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Hace ya veinte años, la localidad de Tudela de Duero abrió las puertas de un nuevo servicio que mejoraría la calidad de vida de las personas con discapacidad de la Mancomunidad Pinoduero, y en el que, además, promoverían el principio de igualdad de oportunidades y ... permitirían a sus usuarios permanecer en el entorno en el que residían. De esta forma, surgió el taller ocupacional allá por octubre del 2004. Este espacio, cuya titularidad corresponde al ayuntamiento del municipio, entró a formar parte de la Red Rural Integrada de Servicios para personas con Discapacidad de la Provincia de Valladolid, y cuenta con el apoyo de la Diputación Provincial de Valladolid, de la Gerencia de Servicios sociales de la Junta de Castilla y León y del apoyo técnico de Fundación Personas.
A día de hoy, un total de dieciséis personas de entre 25 y 62 años acuden de lunes a viernes a sus clases ubicadas en un edificio histórico de finales del XVIII con vistas al río Duero, en el que también se encuentra la Biblioteca Municipal. Y es que no solo acuden vecinos de Tudela de Duero, sino también de La Parrilla, Traspinedo, Montemayor de Pililla, Villabánez, Olivares de Duero, Viana, La Cistérniga, e incluso Piña de Esgueva.
Ricardo y Sara fueron de los primeros que entraron a formar parte del taller y llevan en él desde el 2006. «Me siento muy bien haciendo estos trabajos, me divierto y hacemos trabajo en equipo», expresa Sara. «Lo que más me gusta son las carpetas que fabricamos», comenta Ricardo.
Todas las mañanas, junto al resto de sus compañeros, se encargan de realizar diferentes encargos para determinados eventos, asociaciones o empresas, y trabajos enfocados en la venta a particulares. Bajo las directrices de Esther Herguedas y Yolanda González, elaboran libretas, cuadernos, agendas, tazas, llaveros, estuches, bolsas e imanes.
Además, varias empresas y entidades que colaboran con el taller mediante el encargo de sus productos como son los ayuntamientos de la zona, los centros educativos y la biblioteca de Tudela de Duero, el Club de Motos de Tudela, o compañías que organizan actividades deportivas como GR9 Futsal y la Fundación Personas. Pero también, mantienen relaciones a diario con otros servicios, como con el Taller Prelaboral el Puente de Tudela de Duero; quienes se encuentran puerta con puerta.
Incluso, ofrecen un servicio de limpieza al Centro Cultural Rural, donde se ubica el taller, y varios de sus usuarios se incorporan a trabajar durante tres meses como personal de los ayuntamientos de sus municipios. «La experiencia es muy positiva, ya que se produce una transición al empleo», aseguran sus profesoras.
Y es que, este es uno de sus objetivos a alcanzar; la inserción laboral como formación y la transición al empleo ordinario, junto a otros servicios como pueden ser la «promoción de la autonomía personal como habilitación y terapia ocupacional, estimulación cognitiva, el mantenimiento y recuperación autonomía funcional, o la habilitación psicosocial», mencionan Herguedas y González.
Un ejemplo de ello es Miguel Ángel, quien se incorpora eventualmente a la plantilla del consistorio de su pueblo, Piña de Esgueva, para trabajar junto al resto de empleados. Sin embargo, manifiesta pasárselo «muy bien» en el taller. O José, quien también ha estado trabajando en el Ayuntamiento de La Cistérniga. «Ayudaba en todo lo que me decían», puntúa. Aunque en el taller, se siente «muy a gusto» y comparte tiempo con sus compañeros, además de ayudarse unos a otros.
Lo que sí tienen claro en esta pequeña familia es que el trabajo en equipo es fundamental. «Lo hacemos todos juntos», reitera Miguel Ángel. «Me siento muy bien aquí, me gusta el trabajo que hacemos y cuando no viene gente, la tarea la realizamos entre los que estamos», añade Sergio, quien lleva en el taller desde 2019.
La misión de este no es otra que prestar los apoyos, para que las personas con discapacidad tanto intelectual o por enfermedad mental, del ámbito rural de Valladolid, puedan mejorar su proyecto vital y su calidad de vida. Todo ello con varios objetivos. «Pretendemos alcanzar la plena integración de las personas con discapacidad en el entorno rural, garantizando sus derechos, proporcionando oportunidades para el desarrollo personal, realización de actividades ocupacionales, formativas y de orientación sociolaboral y preparando a las personas para el desempeño de las actividades de vida diaria y el trabajo», detallan sus profesoras. Aunque ellas no son las únicas que trabajan para lograr estas metas, pues también cuentan con dos profesionales en Fisioterapia y Terapia Ocupacional que acuden un día la semana para prestar ayuda más específica.
Gracias a su trabajo han observado grandes cambios y beneficios en las capacidades de sus alumnos. «Las personas con discapacidad han ido evolucionando, siendo considerados ciudadanos de pleno derechos y, por tanto, merecedores de apoyos y servicios», aprecian Herguedas y González. Sus expectativas a largo plazo es seguir garantizando el «derecho a la igualdad de oportunidades y de trato a las personas con discapacidad en igualdad de condiciones respecto al resto de ciudadanos», cercioran.
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