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Tras 44 años vistiendo los sueños de generaciones de vallisoletanas, la tienda Novias María Luisa cerrará sus puertas el próximo 30 de enero. María Luisa de la Corte Triana, su gerente, se jubila habiendo vestido a miles de novias, madrinas, invitadas y niños de comunión ... de toda la región. Esta experta en moda nupcial se crió entre maniquíes, dedales y patrones. Sus padres, Charo y Cuqui fueron todo un referente en el sector. Ellos fundaron en 1968 fundaron Modas Rossen en Palencia, su ciudad de origen. Aquella era una tienda espectacular, que en 1981 decidieron trasladar a Valladolid, concretamente al Paseo Zorrilla, buscando un futuro más prometedor.
María Luisa, que entonces contaba con 19 años, se hizo cargo del negocio. Ella había heredado de su madre, modista de alta costura, el gusto por la moda y la dedicación al detalle. Con ese legado, ha vestido a varias generaciones. Sus hermanas Chari y Elena han trabajado con ella y ha llegado a tener hasta 14 empleadas. «Muchas niñas de comunión de las que atendí en aquellos primeros años, después se casaron conmigo y, más tarde, al transcurrir los años, he atendido también a sus hijas y a sus nietas. Estoy segura de que en el 90% de los hogares de Valladolid hay alguien que en alguna ocasión especial ha llevado puesto un vestido de mi tienda», cuenta con orgullo.
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Luis Javier González
El local, que ha pasado por distintas ubicaciones —Paseo Zorrilla, Nicolás Salmerón y, finalmente, desde hace diez años se ubica en la calle Calixto Fernández de la Torre— ha sido testigo de momentos inolvidables. «Tengo cientos de anécdotas que contar. Recuerdo una de forma especial. Acabábamos de inaugurar nuestra tienda cuando vinieron unos clientes de un pueblo de Valladolid. La hija era la novia y se quedó prendada del vestido que había en el escaparate. Al venir a recogerlo, el padre se empeñó en llevarse el maniquí junto al traje de novia de su hija. Nos costó convencerle de que el maniquí no iba incluido con el vestido», cuenta entre risas.
María Luisa tiene un don especial para encontrar el vestido perfecto para cada clienta. «Cuando entran por la puerta, yo ya sé lo que les pondría para su día especial. Lo normal es que una novia se pruebe 2 ó 3 vestidos. Las hay que se prueban 5 ó 6 y normalmente siempre se dejan aconsejar por mí. Algunas clientas saben que un vestido es el elegido para su boda en cuanto se lo prueban.
Y lo que nunca falla es cuando la madre y/o la novia lloran de emoción, entonces sabemos que hemos acertado», subraya. «De mi madre aprendí que no hay que vender por vender. Lo más importante es que la clienta vaya satisfecha y ese día tan importante brille con luz propia. Esa es la mejor publicidad que puede haber para mi tienda. Cada clienta que entra por la puerta es como un examen y siempre me propongo pasarlo con nota alta», confiesa esta experta en moda nupcial, quien opina que la pandemia ha marcado un antes y un después en los hábitos de compra. «Ahora muchas jóvenes prefieren comprar por internet. Aunque al final muchas terminan viniendo a última hora porque el vestido que reciben no es ni parecido al que eligieron o porque no les queda bien. Una cosa es verlo en foto y otra muy distinta vérselo puesto», explica.
Para María Luisa lo más bonito de su oficio es el momento de escoger la colección de la siguiente temporada. Hay que hacerlo bien, porque en ello se juega las ventas. Siempre la ha gustado innovar y traer para su tienda vestidos muy especiales con los que sorprender a sus novias e invitadas. Han sido muchos los desfiles que ha organizado en nuestra ciudad. Muchos de ellos en colaboración con su buen amigo Jaime Valentín, especializado en moda nupcial masculina y del coreógrafo vallisoletano Ángel Tamayo.
«Cada año invitábamos a decenas de novios a cenar en la antigua sala de fiestas Paladium y a disfrutar de nuestros desfiles con un espectáculo. Con el tiempo, esos desfiles los celebramos también en el antiguo Casino de Boecillo y en los hoteles Felipe IV y Olid Meliá. Además, fui la primera en Valladolid en desfilar en la feria de boda», recuerda muy emocionada. Y precisamente así es como quiere despedirse. Con un desfile. Para finales de enero, en una fecha aún por determinar, tiene previsto organizar una gran puesta en escena en la que participarán unas 40 mujeres que irán ataviadas con sus vestidos de novia. Las habrá de diferentes épocas y juntas recorrerán las calles de Valladolid.
Partirán desde la tienda en Calixto Fernández de la Torre, pasarán por la plaza Zorrilla hasta Caballería para, finalmente, rematar en la Plaza Mayor, donde se harán una foto de despedida en el tiovivo. «Siempre me han encantado los desfiles y éste será el cierre perfecto para Novias María Luisa. Quiero que quede grabado en la memoria de Valladolid que hemos sido parte de momentos muy especiales para miles de familias», dice con emoción. «He tenido el trabajo más bonito del mundo y me voy muy satisfecha y agradecida por lo bien que me han tratado siempre en Valladolid. Gracias por haberse dejado aconsejar por mí», se despide.
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