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El nuevo carril bici de Parquesol: pendiente media del 6% y cuestas más pronunciadas que el TourmaletJuan Pérez avanza a pie y con la bicicleta de la mano por el nuevo carril bici de Parquesol. «Hay algunos tramos donde es imposible ... no bajarse», asegura este miembro de la Asamblea Ciclista de Valladolid. Cuando lo dice se encuentra en los primeros metros de la nueva senda a dos ruedas que desde hace unos días conecta de forma oficial Parquesol con la avenida de Salamanca. Está en la parte más empinada de los 656 metros que discurren por la ladera este del barrio. Es nada más superar la primera curva cuando comienza lo duro. «Son tres metros de desnivel que tienes que salvar en un recorrido de treinta. Son pendientes de hasta el 18%, es como un puerto de montaña», asegura este ciclista.
E incluso, salvando las distancias, como algunos de los puntos más difíciles del Col du Tourmalet, uno de los protagonistas del Tour de Francia, que tiene una pendiente máxima del 12% que se alarga durante cien metros. Las diferencias las hay, claro. «La pendiente media para todo el proyecto está entre el 4% y el 6%. Lo que ya debería haber levantado la ceja a alguien», concretan desde Asciva. En el caso de la montaña de los pirineos franceses, la pendiente media se sitúa en un 7,4% para salvar un desnivel de 1.260 metros. En la ladera este, el desnivel son treinta para subir hasta Parquesol.
Esa primera cuesta da paso a un tramo más llano que se mantiene hasta el punto inmediatamente posterior al ascensor urbano, cuando la rampa se vuelve a pronunciar, de una forma más suave que en el primer arreón. «Es imposible subir y por el esfuerzo no invadir el carril contrario. En bajada también hay que tener cuidado porque puede alcanzar mucha velocidad. Si se suman los factores se pueden producir situaciones complicadas». Aquí entra en juego otro de los puntos que criticaban desde Asciva, como es el propio ancho de la senda, que se cuantifica en 2,40 metros. «Teniendo en cuenta estos factores se tendría que haber ampliado, porque además hay giros cerrados donde es fácil salirse de la vía, algo relevante pues la senda está en una ladera».
Para ello también piden mejorar la seguridad a lo largo del ramal ciclista, con la instalación de vallas en varios tramos. «Las protecciones deberían tener una altura de 1,4 metros, según las recomendaciones de diseño del Ministerio de Transportes». En concreto, piden que se instale en el primer giro importante en sentido bajada, en la zona más alta del recorrido desde la ladera, donde ya existía un pequeño muro y una verja que llega a la altura de la cintura. «No es suficiente, porque hay que tener en cuenta que sobre la bicicleta estás más alto. Un carril ciclista tiene debe ser funcional, nunca peligroso», resumen desde Asciva.
Sobre estos detalles de seguridad inciden en que por ejemplo las farolas están «demasiado» cerca de la senda, ubicadas de forma continua, una cada veinte metros. «Algunas se han instalado junto a curvas, si un ciclista se resbala podría ir directo contra el obstáculo». Apuntan también desde la asamblea a algunas conexiones que tiene la senda verde con zonas peatonales y donde no se conecta de forma uniforme, formando un bordillo -sucede a la altura del ascensor- y un impacto al ciclista cuando circula en el cambio de pavimento. «Teniendo en cuenta la velocidad que se puede alcanzar en bajada, es un factor a tener en cuenta», comenta el miembro de la asamblea.
Y sobre el pavimento, ese conocido de color verde, también tienen algo que decir. «Es una superficie resbaladiza, que con lluvia, o con los propios excrementos de los pájaros -la senda discurre entre árboles- puede propiciar que haya caídas. Siempre pedimos que se utilice otro material, en todos los nuevos carriles de la ciudad, pero no se nos escucha», lamentan desde Asciva. Más parecido a lo que ellos piden es la superficie del tramo más empinado, donde el pavimento es más duro adquiere una textura más rugosa. «Aquí la bici se adhiere mejor».
Desde la asamblea también critican los accesos a la senda ciclista, en concreto el que se encuentra en la zona baja, en la avenida de Salamanca. El problema, apuntan, está ya en la propia configuración del carril, que desemboca antes de la pasarela del Museo de la Ciencia, si bien en el proyecto inicial sobrepasaba el paso elevado. Este lado de la carretera tiene ya un carril, pero unidireccional. Es decir, que los ciclistas que quieran ir en dirección al centro tendrán que cruzar la avenida de Salamanca, donde ahí sí que existe otro carril ciclista, también unidireccional, pero en el otro sentido. «Además, para cruzar se debe bajar de la bici, porque el paso de cebra es solo para peatones», remarcan desde Asciva.
En resumen, desde la asamblea no ven que el carril sea «funcional» para los vecinos de Parquesol. «Cuando ves que los únicos que lo utilizan son personas con ropa de deporte y con buen equipo, es síntoma de que no cumple el objetivo que debería tener. La única forma de subirlo es con una bicicleta eléctrica y con la ayuda al máximo, si no tienes que remontar serperteando por las rampas», asegura el miembro, quien también indica que en algunas zonas hay ramas de árboles que invaden el carril, lo que obliga a los ciclistas a esquivarlas.
Quienes bajen desde el parque se encontrarán con que no se puede seguir hacia el puente de San Juan, lo que obliga a un rodeo de 175 metros, según los cálculos de los miembros de la plataforma. El acceso desde la avenida de Salamanca al recién estrenado carril se hace además invadiendo la acera, ya que la conexión no está pintada. Y otro añadido más, que la senda no conecta con la pasarela peatonal que va al Museo de la Ciencia. «Da igual de quién sea el carril bici, no va de colores políticos. Se podría haber hecho fácil. Es una muestra de que no se ha parado a pensar el fin que tiene una infraestructura de movilidad, conectar espacios».
Este nuevo tramo del carril bici de Parquesol, de 656 metros de longitud, se une a un primer ramal ciclista inaugurado en 2021 que discurre por la zona urbana del barrio y que completa el trayecto hasta un total de algo más de un kilómetro y medio de senda a dos ruedas. En concreto, se comenzó a construir en 2020 y desde la semana pasada se une ya con la avenida de Salamanca tras finalizar una obra de cinco meses de duración. Sobre las pendientes y la configuración del carril habló el día de su estreno el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero. «La proyección de un carril bici de estas características la hacen los que saben de esto. Quienes conocen el territorio han decidido realizarlo de esta manera porque es, a su juicio, lógica. Por tanto, yo entiendo que también lo es. Esto es un proyecto que nosotros heredamos y que se ejecuta en función de eso, y estoy convencido de que es el mejor de los proyectos desde un punto de vista técnico», expresó.
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