La familia de Esther mantiene sus sospechas sobre el principal investigado: «Hay miedo a encontrarnos con él»
Seis meses después de la muerte violenta de la joven, Traspinedo vuelve a salir a la calle para reclamar justicia
La gran sonrisa de Esther volvió a presidir en la tarde del domingo la Plaza Mayor de Traspinedo. La enorme pancarta con la foto de la joven, que desapareció y murió de forma violenta hace ya seis meses, fue devuelta al balcón del Ayuntamiento tras haber sido retirada durante los días de las fiestas dedicadas a Santa Isabel. Los vecinos y amigos, un mes más, se concentraron para arropar a la familia López de la Rosa en estos difíciles momentos. Su padre, Miguel, su hermana Inés y sus tíos y primos estaban allí.
Las lágrimas y las muestras de cariño no dejaron de sucederse. Los traspindejos no la olvidan. El emotivo acto arrancó con unas palabras de su alcalde, Javier Fernández, quien agradeció la presencia del subdelegado del gobierno, Emilio Álvarez Villazán, «por su implicación desde el primer momento en apoyar al pueblo, a la familia y para que se esclarezca el caso». Fernández aseguró a este diario que el paréntesis que han supuesto las recientes fiestas para la vida del pueblo no ha impedido recordarla cada día. «Esther vivía estos días muy intensamente, con su hermana y los amigos de su peña. Siempre hemos tenido la necesidad de recordarla, incluso en el pregón inaugural, y seguimos con la necesidad de saber lo que realmente ocurrió haces seis meses. Desde el Ayuntamiento y el pueblo confiamos en que se haga justicia y que esta muerte no quede impune y mucho menos en el olvido».
A continuación, Cristina Nieto y Sofía Herrero, prima y amiga de Esther López, respectivamente, leyeron unas cartas que emocionaron a todos los allí presentes. Comenzó Cristina recordando que el próximo martes se cumplen 6 meses del terrible día que paralizó sus vidas. «Del día en el que alguien quiso cruel e intencionadamente dejar que la vida de mi prima Esther se apagara fría y lentamente, minuto a minuto, hora a hora».
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Cristina alabó lo humilde, sencilla, generosa, alegre, trabajadora y confiada que era Esther y pidió justicia «por su muerte violenta». «No vamos a parar ni vamos a descansar hasta que su desaparición y muerte sea juzgada». Dijo que el duelo que marca el día a día de sus vidas. «Podría ser menos doloroso, si el culpable ayudara y colaborara con la justicia. No como hasta ahora, que sus actuaciones han sido para poner trabas de manera premeditada desde el primer minuto», señaló. «Él sigue viviendo su vida, al igual que tendría que estar haciendo Esther. Tendría que estar enamorándose de los primeros momentos de su sobrina Carmen y, en cambio, ya no puede seguir sonriendo».
Miedo a encontrarse con él
Cristina no tuvo reparos en reconocer su miedo a «salir a comprar y encontrarnos con él». Dijo también tener confianza plena en el Juzgado y en que «a su debido tiempo, se podrá juzgar y así condenar al responsable de dar muerte violenta a mi prima Esther». Agradeció a la Guardia Civil, Policía Judicial, UCO y demás cuerpos de Seguridad del Estado el esfuerzo diario que realizan para esclarecer los hechos. «Es una lástima que no dispongan de más medios materiales y efectivos, pues, por desgracia, somos muchas familias sufriendo un infierno parecido… Pero aún así, se esfuerzan y se implican de tal manera que incluso se juegan la vida, como ha ocurrido recientemente en Santovenia de Pisuerga».
Terminó agradeciendo todas las muestras de afecto llegadas desde diferentes puntos de la geografía española. «Vuestro cariño y acompañamiento nos hace tener más fuerza para seguir adelante. Pedimos justicia para Esther, la chica de la sonrisa infinita», dijo emocionada.
Por su parte, Sofía recordó que aquella mañana de enero pudo compartir con Esther «una última parlada» y un «último abrazo», porque «si algo ha quedado a todo el mundo claro es lo inmensamente cariñosa que eras». Continuó explicando lo «largos e interminables» que han resultado estos seis meses, que han estado «llenos de dolor, angustia, desesperación y de muchas preguntas sin respuesta». «Después de tanto tiempo, aún no sabemos por qué alguien decidió dejarte morir aquella noche, ni dónde estuvo tu cuerpo escondido durante 24 largos días. Pero lo más importante de todo es que no sabemos por qué la persona responsable de acabar con tu vida, causándote ese dolor indescriptible a tí, a toda tu familia y al pueblo entero de Traspinedo, aún está en libertad». Remató su emotiva carta pidiendo justicia una vez más porque «Esther lo hubiera hecho por cualquiera de nosotros».
