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Andaba por allí Rafael Monedero, un clásico del comercio vallisoletano, que recuerda el año 2006, los empleados que tenía, las tiendas, la facturación, y te ... hace un gráfico verbal en un pispás con la evolución hasta hoy, el cambio de la logística y el ajetreo de final de año. Y sentados en el 'patio de butacas' del salón de recepciones, los ganadores de los concursos de escaparates navideños y de fotografía. Y si Monedero representa al comerciante con trienios -con décadas, más bien-, arraigado en el paisaje, los ganadores de los dos primeros premios tienen en común que son empresarios de nuevo cuño. Y ambos, después de que muchos años de trabajo en la tienda les hayan animado a coger el relevo tras la jubilación de los dueños.
Sandra Calvo Martín y Yolanda Bécares García, junto a un compañero, se pusieron al frente de Visual Óptica, en la calle Mantería, en enero de 2024. Y despiden el primer año de empresarios con un primer puesto que les reporta 1.000 euros de premio. «Somos una empresa nueva, éramos trabajadores y hemos cogido la óptica en enero de este año», dice Yolanda y ambas cuentan, casi al alimón, superponiéndose en perfecta coordinación, que llevan trabajando en la tienda 17 y 18 años. «Y el compañero que se ha quedado en la óptica, toda la vida», apostillan.
«La empresa había participado antes y ganó un segundo premio hace años», recuerdan. Y tiene su complejidad. Porque hay que compaginar la decoración navideña con las gafas, el líquido para lentillas y otros adminículos, y no resulta fácil más allá de colocarle a Papá Noel las lentes para la presbicia. Tan difícil es que comenzaron con el escaparate en el mes de octubre. «A pintar platos, cortar y luego diseñar las alas, pensar cómo colocarlo, cómo unificar las gafas…». Difícil imaginar el resultado sin verlo in situ. Un maniquí con alas de ángel viste una falda construida con gafas 'hilvanadas'.
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Rebeca Alonso
¿Que no es un vestido muy 'ponible'? Pues la segunda neoemprendedora, medalla de plata en la competición navideña, ha construido otro que también tiene su aquel. Es Elena Castro Barrio, de Azahar Novias, en el paseo de Zorrilla. «Este año es el primero que estoy al frente en primera persona de la tienda, la antigua dueña se jubiló, yo era parte del equipo y me he quedado al frente de la tienda y me ha hecho una ilusión especial», cuenta. Aunque desde que está ella en la plantilla, en el concurso se participa sí o sí. «Ganar no habíamos ganado nunca», confiesa. Pero esta vez se daban todos los ingredientes. Como nueva responsable del comercio, ha conseguido involucrar incluso a la familia para confeccionar -el verbo está elegido por algo- este escaparate. «Desde septiembre ya empiezas a pensar un poco en qué vas a hacer. Han colaborado personas de todo el equipo de la tienda y también de la familia. Está construido a base de muchos elementos, unos los teníamos en la tienda, otros estaban en casa y otros han salido de la naturaleza, que es donde mi familia ha colaborado para recogerlos. Somos muy navideños todos y nos ha hecho mucha ilusión», explica.
El resultado es un vestido espectacular, corpiño rojo y lazo negro, construido con ramas, que parece desparramarse y trepar convertido en un árbol navideño con adornos. «No está a la venta», se ríe, pero hay que advertirlo porque, en vista de que las alfombras rojas cada vez piden más originalidad, no es descartable que Lady Gaga o Zendaya se animen a probar el 'abeto style' vallisoletano.
El tercer premio, en cambio, es un viaje a las navidades pasadas. Pero con nostalgia, no como la pesadilla del señor Scrooge. «El escaparate está montado a los años 70, cómo estábamos en casa con la chimenea, el árbol… A la gente que se paraba a mirar el escaparate le ha hecho recordar su niñez. Hemos jugado un poco con la nostalgia», confiesa María del Pilar Delgado, de La Alacena de la Abuela, en la calle Transición. En este triunvirato de escaparates copado por mujeres, a Pilar le acompaña José Manuel Mateos, que enseña la parte 2.0 del proyecto: un vídeo navideño del escaparate aliñado con música generada por IA con el nombre del establecimiento en la letra. En el caso de María del Pilar Delgado, queda claro que las clientas siempre tienen la razón. «Es el primer año que hemos participado, porque siempre montaba escaparates y las clientas me decían 'preséntate, preséntate' y nunca lo hacía, y este año me he presentado», dice. «Lo que más me satisface es cuando la gente se para, le hace una foto, lo comenta o entra y me da la enhorabuena. Y para otro año, pues otro enfoque», advierte. Que ya algo tiene en la cabeza, porque rezuma creatividad. «Todos los años intentaremos presentarnos», anima José Manuel.
El escaparate tiene, además, un punto de retorno al pueblo. A esos comercios que eran -que en algunos casos, aún son- la entrada de una casa, la parte baja. Que llegaba al mostrador el olorcillo del guiso de la cocina. «Quería hacer algo distinto. Antiguamente las tiendas se hacían dentro de las casas. Salías del comedor y en la parte de fuera estaba la tienda. Lo mío es un comedor con un escaparate y luego está la tienda», describe María del Pilar. La muñeca que lee, los cuentos de antaño, los detalles, no son aderezos de plástico del bazar, sino artículos originales, añosos, con el valor de la tradición.
El Ayuntamiento de Valladolid, Fecosva, Avadeco y la Cámara de Comercio otorgaron también el premio al mejor Belén navideño de escaparate a El Costurero de Allende, de la calle Fuente el Sol, que ha recreado un nacimiento con un estilo muy naif y simpático.
En cuanto a las decoraciones navideñas de las calles, las ganadoras han sido Torrecilla-Padilla-Lira y San Benito.
El certamen de fotografía ha contado con 183 imágenes y se han concedido tres premios de 300 euros cada uno. Laura de la Fuente retrató los arcos de Portugalete iluminados con el escaparate de la tienda Cascanueces, también cuajado de luces, al fondo. Anahi Monedero optó por un plano de la Catedral iluminada con uno de esos árboles de luces azuladas en primer término, junto a los regalitos de los arcos de luces.
La tercera imagen galardonada vuelve al origen de esta crónica. Al escaparate. Solo que desde el otro punto de vista. Pilar Álvarez Illera se colocó dentro y captó la mirada de los paseantes ante un escaparate navideño. Una mujer observa mientras habla con el móvil. Una chica con auriculares gira la cabeza para echar un vistazo mientras pasa. En tiempos de vértigo, una decoración hecha con cariño e imaginación demuestra que es capaz, siquiera por un instante, de atraparnos.
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