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«¡Qué vivan las novias! ¡Vivan!» Esos vítores se escucharon por cientos este viernes en Valladolid. Si. En plural. Novias. Y eso es porque la ciudad sirvió de escenario perfecto para un gran desfile nupcial en el que participaron 27 mujeres vallisoletanas que lucían el ... traje más especial de sus vidas, el de sus bodas. Todas ellas eran clientas, de diferentes épocas, de la tienda Novias María Luisa, que echa el cierre este mes, tras 44 años vistiendo a generaciones de vallisoletanas.
Cortos, con cola, de estilo sirena, con velo, sin velo, con cancán, abullonados, minimalistas… los había para todos los gustos. Muchos de ellos habían permanecido guardados en baúles o colgados en armarios como tesoros familiares y fueron puestos a punto para este precioso desfile por la ciudad. Un desfile que pone el broche final a un establecimiento que ha vestido miles de sueños de blanco.
María Luisa de la Corte, gerente de la tienda de novias que lleva su nombre, quería despedirse a lo grande y lo ha conseguido. «A lo largo de mi carrera he organizado muchos desfiles y quería que el último fuera el más importante de todos. Todas las participantes son clientas mías, de diferentes épocas. Me siento muy agradecida de que en su día confiaran en mí y de que hoy me hayan apoyado de nuevo», señalaba la protagonista, que también vestía de blanco impoluto.
Las participantes salieron desde la tienda, situada en la calle Calixto Fernández de la Torre, y desde allí se dirigieron al tiovivo de la Plaza Mayor, donde inmortalizaron el momento con una foto para el recuerdo. La estampa captó la atención de todos los transeúntes que se vieron sorprendidos al ver a tantas novias girando en el carrusel. «No se puede ser más guapa», decía embelesada Montse Hernández. Se refería a su hija, una de las participantes. Me hace muchísima ilusión verla así vestida otra vez. Se casó hace dos años y está igual de preciosa que aquel día», comentaba mientras le fotografiaba sin parar.
El recorrido continuó hasta la plaza Zorrilla y Caballería. Las novias pasaron frío, pero no les importó. Estaban tan ilusionadas como en el día de sus bodas. «Soy la novia más antigua de todas. Me casé el 26 de agosto de 1989», comenta la tudelana Ana del Caz. «No lo he dudado ni un momento. He sacado mi vestido del baúl, lo he planchado y me he puesto hasta los guantes, los pendientes y el collar que usé aquel día», añade emocionada. Otra de las novias, Noelia Talavera desfiló embarazada de varios meses. «Me casé hace cuatro años y éste es mi segundo embarazo. Me parece muy bonito volverme a poner el vestido otra vez y disfrutar de él. El de mi boda fue uno de los mejores días de mi vida y quería revivirlo», comentaba.
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Rosy Martín, de Mojados, fue una de las que más llamó la atención. «Es la tercera vez que me pongo el vestido», subraya. «Me casé en 1998. Para mis bodas de plata me lo corté y le cosí unos apliques en negro. Soy estilista y me encanta lucirlo y más, en un día tan especial como hoy». Susana Maroto, que se casó en el 2002, también estaba entusiasmada. «Tengo tres hijas y que me vean vestida de novia me resulta muy emocionante. Estoy casi tan nerviosa como el día de mi boda», comentaba. Para Patricia Sánchez la del viernes también fue una tarde inolvidable que compartió con su hija Nadia de cinco años. «Vengo con el traje de mi boda, que fue en el 2018 y mi hija con un traje de arras. Somos clientas de toda la vida. Siempre que hemos tenido un evento nos ha vestido María Luisa. Me ha hecho muchísima ilusión que el vestido me quede perfecto», comentaba esta novia.
Yolanda Velasco fue la encargada de abrir el cortejo. La que fuera musa de María Luisa durante décadas, quiso acompañarla también en su último desfile. Llevaba una pamela con gran significado para ambas. «Nunca me he casado, pero me he vestido de novia en infinitas ocasiones para María Luisa. Hoy no podía faltar», subraya.
Al desfile acudieron muchos familiares, amigos y clientes de la experta en moda nupcial. Y también sus dependientas de toda la vida, como Maite Salinero, quien lleva 30 años trabajando con María Luisa. «Nos vamos a jubilar juntas. Hoy es un día muy bonito para las dos», señalaba con un brillo en los ojos.
Los transeúntes grababan y fotografiaban esta peculiar procesión de novias que caminaban entre risas sujetándose los velos y las colas de los vestidos. El destino final fue el Ayuntamiento, donde aguardaba una sorpresa más: la tuna de derecho. Allí, el cortejo fue recibido por el alcalde, Jesús Julio Carnero, recién llegado de Fitur y por el concejal de Comercio, Mercados y Consumo, Víctor Martín. En la gran escalinata, ante sus novias y clientas y ante numerosos vallisoletanos María Luisa se despidió oficialmente dando las gracias a Valladolid por la confianza depositada en estos 44 años y al Ayuntamiento «por hacer realidad su sueño». El alcalde también quiso agradecer a las novias «su participación en este acto que pone en valor el comercio de Valladolid».
¡Qué vivan las novias!
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