De la pobreza individual a la falta de recursos en familia en Valladolid

«Antes atendíamos, sobre todo, a personas individuales, pero ahora recibimos cada vez más peticiones de ayuda por parte de familias que se han visto sin recursos en los últimos años», resume María Jesús Fournier, la responsable de una ONG que cumple ya trece años de vida y que desde noviembre ha recuperado sus cafés solidarios en las inmediaciones de la estación de autobuses cada martes y domingo por la noche.

Asalvo, que en la actualidad reúne a estudiantes de la Escuela de Arte, el instituto Zorrilla y el colegio Lourdes, ha organizado estas Navidades una batería de actos solidarios para intentar dibujar una sonrisa en personas y familias que «lo están pasando realmente mal». El pasado lunes, sin ir más lejos, celebraron una comida navideña para doce familias, en su mayoría con niños, a los que juntaron en torno a las mesas de la Casa de Galicia.

«Nos llegan muchas familias que no llegan a fin de mes y a las que intentamos aportar nuestros granito de arena con pequeñas ayudas para comprar, incluso, el jabón para fregar los platos o pagar las facturas de la luz o el gas», resume la portavoz de Asalvo, quien lamenta que «cada vez son más las solicitudes que recibimos tanto de familias como de personas sacudidas por la crisis para este tipo de ayudas de cuestiones básicas como pagar el dentista, comprarse unas gafas o abonar los recibos».

La asociación estudiantil atiende ahora de manera directa a medio centenar de indigentes, en su mayoría usuarios del albergue municipal, y en torno a una docena de familias. Antes de la pandemia llegó a superar el centenar de personas a las que asistían. «Vamos poco a poco recuperando nuestra actividad e intentamos implicar a más centros educativos de la capital», explica María Jesús.

Los integrantes de Asalvo, por ahora, han vuelto a ofrecer su ya tradicional café solidario a los pies del viaducto del Arco de Ladrillo, donde medio centenar de personas sin recursos reciben una bebida caliente, unas pastas y, sobre todo, algo de compañía y atención para escuchar sus necesidades y, si se puede, recibir las ayudas directas que desde hace más de dos lustros ofrece la ONG. Los martes (20:30 horas) acuden allí los alumnos de la Escuela de Artes y del Zorrilla y los domingos (21:00 horas) se encargan del encuentro los estudiantes del Lourdes.

Asalvo, además, va a celebrar este martes por la noche su también tradicional cena navideña en el comedor social de La Milagrosa (Delicias), donde prevé reunir a sus usuarios habituales -medio centenar- en torno a una mesa en la que no faltaron regalos útiles y viandas tradicionales para personas que carecen de lo más mínimo para su día a día.

Y ya en enero, el día 3 (martes), la entidad benéfica tiene previsto alquilar por la mañana una sala de los cines Casablanca para ofrecer tanto a sus usuarios individuales como a las familias (con niños) a las que asisten la posibilidad de ver una película y de celebrar una «pequeña fiesta de Reyes con regalos para los más pequeños, un chocolate y roscón para todos». «El ocio es muy importante y la mayoría de las personas a las que atendemos nos cuentan que en muchos casos hace años que no van al cine», explica María Jesús Fournier.

Mercadillos navideños (en los Filipinos), lotería y donaciones de empresas y particulares sostienen el retorno, con más fuerza que nunca, de una entidad benéfica que cumple ya trece años de actividad solidaria en Valladolid.