Lo que esconde la historia de la provincia de Valladolid
Los procesos de restauración en edificios religiosos han puesto al descubierto manifestaciones artísticas ocultas durante siglos
Durante cerca de cinco siglos los vecinos de Tordehumos han acudido a sus celebraciones religiosas en la iglesia de Santa María la Sagrada, donde se ... sentaban frente al bello retablo mayor renacentista para poner la mirada sobre sus pinturas y relieves, que les contaban, una y otras vez, milenarias historias como la Oración del Huerto, el Camino del Calvario, el Entierro de Cristo o la Muerte de la Virgen. No podían sospechar que detrás del retablo había palabras pintadas con caracteres góticos. La reciente restauración del retablo ha sacado a la luz aquellas palabras pintadas en la pared que quedaron ocultas como una especie de secreto que la historia no quisiera contar.
La restauradora del retablo, Diana Álvarez, explica que «cuando se acababa una iglesia, era normal realizar el retablo con pinturas murales, porque era más barato, hasta que se contrataba el retablo y las pinturas quedaban detrás». Las pinturas de Tordehumos han sido restauradas y documentadas antes de volver a instalar el retablo, que fue desmontado para su restauración. En algunos casos, cuando las pinturas tienen mucho interés, se busca una solución para que queden a la vista, según explicó la restauradora. Así por ejemplo, en el caso de la iglesia de Santa María del Castillo, en Madrigal de las Altas Torres, se decidió trasladar el retablo barroco a otro emplazamiento del templo para poner en valor las ricas pinturas murales del siglo XV que estaban ocultas.
Algunos de estos frescos también se encuentran detrás del majestuoso retablo mayor de la iglesia de Santiago de Medina de Rioseco, aunque para descubrirlas y fijarse en ellos haya que pasar por detrás, por el balcón que recorre toda la iglesia a la altura de los capiteles. Será el momento de observar, entre otras figuras, ángeles tocando instrumentos.
Son generalmente los procesos de restauración los que ponen al descubierto lo que ha estado oculto durante siglos, como ocurrió en Medina de Rioseco cuando en la restauración del retablo del Cristo de Castilviejo, en su ermita, aparecieron ocultos en el banco los restos de una escultura, posiblemente un Cristo, lo que hizo recordar la costumbre de otros tiempos de enterrar las imágenes cuando se deterioraban o perdían interés.
El escultor riosecano Ángel Martín ha descubierto algunos de estos secretos que la historia se quiere guarda para sí misma. En el tablero del paso de Semana Santa de La Piedad, en su renovación, encontró la firma de Eduardo Arenillas, el ebanista que realizó en 1888 las antiguas andas y la cruz que se dispone tras la imagen, así como algunos dibujos de las formas que después iba a tallar, e incluso «lo que parece ser su propio rostro», según detalla Ángel Martín, quien no dudó en incorporar al nuevo tablero tan valiosos testimonios. Algo parecido le paso con el tablero del paso del Ecce Homo, donde descubrió la firma de Juan Rodríguez Carretero, autor de las andas. En su calidad de restaurador, el riosecano lo encontró en un retablo de la iglesia de Santa María quien lo costeó. Martín tiene la costumbre de esconder en sus esculturas y obras periódicos y revistas del momento con el fin de que en un futuro lejano también supongan una sorpresa para quien los encuentre como testimonio de otros tiempos.
Otras veces los secretos se encuentran en el subsuelo, bajo los pies de las personas que viven en el lugar, ajenas a su inminente cercanía. Por eso, muchas veces salen a la luz, de la forma más inesperada, cuando se realiza algún tipo de obra. Es lo que sucedió hace años en el soterramiento de las tuberías del abastecimiento de agua para Medina de Rioseco y los pueblos de su entorno, cuando salieron a la luz, junto al camino de la ermita de Castilviejo, varias sepulturas con restos humanos pertenecientes a una necrópolis medieval. Entonces se documentó el hallazgo, que, por otro lado, estaba catalogado en el inventario arqueológico de Valladolid, y se volvió a cubrir de tierra con las oportunas protecciones.
En Villafrechós, unas obras de conservación en la ermita de la Virgen del Cabo son la que descubrieron un trozo de tela pintada, sin bastidor ni marco, que, tras su minuciosa restauración, revelaron un bello y valioso cuadro de La Piedad del siglo XVII, de gran parecido, en cuanto a composición y cromatismo, con el cuadro de Annibale Carracci, conservado en la National Gallery de Londres, 'Pietá. Le tre Marie', pintado alrededor de1604. Mientras tanto, son muchos los secretos que siguen a la espera de ser descubiertos.
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