Policarpa, la centenaria que pasó su niñez en la posada de la calle Correos
La vecina de Castromonte mantiene a su longeva edad una gran afición a la lectura
El nombre Policarpa procede del griego y significa que da muchos frutos. Una etimología que tiene su mejor ejemplo en la vecina de Castromonte Policarpa ... García Valentín, que ha dado muchas alegrías a todos los que la rodeado en sus 100 años de vida, que cumplía como una nueva dicha el pasado jueves, día en el que el Ayuntamiento de su pueblo natal la hizo llegar un ramo de rosas rojas y el libro 'El viaje de la libélula', con unas palabras del alcalde, Heliodoro de la Iglesia, en las que la anima a que siga llenando los años de vida.
Policarpa nació en Castromonte el 26 de enero de 1923 en el seno de una familia humilde. Su vida ha transcurrido entre el trabajo y el cuidado de su familia y, «como toda historia de vida, ha tenido sus vaivenes, con momentos de gran alegría y otros de dificultades, que la han convertido en la persona que hoy es y a la cual adoramos», según explica con emoción su nieta Sara Marcos.
Recuerdos en el Caballo de Troya
A los 7 años se trasladó con su familia a Valladolid. De aquellos tiempos recuerda cuando vivían en la posada que hubo en lo que hoy es el restaurante Caballo de Troya, en la calle Correos. Su padre, Tiburcio, que era chalán (persona que se dedica a hacer tratos de compras y ventas), entraba con las caballerías al patio de la posada desde la plaza del Coca. Días felices en los que iba a jugar con sus amigas a las cercanas plazas Mayor o de Poniente. Nunca ha olvidado cuando su padre la llevó al teatro Calderon a ver la ópera 'La espigadora'.
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La celebración del cumpleaños, que se aplazó al sábado con el fin de que llegaran los dos hijos, que viven en el País Vasco, tuvo lugar, como no podía ser de otra manera, en el restaurante Caballo de Troya, con gran sorpresa para Policarpa al ser el lugar de muchos recuerdos de su lejana niñez. En la memoria también queda el cariñoso recuerdo hacia su madre, Lucia, y hacia sus hermanos, Felipe y Casilda.
El trabajo también llevó a Casilda hasta León, cuando ya contaba con 17 años, para con posterioridad volver a su pueblo natal, Castromonte, donde se casa con el que fuera su marido durante 57 años, Antolín Urueña, que fallecía en 1999. Junto a él forma una familia que hoy en día cuenta con sus tres hijos, Gumersindo, Rosa María y Fernando, y que con el tiempo se ampliado con siete nietos, Borja, Esther, Celia, Sara, Raquel, Idoia y Tamara, y cuatro biznietos, Edurne, Greta, Beñat y Xabier.
Creativa y activa
Policarpa, que vive en Valladolid con su hija, Rosa María, sigue disfrutando de su hogar en Castromonte, donde se la conoce como señora Poli. Un pueblo al que vuelve siempre que puede a pasar temporadas, pero sobre todo durante los veranos. «Comparte con nosotros su sabiduría, serenidad, fortaleza y amor, transmitiéndolo cada día», manifestó su nieta Sara, quien señaló que «a sus 100 años, es una persona íntegra, activa, autónoma, imaginativa y creativa, y su edad no es un impedimento para seguir mostrando curiosidad e interés por el mundo que la rodea», añadiendo que «está en sus santos cabales». A su longeva edad, con una memoria envidiable, se vale por sí sola para asearse o hacer la cama, y sigue disfrutando de una de sus pasiones, la lectura, pero también para coger las agujas y tejer labores de punto como el vestido y la manta que hizo a su bisnieta Greta.
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