Un padre y un hijo vallisoletanos, a la conquista del Mont Blanc

El origen de este sueño viene de lejos. En el año 2006 Luisma subió al Mont Blanc en solitario y desde entonces ha tratado de inculcar a su hijo la pasión por la montaña y en especial, por esa gran montaña alpina. Ahora ambos han decidido que era el momento de cumplir ese reto pendiente. «Yo le decía a mi hijo que no lo podíamos dejar demasiado, porque voy cumpliendo una edad y quiero que el cuerpo me responda», cuenta entre risas el progenitor de los Guerra. Él es muy consciente de los retos físicos que conlleva una ascensión de esta magnitud. Su hijo Álvaro, no estaba acostumbrado a entrenamientos demasiado intensos, sin embargo, la motivación de superar junto con su padre los 4.805 metros que hay hasta la cima, le ha dado la ilusión y las ganas necesarias para prepararse a fondo para el gran ascenso.

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Este verano, el 7 de julio, llegarán a Chamonix, Francia, donde comenzarán un proceso de aclimatación esencial para evitar problemas de altitud. La ascensión se realizará a través de una ruta poco masificada, pero con mayor dificultad técnica. Serán varios días de esfuerzo físico y mental en los que padre e hijo compartirán cada paso, cada aliento y cada instante de la experiencia. «Seguiremos la ruta de los Cuatromiles, que es más técnica y salvaje que la ruta clásica de Gouter, que es por la que suben cientos de personas cada día. Creemos que merecerá la pena», cuentan ambos.

Esta aventura no será solo una experiencia personal sino también profesional. Álvaro es un videógrafo especializado en la realización de documentales de surf y está decidido a aprovechar su saber hacer con la cámara para grabar un documental sobre esta épica ascensión, que presentará a distintos festivales de cine. «La historia es potente», asegura este joven, que está ultimando todos los detalles. Ya tiene planificadas las tomas y está en proceso de grabación de la primera parte de la cinta en la que explican el porqué de la aventura. «Grabar en alta montaña será un reto logístico por el peso del equipo y las condiciones extremas. Lo más importante es no comprometer nuestra seguridad. Todavía estoy decidiendo cómo haré las grabaciones porque no será fácil estar atento a la subida y a la vez a la cámara. Va a ser todo un reto«, señala Álvaro.

El desafío de escalar el Mont Blanc es mucho más que un simple viaje para los Guerra. Para ellos es un fortísimo símbolo de superación, de amor y de enfrentamiento con los propios miedos. Al mismo tiempo, también será un legado que quedará para la posteridad. No en vano el documental llevará por título 'Mont Blanc: La herencia de la cima'. «Para mí ésta va a ser una experiencia muy fuerte, principalmente por mi edad. Aunque me encuentro bien físicamente, a veces me entran dudas. Estoy muy ilusionado y sólo espero que el cuerpo me responda porque la altitud es muy grande y el esfuerzo es máximo. Siento mucha responsabilidad como padre, porque no quiero fallar a mi hijo», confiesa Luisma con un brillo en los ojos. «Para mí también es muy potente hacer algo así con mi padre. Creo que si no lo hiciera me quedaría con el remordimiento de no haberlo intentado porque lo llevamos hablando desde que yo era pequeño. Además, también está el reto personal de demostrarme a mi mismo que con esfuerzo puedo lograrlo», prosigue Álvaro refiriéndose al profundo significado emocional de esta aventura.

Luisma y Álvaro Guerra están preparándose a fondo para emprender el reto de sus vidas. Un viaje que les llevará a la cima del Mont Blanc al tiempo que les permitirá explorar y compartir su historia con el mundo.