La cordialidad brilla en la Diputación, la institución a la que buscan los municipios
Jesús Julio Carnero no acudió a la toma de posesión de Conrado Íscar, mientras que Vox envió a Carlos Pollán y a Irene Carvajal
De los 234 regidores (municipios y pedanías) de Valladolid, apenas un puñado puede presumir, y no lo hará en voz muy alta, de tener suficiente ... personal para gestionar toda la burocracia que conlleva un ayuntamiento. Quitando los más grandes, que son unos pocos, la gran mayoría necesita a la Diputación como ese ente capaz de echar una mano, de conseguir tramitar una ayuda o una subvención, de poner fondos para esa depuración de aguas residuales que es, desde hace lustros, uno de los grandes problemas pendientes de la geografía de la España vacía. Pueblos que comparten un trocito de secretario con alcaldes que no cobran pero trabajan para sus vecinos.
Por eso la Diputación Provincial es, dentro del sistema institucional, el organismo de los consensos. Donde la unanimidad es un hecho político habitual y no una excepción. Porque los clientes son los municipios y sus necesidades son muy comunes. Todos los discursos ofrecieron 'la mano tendida', la intención de hacer una política constructiva, especialmente la oposición, y buenas palabras. Conrado Íscar recitó su programa político y los demás le exigieron, con buenas palabras, hechos.
Al presidente de la Diputación le acompañó su familia, con quienes pudo hacerse esa foto que se compara con la de cuatro años atrás y te hace suspirar un 'qué rápido crecen'. Conrado Íscar, que vivió una investidura de 2019 repleta de nervios y emoción, estaba esta vez más tranquilo. Cuatro años de mandato y una mayoría absoluta dan para eso. Su discurso, seis folios, fue una declaración programática. A su lado, sin embargo, no estaba esta vez quien le dio la alternativa en una imagen que ya es historia de la Diputación, Jesús Julio Carnero. El ahora alcalde de Valladolid no se acercó hasta el Palacio de Pimentel. En su agenda tenía la Junta de Portavoces de 9 a 10 y una reunión con la Academia de Cine de 11 a 12. El acto de la Diputación empezaba a mediodía.
Vox sí que envió representación. Doble. Carlos Pollán, presidente de las Cortes, llegó con tiempo al acto y poco después apareció Irene Carvajal, teniente de alcalde de Valladolid y concejala de Cultura. Su partido cuenta con dos diputados que, aunque no han conseguido el objetivo de ser decisivos, como sí lo son en el Ayuntamiento y la Junta, suponen refrendar el crecimiento del partido en el territorio. Mario de Fuentes, de hecho, realizó una intervención bastante exigente con el Gobierno entrante, al que marcó unas líneas que van a ser su guía de trabajo y oposición durante el mandato. De la Junta de Castilla y León se pasaron dos consejeros. El de Presidencia, recién nombrado en sustitución de Carnero, Luis Miguel González Gago, y la de Movilidad y Transformación Digital, María González Corral.
En los discursos se enredó un poco Víctor Alonso, el portavoz del PP, que se fue largo para lo que se estila en el grupo al que pertenece el presidente recién nombrado. Recordó los tiempos en que en Fombellida, siendo él niño, pusieron un primer tobogán, y cómo desde entonces han crecido los servicios mientras disminuía la población. La paradoja asfixiante del medio rural.
El Pleno comenzó con la Mesa de Edad, que conformaron la edil del PP de Peñafiel Yolanda Burgoa, la más joven de los diputados de la sala, y el concejal de Toma la Palabra, Julio Pereda, de Tudela. Les acompañaba la secretaria general, Carmen Lucas. Los saludos de quienes iban pronunciando su juramento se convirtieron de pronto en un saludo con dos besos. «Para eso eres de mi pueblo», justificaba el regidor de Alaejos cuando le tocó saludar a la secretaria. Su compañero Luis Javier Gómez Potente, de Tudela, fue el único que alteró el juramento del cargo. Cuando le tocó prometer «con lealtad al Rey» añadió: «Y al pueblo soberano».
Hubo pincho, fotos con las familias, con otros alcaldes, charlas distentidas y hasta gestos de buen humor entre los portavoces rivales. Unos toldos colocados sobre el patio central del Palacio de Pimentel ayudaron a que la jornada fuera menos tórrida y más llevadera que la que se vivió hace doce días en el Ayuntamiento de Valladolid. A partir de aquí, cuatro años de Gobierno para Conrado Íscar, que sumará ocho al frente cuando concluya el mandato, lo que le equiparará con su antecesor, Jesús Julio Carnero.
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