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Palabra y diálogo para transformar la sociedad
El Lava acogió ayer la sexta edición del TEDxValladolid, en la que participaron Guillem Anglada, Leo Harlem, Lola Eiffel, Mariano Sigman, David Galán (Redry), Carmen Jiménez, Sergio Álvarez-Teleña y Ángela Ibáñez
La conversación funciona. Como antídoto. Ojo, conversación entendida como diálogo, no como la oposición de dos monólogos a gritos, esa polarización que lo ha inundado todo. Conversación auténtica, cabal, dispuesta a escuchar las ideas del otro y a razonar en torno a ellas. Pero para conversar hay que ser valiente. «Tenemos miedo a conversar», explicaba desde el punto rojo de TEDxValladolid Mariano Sigman, neurocientífico, que brindó un experimento que, por qué no, se puede intentar replicar desde aquí y del que él y sus colegas de investigación han extraído una conclusión asombrosa. Cuando se pone a conversar a personas con ideas opuestas sobre un dilema moral, «uno de cada dos grupos son capaces de llegar a algún tipo de consenso».
(Sí, pueden pensar en Cataluña. Pero piensen si alguien está conversando realmente).
Mariano Sigman puso a prueba a la audiencia con tres cuestiones de difícil respuesta
Carmen Jiménez, gitana y universitaria, se encontró de pronto ante dos muros
Sigman brindó unos dilemas a los que enfrentó a las cuatrocientas personas del público que, por sexto año, abarrotó el LAVA para acudir a este evento. ¿Quieren participar? Necesitan un papel y un boli y otras dos personas. Prueben con alguien distinto.El camarero del bar al que van siempre, el que les guarda el periódico. O el señor que está al lado consultando el teléfono. Y respondan, en diez segundos, de 0 a 10, a estos dilemas. Un cero significa que les parece aborrecible. Un diez, que es magnífico.Y luego evalúen, de 0 a 10, con qué seguridad apoyan su propia propuesta.
Primer dilema. «Una empresa ofrece un servicio: editar genéticamente un embrión para que los padres puedan seleccionar no solo los ojos y la altura de su hijo, sino su grado de competencia social y otras características no relacionadas con su salud». ¿Abominable o perfecto?
Segundo dilema. «Dos hermanos se sienten atraídos y deciden, en completo consenso, mantener relaciones sexuales.Lo hacen de manera cuidada, lo disfrutan y deciden no volver a hacerlo». ¿Está bien o mal?
Tercer dilema. «El presidente del país es un líder excelente, un gran gestor y logra un nivel de bienestar sin precedentes, pero se descubre que se ha enriquecido por un asunto de corrupción. Se procede a enjuiciarlo y eso supone quitarlo del cargo. Meterlo preso, ¿es perfecto o no?».
«Hay que hablar más cara a cara, olvidar el móvil un día», arengó con humor Leo Harlem
Lo habitual es que las posiciones oscilen pero no se sitúen en los extremos. O que se marque un 0 ó un 10 pero con reservas. Pues aun así, según los experimentos de Sigman, aunque usted y sus compañeros de test marquen respuestas opuestas, radicales, si se ponen a hablar, perdón, a conversar, hay un 50% de opciones de que lleguen a un acuerdo.
Esa fue la demostración empírica, en directo, del poder del diálogo entre los seres humanos. Aunque en realidad el resto de las charlas TEDx que propuso ayer Belén Viloria en un evento que se ha convertido en referencia cultural en España ya habían demostrado esa capacidad de las palabras para unir y transformar. Para crear.
Ángela Ibáñez reniega de tener que ser una «heroína» por tener discapacidad
David Galán 'Redry', maestro y escritor, ha vivido en primera persona una de esas creaciones-transformaciones. Sus versos sobre fondos de fotos en Instagram consiguieron que sus versos encontraran lectores. Que lectores pasaran a ejercer de escritores. Que los papeles se alternaran y confundieran hasta crear «grupos poéticos en las ciudades». ¡En un país en el que solo el 1,2% de lo que se lee es poesía! «Las librerías se llenan de autores que empezaron en las redes sociales, que empezaron a escribir en blogs, Twitter e Instagram».
Que encontraron al otro actor de la comunicación en el enmarañado mundo de las redes sociales.
Y es que las palabras tienen poder. A veces para herir. Carmen Jiménez lo sabe. «Trapacero». Unos niños gitanos, como ella, salen en la pantalla. Trapacero aparece como definición de gitano en el diccionario. Ponen cara de «no sé qué es esto» y una voz femenina les invita a buscar en el diccionario. «Que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto».
