Valladolid

El puente de agosto llena las casas rurales para esquivar el calor

«El patrimonio, naturaleza y gastronomía» son los tres aspectos que el presidente del colectivo destaca como principales factores que favorecen este tipo de turismo. Además, añade que «el enoturismo cada vez tiene un papel más importante» y, por ello, «Peñafiel es de los destinos preferidos, seguido de Tierra de Pinares y Montes Torozos». Sin embargo, hay otra variable clave para decantarse por un alojamiento u otro: la piscina. «En todas las modalidades de alojamiento que tenemos, ya sea hotel rural o casa rural, aquellos que tienen piscina son los primeros que se reservan», explica. «Algunos alojamientos tienen acuerdos con los ayuntamientos para que los huéspedes de las casas rurales tengan la oportunidad de disfrutar de ellas», continúa.

La otra cara de la moneda la representan los hoteles de la provincia. «La ocupación durante el mes de julio ha sido un 15% inferior respecto al 2023, con una ocupación global del 45%», apuntan desde la Asociación de Hoteles de Valladolid, que destacan que la llegada del puente tampoco supone un incremento en la ocupación para ellos. «Valladolid no es destino de verano. Si no tenemos eventos excepcionales en julio y agosto, son meses de ocupación muy baja que arrastra el precio medio del sector», reiteran. Además, subrayan que en el mes de agosto «dependemos de la reserva de última hora, incluidos los días del puente». Pese a ello, esperan «que el viajero de paso nos permita acabar el mes con datos similares a los del año pasado».

Pero, ¿cuál es el perfil del cliente y qué buscan aquellos que deciden pernoctar en los hoteles de la ciudad? «El cliente de paso extranjero, fundamentalmente franceses, belgas e ingleses, busca hoteles con piscina o establecimientos que estén localizados muy cerca de la ruta que siguen. El cliente nacional es del sur o del este y hace parada para continuar hacia el norte. Es menos exigente con la piscina y opta por hoteles de cualquier ubicación», argumentan fuentes de la agrupación hotelera vallisoletana. También están aquellos que aprovechan para hacer una visita turística y «prefieren la zona del centro aprovechando que llegan a buena hora».

Desde la asociación consideran que «Valladolid no es un destino turístico en estas fechas. Es un destino urbano, de naturaleza industrial que funciona muy bien durante los fines de semana, pero no podemos pensar que vayan a venir turistas de verano y que vayan a estar aquí siete días, como estamos en las costas o en las playas». Y es que las altas temperaturas son un hándicap para un sector que cree que la única manera de revertir esta situación «es organizar eventos excepcionales como el año pasado con la Cumbre Europea y la Jornada Mundial de la Juventud, que nos ayudaron a subir la ocupación del verano».

Durante los días 15 y 16 de agosto, más de 30 pueblos celebran las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Asunción y San Roque. Y eso, junto a las altas temperaturas del verano, hacen del puente de agosto una oportunidad perfecta para encontrar unos días de desconexión. Ya sea con amigos o familia, la realidad es que «el turismo familiar es lo que predomina». «Hasta tres generaciones de la misma familia, abuelos, hijos y nietos», reconoce Luis Chico sobre el perfil predominante en los alojamientos rurales. Aún así, hay tiempo para todo y apunta que «para fechas más concretas la gente que viene, normalmente, está vinculada a los pueblos porque vienen a celebrar las fiestas patronales». Pese a suponer este puente una repercusión económica importante para el sector, Chico incide en que «no se vive de tres puentes al año». «Hay que llenar todos los días y cubrir con los gastos diarios. La ocupación anual está en torno al 18%», lamenta.

En cambio, el cliente habitual en el caso de los hoteles «es el cliente empresa». «Contabiliza su trabajo con turismo cultural. El cliente de ocio, además del turismo cultural, busca experiencias enogastronómicas», explica la secretaria general de la Asociación de Hoteles de Valladolid, Raquel González. Actualmente, «la estancia media de pernoctación en la comunidad está en 2,05 días, lo que la sitúa ligeramente por debajo de la media nacional, que se encuentra en los dos días y medio», apostillan desde el colectivo.

«No nos interesa el número de viajeros que vienen a alojarse a una casa rural, lo interesante para nosotros está en el número de noches que deciden pasar. Las pernoctaciones en verano aumentan en torno a los 4 y 5 días», valora de manera positiva Luis Chico. Estas cifras se ven favorecidas por «dos eventos puntuales como son los mercados artesanales, que cada vez son más, y las fiestas patronales».