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Lo dicen los más veteranos, los que han visto nacer, crecer y consolidarse a la concentración invernal motera de Tordesillas. Motauros celebra su 25 aniversario al igual que lo hacen muchos de los que fueron testigos de esa primera edición. «Esta concentración tiene ... algo especial y por eso vengo todos los años. Siendo el 25 aniversario no podía dejar de venir a esta concentración que me gusta tanto por el ambiente y el vinculo que se crea con gente de toda España y parte del extranjero», explica José Carlos Bafalliu, que ha venido a Motauros desde Cartagena y por primera vez en furgoneta «porque un problema de salud no me deja montar en moto».
Con la mochila llena de experiencias a lo largo de estos 25 años de historia de Motauros, el cartagenero confiesa que parte de la esencia de la concentración es gracias a «la organización que se vuelca para que los moteros disfrutemos. Nos gusta compartir buenos ratos y vivir una experiencia amigable con la moto». Aunque este año es el primero que el aficionado a las dos ruedas acude a Motauros sin su moto el espíritu es el mismo que otros años.
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«Es una sensación extraña. Una de las características que mas me gusta a la hora de venir a Motauros es subirme a la moto y hacer esos 700 kilometros desde Cartagena hasta aquí. Esta vez sido diferente, no he venido tan cansado y no he pasado frio. Una furgoneta camperizada nos ha traído hasta aquí. La edad no perdona y la experiencia ha sido buena. El año que viene vendré en moto si la salud me lo permite», explica José Carlos Bafalliu.
El aficionado al motor recuerda los años en Pingüinos, antes de que se creara Motauros como evento y concentración motera: «Al principio cuando era Pingüinos el ambiente es diferente está más enfocado al negocio porque es una empresa y Motauros es un motoclub que organiza una concentración. Eso es lo que atrapa de esta concentración».
Son muchas las anécdotas que invaden el recuerdo de José Carlos Bafalliu a la hora de celebrar este 25 aniversario pero el frío de hace años «no es el mismo que en los últimos cinco o seis años». «Los primeros años salimos de la tienda de campaña y todo era nieve que nos tapaban las motos. Era duro estar en una tienda de campaña con nieve alrededor pero esa esencia también se echa de menos», confiesa a los pies de una gran hoguera que calentara al grupo de amigos.
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