«Eso es mentira», dice uno de ellos con cara de susto. «Cualquier puede engañar», dice otro.
A ella le decían cosas peores. Ella era una gitana que quería seguir estudiando. Una extraña en dos mundos. «Apayada», le decían en su entorno familiar, social. «El pañuelo, el luto», era todo lo que sabían de los gitanos sus compañeros de la universidad. Un compañero fotógrafo, Jonathan Tajes, oyente ayer en TEDx, le hizo fotos para una entrevista.«Es muy tímida», cuenta. Y sin embargo demuestra haber tenido una fuerza descomunal para cambiar, con el lenguaje, la sensación de vivir entre dos muros. «Aprendí a transformar las palabras y el lenguaje para poder vivir en ambos mundos». Porque en un examen oral no puedes soltar un«chacho», dijo. Y consiguió provocar un cambio emocionante. Brutal. Con todos los obstáculos que encuentran siempre los pioneros, sumados a los propios de las mujeres, más los de las minorías étnicas. «En mi comunidad cambiaron el 'para qué estudias' por 'Carmen, cómo puedo reclamar la custodia de mis hijas'. En el entorno universitario cambiaron el 'no te casarás con un gitano, ¿no?', por un 'hay payos más machistas que cualquiera'».
¿Y el diálogo con máquinas o extraterrestres?
Inquietante. Sergio Álvarez-Teleña puso en un brete a la audiencia. Cuando la inteligencia artificial llegue a la fase de generalización –ahora es especializada– dará el salto a la superinteligencia. Para entonces, o hemos definido ya nuestra relación con ella o nos superará. Deberemos «inyectar conocimiento del humano en las máquinas». Según él, «para salir bien parados del mundo de la inteligencia artificial deberemos seguir siendo creativos, debemos seguir siendo humanos». Pasado el susto, Guillem Anglada-Escudé planteó otra dificultad. ¿Qué haremos cuando hallemos otras civilizaciones en la galaxia? ¿Podemos comunicarnos con ellas?
Ahora su hermano mayor estudia para sacarse el graduado. «Sigue mi ejemplo». Y otras gitanas estudian Magisterio y Trabajo Social y Derecho. «Si una gitana se empodera será la que transmita a sus hijos la educación en igualdad».
Y se la transmitirá comunicando. Conversando.
Una conversación que necesariamente debe incluir a todos. Ángela Ibáñez, criminóloga, actriz y sorda, recordó que aquí no se trata de ser héroes, como muestran esos bonitos y emocionantes anuncios con historias de superación personal. Ni tampoco inferiores, como pretendían los nazis. «Hay más de un millón de personas en España con discapacidad auditiva o sordera», explicó con lengua de signos mientras su intérprete colocaba el tono exacto a sus palabras en una simbiosis impactante. «Es bonito incluso escuchar historias de superación, pero toda esa ilusión se puede convertir en obligación de tener que ser una persona sobrehumana, en sentimiento de culpabilidad porque si no lo consigo es porque no me esfuerzo lo suficiente... No, lo más importante es que ninguno nos sintamos ni inferiores ni sobrehumanos y que la sociedad en general nos vea de la misma forma».
Leo Harlem, que cerró el evento, puso humor a su mensaje pero eso no evitó que llegara nítido, sin interferencias. «Hay que hablar más, cara a cara.Olvidarnos del móvil o de la tableta un día, o una tarde». Para recuperar la conversación como arma. ¿Contra qué? La intolerancia, la ignorancia, el egoísmo, la insolidaridad, el desconocimiento, la falta de empatía... Anímese, haga el test de Mariano Sigman. Quizá se sorprenda.
Cuando la neutralidad es solo una excusa con trampa
Una de las charlas TED proyectadas en el evento –siempre se ponen dos del evento madre– fue la del periodista mexicano Jorge Ramos. Es aquel periodista que se plantó ante Donald Trump, en plena campaña electoral, para decirle que mentía respecto a los inmigrantes. Que solo un 3% de los indocumentados han cometido delitos graves en Estados Unidos, por el 6% de los estadounidenses.Que no podía construir un muro.Que los mexicanos no eran solo«violadores que traen drogas». Le echaron de la sala.No le permitieron preguntar, mientras Trump ponía cara de asco. «No podía ser neutral ante eso», defendía Ramos en Vancouver. «La neutralidad es una excusa para escondernos de la responsabilidad de cuestionar y desafiar a los que tienen el poder, para eso sirve el periodismo», arengó.