Martín Plater, Daniel Echezarreta, Jorge García y Daniela Collantes, alumnos de Bachillerato del instituto Safa-Grial. Alberto Mingueza

Valladolid

Profesores, ante la nueva PAU: «Comenzamos el curso sin saber nada del examen pero llegan preparados»

Los alumnos encaran la recta final de estudio en un año que comenzó con la incertidumbre por la estructura de la prueba y los contenidos

Sergio García

Valladolid

Lunes, 26 de mayo 2025, 06:40

La clase está llena, apenas hay unos pupitres vacíos. Los alumnos miran a los cuadernos, anotan, preguntan y, también, comentan entre ellos. En la pizarra ... hay números, letras que se organizan en varias líneas, y también dos términos. Sistemas y Teorema de Rouché. Quizá ahora son palabras que suenan lejanas para muchos, pero antes de hacer la Prueba de Acceso a la Universidad son conceptos que tienen que estar bien candentes en el cerebro de los alumnos de segundo de Bachillerato. Los de este aula del instituto Safa-Grial están en esas. Queda una semana para que comience la selectividad, graduación mediante, y hasta entonces hay que repasar. Y eso es lo que están haciendo en clase, una suerte de lección de refuerzo. «Las clases han terminado, pero se prepara este repaso. Las que son más prácticas están llenas, las teóricas al final se pueden estudiar en casa», dice Teresa Díez, profesora de Lengua.

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Uno de los pupitres lo ocupa Jorge García, estudiante de Bachillerato Científico. «Lo que peor llevo son las matemáticas», confiesa. Vamos, que la clase de refuerzo le ha venido bien. «Este repaso me está sirviendo bastante. Hay que dedicar tiempo, si hay ejercicios que no salen al principio, aplicar lógica. Cuando entiendes los conceptos básicos te das cuenta de qué estás haciendo mal y que tiene que haber otra forma para hacerlo», explica este futuro estudiante del doble grado de Relaciones Internacionales y Administración de Empresas. «Necesito un doce, pero tengo claro el campo dónde quiero estar, si no me da la nota, tampoco voy a sufrir por ello, simplemente entender que a lo mejor debería haber hecho más».

El apunte lo hace ahora su profesora. «Lo tienen dominado, lo han hecho muchas veces, intentamos que ellos vayan lo más tranquilos posible, es la forma de hacerlo para no caer en faltas que se puedan evitar, pero a veces a pesar de tener mil trucos. Pueden estar nerviosos e ir deprisa». Esto, este año es más importante por las faltas de ortografía, donde se pondrá más atención a la hora de corregir las pruebas. Un máximo de un punto en todas y hasta dos en el examen de lengua, que además es el primero que se hace. «Yo utilizo cinco bolígrafos rojos al año para corregir. También les quito puntos en los exámenes durante el curso». ¿Y las más repetidas? «Las tildes, usar la 'h' en expresiones como voy a estudiar o similares, están constantemente en los exámenes». Pues ahí, estudiante, atención.

Este año, la renovada PAU tendrá más preguntas abiertas a desarrollar y analizará la capacidad crítica de los estudiantes

Parece que los alumnos responden y lo tienen en cuenta. «Compañeros que lo llevaban peor han pedido ejercicios extra para corregir esto, también nos han ayudado a mejorar la presentación y leer ayuda mucho», apunta Daniela Collantes, quien también estudia el Bachillerato Científico. Un mensaje de esfuerzo que también comparte su compañero de la rama de Humanidades, Martín Plater. «El estudio son horas y horas, dedicar tiempo. Pero primero tienes que tener la información necesaria para poder entenderlo, memorizar sin comprender no sirve para nada», comenta el alumno, que quiere estudiar Educación Primaria en Valladolid.

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Los profesores, Teresa Díez, Pablo Cano y Luis Fernando Ruiz. Alberto Mingueza

Precisamente escapar de la pura memorización es lo que busca el nuevo modelo de selectividad que se estrena este año. Entre las novedades que invitan a la reflexión se encuentra una pregunta en el examen de historia de España que de alguna forma se puede definir como un comentario de texto. «Se elige una fuente histórica que puede ser un texto o una imagen, y que en esta asignatura, donde los hechos sucedieron de cierta forma y en cierta fecha, sí que da la posibilidad de dejarse llevar más, relacionar conceptos y eventos», explica Pablo Cano, profesor de historia de España.

