una palabra: «elegante». La reapertura, aún a medio gas, del mercado municipal del barrio ... tras unas obras reforma que se ha prolongado durante más de tres años y medio atrajo este martes a decenas de curiosos y a los primeros compradores en una jornada todavía de ajustes.
Destornilladores, taladros, escaleras para colocar alguna lámpara, revisión de cuadros eléctricos y cámaras... se solapaban con las primeras ventas en esta dotación, con entradas por las calles Moradas y Tirso de Molina. «Ha quedado de maravilla, muy luminoso», coincidían los vecinos tras darse una vuelta y asomarse a todos los rincones de la remozada plaza de abastos. Aunque la inauguración oficial, con alcalde incluido, será el 7 de octubre, en los dos mostradores ya en servicio se comenzaban a despachar las primeras compras.
Para Mariángeles Archiles, propietaria de una carnicería-pollería, este reestreno suponía algo especial. Tras envolver unos contramuslos a una clienta, destacaba su ilusión por regresar a la que ha sido su casa laboral durante cincuenta años. «Empecé aquí cuando tenía 12; ya era hora, pero la verdad es que la espera ha merecido la pena», afirmaba ilusionada mientras remataba la preparación de su espacio para que las vitrinas luzcan el miércoles a tope de género.
Las obras le obligaron a buscar un local alternativo cerca. Ahora está segura de que su fiel parroquia volverá donde comenzó a atenderles siendo casi una niña. «Ellas confían en mí y yo en ellas», recalcaba. Su marido, ya jubilado, acompañó a su esposa en este día tan especial. «Yo tengo esperanza de que, una vez abierto, esto funcione y la gente se anime, porque es un cheque al portador; hace unos años se pegarían por esto», acotaba el ya excarnicero José Luis Horas.
En diagonal, el puesto de Aceitunas Ávila, que regenta Javier Serrada, está montado al completo. Lleva desde hace una semana preparándolo. Él es el presidente de los industriales de esta plaza, en la que se han logrado ocupar, de momento, ocho de los 16 espacios de venta habilitados y que cuenta también con dos reservas para negocios de hostelería para los que parece que ya hay candidatos. «Yo creo que al final se llenará, porque las condiciones que ha puesto el Ayuntamiento, con un 75% de rebaja en el canon y subvenciones para los que vayan a comenzar la actividad, darán resultado», señalaba este vendedor de encurtidos.
El comerciante acota que la ubicación del mercado no solo atrae a los residentes más próximos. «Viene mucha gente de otros barrios y de los pueblos de alrededor», desvela, al tiempo que destaca la intención de que la actividad vaya más allá de la venta de alimentos, con la organización de eventos para dinamizar el espacio y abrirlo al barrio.
El esfuerzo económico del Consistorio, que ha contado también con la inyección de fondos europeos, ha sido importante. La inversión de alrededor de 1,8 millones de euros ha incluido la instalación del mobiliario, desde los mostradores hasta las cámaras, elementos que son muy costosos. Esas facilidades son complicadas de encontrar fuera de una plaza municipal.
El pescadero Tomás Casero es otro de lo que ha vuelto al mercado tras un exilio forzoso. «De cómo estaba de mal a cómo lo han dejado no hay comparación, la verdad es que está precioso, ahora lo que toca es vender», apuntaba este profesional. Y es que el propietario de El Faro reconoce que el incremento del precio del pescado «ha bajado el consumo en cinco años el 30% o el 40%; entonces hay ver cómo responde la clientela, ilusión tenemos», subrayaba este profesional al que le queda año y medio para jubilarse.
Otros de los que se afanaban en poner el puesto a punto para comenzar a despachar cuanto antes era el matrimonio formado por Domingo García y Ana Isabel Martín, dueños de la pescadería V de Palma, con un local también en la calle Cardenal Cisneros. «Aquí a la gente le gusta comprar en el barrio, normalmente es fiel, aunque ahora se mira mucho la economía, pero si lo que ofreces es bueno y de confianza, responde» explicaba Domingo, enfrascado en el cambio de una de las tomas de agua de su local.
Esta primera toma de contacto fue un éxito, al menos entre los que accedieron a esta instalaciones para curiosear. El concejal de Comercio, Víctor Martín, reconoce que el proceso para su reapertura ha sido complejo tanto desde el punto de vista de la obra como de la ocupación. En este último punto, pone de relieve que en estos oficios el relevo generacional es complicado.
Aún así confía en que las ventajas que se ofrecen para la implantación terminarán dando resultados. Su área tiene pendiente ahora la licitación de seis puestos vacantes en el Mercado del Val, las obras de la reparación de El Campillo y los resultados del proceso abierto para ocupar los espacios del Mercado de Delicias, que se ha sometido también a obras de mejora en los últimos meses.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión