El fuego quema parte del pinar al borde de las casas de Entrepinos en Simancas
Las llamas surgieron al saltar una chispa durante las labores de desbroce de una parcela y saltaron a los pinos hasta quemar en torno a 30 hectáreas
«El fuego ahora mismo parece controlado, aunque hay medios terrestres y agricultores realizando cortafuegos y se mantendrá un dispositivo durante toda la noche para intentar evitar que se reproduzca», explicaba a última hora de la tarde la teniente de alcalde de Simancas, Zulima Castillo, después de confirmar que el aparatoso incendio que arrasó en torno a treinta hectáreas en un pinar situado al borde la urbanización Entrepinos, así como a una hilera de chalés al otro lado de la carretera de Pesqueruela (VP-9000), no había afectado a las viviendas del entorno. El fuego surgió al filo de las cuatro de la tarde fruto, según todos los indicios, de «una chispa que pudo saltar durante las labores de desbroce de una finca» repleta de malas hierbas –allí hubo una granja que fue demolida hace dos o tres años–, situada frente a las pistas de pádel de la urbanización. Las llamas, avivadas por la sequedad del terreno y el viento –las rachas superaron los cuarenta kilómetros por hora–, hicieron que el fuego corriera inicialmente sin freno para adentrarse en el pinar, siempre en paralelo a la citada carretera provincial, al otro lado de las viviendas de Entrepinos, que se cubrieron de humo, pero que no se vieron afectadas por el incendio.
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«Había una cuadrilla de operarios limpiando precisamente una parcela para evitar incendios y, a pesar de que tenían los medios adecuados –mangueras...–, no pudieron evitar que el fuego se propagase con el viento» de este a oeste, confirmaron fuentes policiales y municipales. Las llamas «corrieron como la pólvora», ya en el pinar, a lo largo de un kilómetro hasta alcanzar, en este caso sí, las parcelas de una hilera de chalés situada en esa margen de la carretera de Pesqueruela. «Las llamas se nos han venido encima con el viento, pero hemos conseguido salvar nuestras casas», explicaban sus inquilinos mientras trataban de sofocar los últimos rescoldos con mangueras y cubos. En las labores de extinción participaron tres helicópteros, además de decenas de bomberos de la capital y cuadrillas forestales, que lograron controlar el fuego, que llegó a ser declarado de nivel uno –ante la previsión de que ardieran más de treinta hectáreas–, entre dos y tres horas después de su inicio.
«Hemos enviado más de setenta cartas este verano a propietarios de solares para que desbrozaran las parcelas por el alto riesgo de incendio», lamentó el alcalde, Alberto Plaza, quien confirmó que «todo apunta a que el fuego pudo producirse durante estas labores». El terreno en cuestión luce un cartel de una inmobiliaria (Solvia) y allí trabajaba una cuadrilla particular cuando comenzaron las llamas que enseguida se adentraron en el pinar.
La densa humareda, y la proximidad de las llamas a la calzada de la VP-9000, obligaron a los policías locales a mantener cortada esta vía para facilitar los trabajos de extinción. Decenas de vecinos siguieron la evolución de dichas labores entre una densa humareda visible desde la capital.
Algunos arbustos y poco más
«Se nos han quemado algunos arbustos y poco más», confirmaron más avanzada la tarde los vecinos de las viviendas situadas del lado del incendio, quien confiaban en que los medios de extinción permanecieran sobre el terreno durante la noche. Y así lo confirmó la teniente de alcalde de Simancas. «La previsión es de abrir cortafuegos de cara a la noche y mantener algún retén», apuntó. «Supongo que pasaremos toda la noche en vela», anticipa por su parte una residente. Hoy tocará hacer el balance de daños.
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