Castromonte: «Frenar la despoblación y aumentar la calidad de vida»
«Un hito en nuestra historia fue cuando el 3 de diciembre de 1954 en el BOE se declara de utilidad pública la concentración parcelaria»
Todos los pueblos tienen su historia y Castromonte lucha por recordar y no olvidar su pasado conservando su patrimonio cultural y promoviendo proyectos atractivos que dinamicen la vida tanto de los vecinos como de los que nos visitan.
Un hito en nuestra historia fue cuando el 3 de diciembre de 1954 en el BOE se declara de utilidad pública la concentración parcelaria. Con ella, se forjaría el arquetipo del nuevo hombre rural agricultor, trabajador y conservador. La agricultura familiar generaba empleos para trabajadores del pueblo y por personas procedentes de poblaciones cercanas. En aquellos tiempos los pueblos estaban bastante poblados, como lo demuestra que la escuela de Castromonte tuviera 80 niños; pero ya al final de la década de los 60 se produce un acelerado cambio social por la modernización de los trabajos agrícolas y se va perdiendo población con la emigración de trabajadores a la ciudad.
Durante años, la vida en Castromonte no difería mucho de los pueblos de alrededor. Con la llegada de la democracia fueron unos años marcados por el optimismo y el estímulo creativo. Pero el acelerado proceso migratorio del campo a la ciudad y el crecimiento vegetativo negativo provocan una gran pérdida de población e implícitamente de sus servicios hasta incluso cerrar la escuela por falta de niños.
Actualmente, Castromonte vive un cambio continuo y podemos tener la sensación de transformación o cambio de identidad. En 2007, aprovechando la cercanía de la central y la subestación eléctrica de La Mudarra, empresas productoras de energía renovable se interesan por la zona y se empiezan a instalar parques eólicos que provocan, tanto a los agricultores afectados como a las arcas municipales, un aumento de ingresos económicos.
Noticia Relacionada
Consulte nuestro especial Municipalismo. Memoria Viva de Castilla y León
Si partimos de que estos pueblos carecen en su mayoría de recursos propios para mantener los servicios mínimos esenciales, estos ingresos provocan un cambio de estrategia con la capitalización de recursos locales. El envejecimiento, la despoblación, la ausencia de gente joven que no quiere trabajar aquí, las rigurosas condiciones climáticas, la tremenda pandemia que estamos sufriendo con resignación…, a pesar de constituir un serio óbice para mirar con optimismo el futuro, no impiden que se estén haciendo inversiones sostenibles para incentivar nuestras fortalezas, como el turismo en el medio natural, acondicionando senderos, restauración o viviendas; inversiones que nos permiten frenar la despoblación y aumentar la calidad de vida de nuestros vecinos.
Deseo lo mejor para mi pueblo y acertar en mi trabajo para generar alternativas de futuro.