Valladolid
La popular riosecana Petra Abril llega al siglo de vidaDurante años fue la ermitaña, junto a su hermano Julián, de la Virgen de Castilviejo, patrona de la Ciudad de los Almirantes
Medina de Rioseco celebrará en unos días la festividad de su patrona, la Virgen de Castilviejo, que tiene su ermita a unos pocos kilómetros ... de la localidad, en la que durante años fue su ermitaña la vecina Petra Abril Sebastián, que este viernes cumplía 100 años en la residencia de ancianos Sancti Spiritus y Santa Ana de la Ciudad de los Almirantes, en la que, a media mañana, recibía la visita de distintos familiares allegados y del alcalde riosecano, David Esteban, quien la entregó un diploma y un ramo de flores. Más tarde, tuvo lugar una comida familiar en el restaurante La Rúa, en la que Petra estuvo acompañada de sus hijos, María del Carmen y Raimundo `Mundi´ Álvarez, además de su nieta, Beatriz Fernández (a la que acompañaba su esposo, Jesús Zurro); su bisnieto, Miguel Zurro, y su yerno, Magín Fernández, con un emotivo recuerdo para su nuera Consuelo Izquierdo, que fallecía hace casi 10 años. El popular restaurante fue abierto hace años por el añorado empresario riosecano Salvador Abril, primo de Petra.
La historia de Petra es de nuevo la de tantos y tantos hombres y mujeres que con su esfuerzo, perseverancia y generosidad construyeron el presente. Son memoria viva del pasado más reciente, un secreto cofre de experiencias, vivencias, historias y anécdotas en el que poder mirar las generaciones actuales para saber de dónde vienen. Esta veterana riosecana nació un 29 de agosto de 1925, hija de Sebastián Abril y Lucía Sebastián, siendo la tercera de nueve hermanos junto a Luis, Lucía, Emeterio, Julián, Jorge, Sebastián, Jesús e Isabel, de los que, junto a Petra, sólo vive su hermana más pequeña.
Petra contrajo matrimonio con Victorino Álvarez Benavides, que trabajó en fundiciones de Valderas y Rioseco, donde, con el tiempo, el joven matrimonio acabó regentando la cantina que existió durante décadas junto a la iglesia de Santa Cruz. Sin embargo, a los dos meses de coger este establecimiento, la vida golpearía muy duro a Petra al fallecer su esposo a los 39 años en trágico accidente de moto a la salida de Valladolid. Sus dos hijos tenían tan solo 8 y 3 años, empezando para la desconsolada viuda una nueva etapa de su vida en la que su único fin fue sacar adelante a su familia. Siempre mantuvo una excelente relación con sus cuñadas Narcisa y Carmina, algo menos con Angelines, al vivir en Argentina.
Durante un tiempo tuvo una tienda de caramelos en los soportales de la calle San Juan ya desaparecidos, antes de convertirse, junto a su hermano Julián, en los ermitaños de la Virgen de Castilviejo durante unos años en los que asistieron con amargura al suceso del robo de la bella escultura románica de la patrona riosecana en 1974, reemplazada dos años después por una copa realizada por escultor zamorano Hipólito Pérez Calvo. Unos años en los que para llegar a la ermita los dos hermanos usaban un carro tirado por un burro.Años más tarde, Petra apoyó y ayudó en las iniciativas de sus hijos de apertura de una casquería y de un bar, donde hizo valer sus dotes de excelente cocinera. Ahora, al cumplir 100 años, Petra reconoció que «me ha tocado mucho en la vida, bueno y malo», aún así espera llegar a los 101. Por su parte, su hija, María del Carmen, expresó de su madre que «no ha hecho más que trabajar», a la vez que la describió como una mujer que «lo daba todo», muy buena persona, muy agradable, simpática, muy devota de la Virgen de Castilviejo, a la que tantos años cuidó, pero también del paso de la Crucifixión, el popular Longinos, del que su marido fue cofrade, como lo es su hijo, siendo ella la hermana con más antigüedad.
Esa forma de ser decidida fue la que en los primeros años de la década de los 90 hiciese a Petra ponerse un chándal para formar parte del primer grupo de gimnasia de mantenimiento de personas mayores que hubo en Rioseco.
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