Muere Luis Martín Arias, impulsor del centro regional de Farmacovigilancia

Natural de Puertollano (Ciudad Real), donde había nacido en 1956, ejerció como médico en la localidad toledana de Quintanar de la Orden antes de regresar a la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, donde se formó, para impulsar las investigaciones en farmacovigilancia. Fue en 1986, junto a su director de tesis, Alfonso Carvajal. Aquel programa piloto en Castilla y León, consistente en analizar los posibles efectos adversos a los medicamentos comunicados por los profesionales, fue pionero en España y no tardó en convertirse en un centro de referencia, que Martín Arias dirigió hasta 2022. Además de formar a técnicos en farmacovigilancia que luego pusieron en marcha equipos en Madrid, Valencia, Asturias o Cantabria, el Centro Regional de Farmacovigilancia de Castilla y León desarrolló, entre otras muchas actividades, un Curso 'on line' de formación en Farmacovigilancia de prestigio internacional y muy reconocido en Hispanoamérica.

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Martín Arias amplió sus conocimientos en centros de investigación españoles y extranjeros: en la Universidad Autónoma de Barcelona junto al farmacólogo clínico Juan Ramón Laporte, en el Instituto de Salud Carlos III de Majadahonda para analizar los posibles efectos adversos de medicamentos de origen animal, relacionados con el famoso problema de la encefalopatía espongiforme bovina, en el Centre Hospitalier Universitaire de Bordeaux, y en el Centro de Investigación Caro Research de Boston.

Su trayectoria investigadora, plasmada en más de 160 publicaciones entre artículos en revistas académicas, libros y capítulos de libros, se centraron en el análisis de bases de datos para profundizar en los riesgos asociados al uso de medicamentos y vacunas, la explotación de datos generados por la farmacovigilancia, y la investigación en farmacogenética. Entre sus numerosas aportaciones figuran la revisión de los riesgos de la vacuna de la gripe entre 1981 y 2014, los estudios sobre el riesgo de sarcoma de Kaposi en pacientes tratados con anticuerpos monoclonales, y otras investigaciones sobre la seguridad de las vacunas.

Pero este profesor titular del Departamento de Biología Celular, Genética, Histología y Farmacología de la Facultad de Medicina era un intelectual en toda regla, comprometido con su sociedad. Hombre culto y de amena conversación, era un cinéfilo de reconocido prestigio que no solo dirigió la Filmoteca de Caja España e impartió docencia en la Cátedra de Cine de la Universidad de Valladolid, sino que dio a la imprenta numerosas publicaciones sobre el séptimo arte. Autor de ensayos inconformistas como 'Contrapolítica. Manuel de resistencia', fue vicepresidente de la Asociación Cultural 'Trama y Fondo', contribuyó a la creación de la publicación 'Hojas libres' y fue la voz de los padres afectados por el polémico caso de las antenas de telefonía del Colegio García Quintana, ocurrido entre 2000 y 2003, cuando en este céntrico colegio vallisoletano ocurrió algo inusual: cinco diagnósticos de cáncer infantil, todos hematológicos y todos en las mismas aulas y con igual orientación.