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La Plaza Mayor que refleja su legado comercial del siglo XVConsiderada el signo de identidad de Medina del Campo, la Plaza Mayor de la villa nació, hace ya unos siglos atrás, como resultado del cruce de varios caminos. «Por un lado estaría la entrada del camino que viene desde Salamanca y sigue hasta Valladolid; lo ... que hoy es la Avenida de Portugal. Y luego el camino que viene desde Ávila; la actual calle Simón Ruiz», explica Antonio Sánchez del Barrio, director del Museo de las Ferias de la localidad. En esa confluencia se encuentra el Palacio Real; una de sus residencias habituales de los Reyes Católicos, donde residieron durante largas temporadas y donde Isabel la Católica dictó su testamento y el 26 de noviembre de 1504.
Si bien, en aquel entonces, la población de Medina del Campo no se encontraba próxima a este enclave; sino más bien cerca del Castillo de la Mota. Poco a poco, los habitantes fueron extendiéndose desde el cerro hasta el nuevo epicentro; y este último fue ganando un mayor peso en la localidad. «García de Cortázar lo vio como uno de los hitos culturales de la historia de España. Sobre todo por ser el escenario de las ferias más importantes que hubo en España», asegura Sánchez.
La nueva Plaza Mayor del municipio se convirtió en un espacio en el que se manejaba la economía, sobre todo en los siglos XV y XVI. «En el siglo XVII empieza a disminuir la celebración de ferias y son financieras. Eran reuniones de hombres de negocios más que de mercancías», comenta. Ese punto de inflexión provocó que Medina del Campo dejara de ser el centro económico de los reinos. Una oportunidad que aprovecharon Madrid y Sevilla.
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Durante la época medieval, la plaza estaba considerada un mercado, una zona de transacciones comerciales y un lugar donde celebrar ceremonias y espectáculos. «Luego va a ser considerada un espacio que va a tener elementos singulares», expresa el director. Desde la creación de una capilla abierta en la iglesia, hasta la colocación de un reloj con autómatas, sin olvidar la elaboración de un atrio a la entrada de la Colegiata de San Antolín.
Si bien, la Plaza Mayor destaca por albergar importantes ferias comerciales. Tradicionalmente se tiene a Don Fernando de Antequera como el fundador de la Ferias de Medina. Pero, a ciencia cierta, se conoce muy poco sobre su creación y sobre los primeros pasos de las mismas. Aunque se estima que comenzaron a establecerse en la primera década del siglo XV.
Gracias a las primeras Ordenanzas de aposentamiento de feriantes de 1421, dictadas por Leonor de Albuquerque, puede conocerse dónde estaban instalados cada uno de los feriantes. En la actual calle de Padilla se encontraban los cambios y los que traían 'paños mayores'. En la paralela calle Maldonado, los lenceros y sederos. En Bernal Díaz del Castillo se situaban los plateros. En la Plaza Mayor, los silleros y freneros, joyeros, especieros, armeros, calceteros y jubeteros; mientras que en el centro de esta estaban los buhoneros y barberos.
En la actual calle Gamazo, estaban los comerciantes de pez, cera, rubia, esparto, sebo y aceite, mientras que en la Plaza del Pan y en sus inmediaciones, se ubicaban los peleteros y tratantes de paños 'menores' o de la tierra. Por otro lado, en la otra margen del río estaban situados otros muchos oficios y mercaderías: como herreros y caldereros, zapateros y mercaderes de cueros y cordobanes, albarderos, etc.
Varios siglos más tarde, estos oficios se encuentran representados en la localidad como un resquicio que su población no quiere perder. Y es que, bajo sus pies, los vecinos de Medina del Campo recuerdan la importancia económica que la villa tuvo en el siglo XV. En una de las reformas que se llevó a cabo en la Plaza Mayor, en torno a los años 80, el equipo de gobierno colocó unas pequeñas placas de metal simbolizando las ocupaciones que hubo en el municipio.
Cada placa está dedicada a uno de los gremios que participaban activamente en las ferias, como comerciantes de lana, tejidos, especias, metales, orfebrería, vinos, ganadería, entre otros. Además, ponen en valor el legado histórico de la plaza, pues está se convirtió en un símbolo del auge económico de la villa. Cada una de las chapas, indica el espacio específico que ocupaba un gremio durante estos eventos comerciales. No solo homenajea los oficios tradicionales, sino que también ofrece a los visitantes una perspectiva histórica de la organización y vitalidad económica de Medina del Campo durante su época de esplendor ferial.
Además, la Plaza Mayor de la Hispanidad es reconocida por ser la más grande de España, con una superficie de aproximadamente 14,000 metros cuadrados, lo que refleja la magnitud e importancia de las ferias que allí se celebraban. «Es la más grande, dentro del género de plazas mayores. Eso no quiere decir que haya plazas que sean más grandes que esta, pero no son de este género urbanístico», asegura Sánchez. Por otro lado, está considerada el precedente del género 'plaza mayor'. «Este proyecto de plazas regulares empieza en Valladolid, después del incendio en 1562, pero el antecedente en Medina en 1520 después de la Quema», explica el director del museo.
«El incendio de las comunidades arrasa con ella y se imponen una serie de normas que se hacen en la plaza para que sea un atajo de fuegos. Se hacen regulares para que se pueda acceder a la parte de arriba y haya unos cortafuegos entre los solares», puntúa Antonio.
Su plaza, además de ser testigo de un enorme incendio que acabó con ella, también ha albergado ceremonias reales como festejos con toros en la boda de Juan II y María de Aragón, así como también numerosas proclamaciones de reyes hasta el siglo XX.
En la actualidad, la Plaza Mayor de la Hispanidad Medina del Campo no solo es un testimonio de la rica historia comercial y cultural de la villa, sino también un espacio vivo que conecta a sus habitantes y visitantes con un pasado de esplendor. Las placas conmemorativas que adornan su suelo son mucho más que simples símbolos; son un recordatorio tangible del dinamismo económico y social que definió a la localidad en su apogeo.
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