Dificultades en la preparación

Son pequeños pasos que se dan para buscar un modelo competencial y que también tienen su efecto sobre los contenidos que se dan en clase. En el caso de historia, se ha ampliado el temario casi hasta la actualidad y se ha quitado la parte anterior a la llegada de Roma a la Península Ibérica. Además, el modelo ahora obliga en cierto modo a estudiar más contenido, sin la posibilidad de descartar tanta materia como en el último modelo de selectividad. «Los alumnos siempre se comparan con otros hermanos mayores, viendo que ellos tuvieron que estudiar un poquito menos porque podrían excluir más. Pero se adaptan a la situación y así lo hacen. Tienen la seguridad de trabajar con una serie de respuestas más o menos cerradas».

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Por ejemplo, para ese comentario de texto, los centros educativos cuentan con un listado de referencias. «Ha sido interesante ver cómo los alumnos respondían a este nuevo formato que propone algo más razonado, que tiene ese pequeño margen de creatividad para que puedan adquirir una serie de habilidades que en teoría es hacía dónde la educación va a caminar». Otra novedad. Las preguntas buscan tener contenidos más cercanos a la actualidad de los propios estudiantes. Esto por ejemplo se refleja en que han desaparecido términos históricos como Juan Carlos I, quien ha sido sustituido por su hijo, Felipe VI. «A los alumnos les resulta curioso», apunta el profesor.

La preparación no ha sido tan sencilla para la asignatura de lengua. «Cuando comenzó el curso, que no sabíamos nada -los estudiantes se manifestaron para reclamar más información sobre el examen- y nos dijeron que todo igual. Entonces claro, literatura eran diez temas organizados en movimiento, autor y obra característica», explica Teresa Díez. ¿Qué sucedió? «Que llegamos a diciembre y nos mandan un formato en el que de no entrar ninguna lectura ahora son 16 libros, aunque luego lo rebajaron a ocho. Las vacaciones de Navidad fueron para rehacer todo el temario, ha sido mucho trabajo para que lo asimilen, porque también cambian las opciones de sintaxis y morfología, ahora tienen menos opciones para elegir», responde la profesora.

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Capacidad crítica

También lo han notado los alumnos. «Organizarse ahora es fácil, el problema lo hemos tenido durante el curso. La mayoría de los planteamientos los hemos tenido casi en el tercer trimestre. He sabido que tenía que estudiar a Baroja en febrero», asegura Daniel Echezarreta, estudiante del Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales en el Safa-Grial. Pero con dificultades, todos estos alumnos del instituto se ven preparados para afrontar la selectividad. Cada uno con sus métodos, como ponerse en la piel de un profesor y dar clase. «Mis peluches están hartos de que les enseñe», bromea este alumno.

La fase general de la prueba la cierra -además de una lengua extranjera- el examen de historia de la filosofía. El profesor de esta asignatura en el Safa-Grial es Luis Fernando Ruiz. «Al principio estábamos temerosos por los cambios, porque pensábamos que iban a ser grandes, pero tampoco ha impactado tanto. Ha cambiado un poco el tema de las preguntas optativas que hay respecto al texto, pero al final no ha cambiado tanto», explica. Durante el curso también ha utilizado los modelos cero y los exámenes los ha confeccionado con la misma estructura de los de la Prueba de Acceso a la Universidad. «Hemos hecho mucho énfasis en clase en esas preguntas, en cómo ellos podían hacerlas para estar tranquilos en junio».

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¿Y sobre los contenidos en el aula? «Poco cambio, han entrado algunos autores y hay otros que adquieren más importancia que en otros años. Además, para evitar la memorización pura, en clase intentaba incidir en algunas cuestiones para que entendieran que la filosofía es algo que tiene que ver con ellos», explica el profesor. La PAU de este año comenzará la próxima semana, el 3 de junio. Lo estudiantes todavía tienen por delante unos días para rematar. Y resume uno de los alumnos del instituto. «El trabajo ha sido durante meses, ahora solo queda el último arreón».

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