La Policía investiga el asalto a 78 trasteros en el barrio vallisoletano de Parquesol
Ocurrió en la madrugada del pasado 16 de octubre cuando reventaron las cerraduras y puertas pero sin llevarse nada
Los vecinos de cinco portales del barrio de Parquesol siguen desconcertados por un suceso ocurrido hace 16 días, y que por el momento les está generando quebraderos de cabeza con las compañías de seguro y los reparadores domésticos que no acaban de llegar.
Y es que nada menos que 78 trasteros, que se encuentran en tres sótanos de dos edificios contiguos, fueron forzados de noche por una o varias personas, causando daños en las cerraduras y puertas, pero sin que los propietarios hayan indicado a la Policía que han sido víctimas de la sustracción de los objetos depositados en estos espacios, que tienen una superficie de unos tres metros cuadrados cada uno.
Los hechos, que han sido denunciados por el administrador de la comunidad de propietarios de los inmuebles de paseo Ciudad de la Habana 5 y calle Amadeo Arias números 26, 28, 30 y 32, se produjeron en la madrugada del 16 de octubre cuando personas desconocidas destrozaron los bombines de los 78 habitáculos.
Según explican varios de los residentes, los asaltantes no forzaron las cerraduras de las puertas de las tres plantas, por las que se accede a la zona de los trasteros.
«Para llegar a los sótanos hay que disponer de las llaves de acceso a los portales principales, así como las de las puertas de entrada y salida directas a la calle de Amadeo Arias, próxima a la plaza Mayor de Parquesol», explica un residente.
Los edificios fueron construidos hace más de 20 años, y aunque los trasteros se mantienen vinculados a los propietarios de los pisos, en algún caso han pasado a manos diferentes o están arrendados.
Denuncia en comisaría
En la denuncia presentada en la tarde del pasado 16 de octubre en la Comisaría de Las Eras se asegura que los propietarios no han echado nada en falta, aunque sí se han producido en algunos casos destrozos para acceder al habitáculo.
En la planta sótano primera, los asaltantes tuvieron la «paciencia» de ir puerta por puerta hasta reventar el embecelledor de cada bombín de la cerradura, así como la manilla.
«En mi caso, que tenía una bicicleta y otras cosas en cajas, me han roto la puerta y arrancado una parte del marco interior. Ahora estoy realizando guardia todos los días ya que están las cajas y otros objetos a la vista y sin protección. Llevó días esperando para que venga un albañil enviado por la compañía, para que me coloque la puerta nueva. Han tenido que utilizar martillos para reventar los bombines, porque no salen fácilmente», explica Jesús.
Ni árboles de navidad, ni herramientas, ni zapatos, ni botellas de vino, ni equipos electrónicos viejos. Todos estos materiales, que se bajan habitualmente a los trasteros, no han salido de estos espacios por lo que este asalto múltiple, que debería de ser tipificado como un robo con violencia, se ha quedado, por ahora, en un delito de daños que supera en su conjunto más de 20.000 euros en un primer balance.
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Solo sustituir cada una de las cerraduras cuesta unos 90 euros. «Todos los días viene personal de las compañías para evaluar los desperfectos», relata un perjudicado.
Los importes serán abonados por las compañías de seguros a aquellos propietarios que tengan suscritas pólizas donde se incluyan estas minúsculas superficies.
Según explican fuentes policiales, el Grupo de Robos de la Comisaría se ha hecho cargo de la investigación. La jornada en la que se presentó la denuncia, miembros de la Policía Científica se presentaron en los edificios para tomar huellas y buscar algún tipo de indicio que permita identificar a los autores.
También han tomado las marcas dactilares de algún dueño para descartarla al compararlas.
Según indican los vecinos, hace cinco meses rompieron tres puertas de trasteros en uno de los portales, para llevarse una moto de competición de uno de ellos.
«Sabían a lo que venían y que su dueño la guardaba en el trastero», explica un residente, que añade que tuvieron que subirla hasta la calle para sacarla y llevársela. La paciencia y destreza de los asaltantes les llevó incluso a romper las dos cerraduras que tenía alguno de los trasteros. Pero no sustrajeron nada.
Luis Ó., que vive en un piso de Ciudad de la Habana, apunta que para bajar a la planta de los trasteros hay que disponer de una llave especial que se introduce en el ascensor.
El administrador ha colocado un cartel en el acceso a los portales en donde ruega a los propietarios que mantengan siempre las puertas cerradas por «la seguridad de todos».
Especulaciones vecinales
Sin mayores datos que lo sucedido hace tres semanas, y las denuncias presentadas en la Policía, las especulaciones se han disparado en los cinco portales.
«Si no se han llevado nada, es que no encontraron lo que buscaban, y por eso reventaron todos los trasteros», dice un vecino.
Mientras que fuentes policiales barajan distintas hipótesis –desde el cabreo o venganza de un residente contra el resto de los moradores, hasta un 'rito de aprendizaje' para futuros asaltos–, algunos de los afectados especulan con que determinado trastero se hubiera convertido en depósito de sustancias estupefacientes, o de otros objetos comprometedores.
«Perfectamente un espacio en un sótano sirve para guardar una cantidad para distribuirla luego», dice un residente.