Carlos Dueñas, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico Universitario, y Rufino Álamo, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Valladolid. Rodrigo Ucero

Médicos y veterinarios afrontan un verano con garrapatas que llegan a los parques urbanos

Los viajes vacacionales implican desplazamientos fuera de España o a zonas de Andalucía y Levante en las que el cambio climático ha asentado mosquitos transmisores de la fiebre del Nilo o el dengue

Susana Escribano

Valladolid

Domingo, 22 de junio 2025, 08:24

El verano empieza ya con un caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en Salamanca transmitida por garrapata y con la proliferación al alza de ... estos pequeños artrópodos empujada en los últimos años por el aumento del termómetro por el cambio climático y tras meses de precipitaciones y temperaturas cálidas que han propiciado un incremento de su presencia en parcelas rurales, pero también en parques y espacios urbanos. La foto que acompaña esta información líneas abajo está tomada en la zona de columpios del Campo Grande. En pleno centro de Valladolid. Es un ejemplar garrapata capturado cuando correteaba por el brazo de un niño. Y ojo a esas parcelas llenas de amapolas que son estos días objeto de peregrinación para grabar vídeos y hacerse fotos coloridas para las redes sociales y el álbum personal. Mejor revisarse con atención tras la sesión.

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La garrapata que transmite el Lyme está colonizando zonas altas y más al norte y la que contagia el Crímea-Congo, propia de sitios áridos, se extiende con temperaturas al alza

«Condiciones como las lluvias y las temperaturas que hemos tenido facilitan que el ciclo de las garrapatas se haya incrementado. El hecho de que estén en el espacio urbano no es tan frecuente, pero no es excepcional, porque son transportadas y admiten hospedadores muy diversos, desde aves a roedores, reptiles y mamíferos, incluidas personas», explica Rufino Álamo, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Valladolid y especialista en Salud Pública. Las garrapatas suelen mantenerse en lugares con vegetación y cierta frescura para no deshidratarse, a la espera de dejarse caer (no saltan ni vuelan) y fijarse en un animal o persona que les permita obtener la sangre que necesitan para completar su ciclo vital.

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Y eso es lo que preocupa en este momento por la posible transmisión de enfermedades como la fiebre de Crimea-Congo o la de Lyme, en unos animalitos que también pueden contagiar la fiebre botonosa o exantemática meditérranea, la tularemia o el debonel o tibola. Esta última es creciente y provoca una enecrótica en cuero cabelludo, en el lugar de la picadura y adenopatías craneales y laterocervicales que suelen ser bastante dolorosas y pueden sumar fiebre. Aún así, eso no es lo habitual. «Solo en un pequeño porcentaje de picaduras de garrapata se producen complicaciones», recoge la guía oficial del Ministerio de Sanidad para orientar sobre una situación que «constituye un motivo de consulta muy frecuente, sobre todo en la época estival».

Ejemplar de garrapata en el entorno de la zona de columpios del Campo Grande. C. Espeso

Los profesionales sanitarios, médicos y veterinarios, recomiendan medidas de precaución al aire libre. Primero, poner barreras, salir al campo y a zonas de vegetación con pantalón largo y camiseta que cubra el brazo y con calzado cerrado. Después, revisar mascotas y personas al volver a casa y, en caso de picadura, acudir a un centro sanitario para asegurarse de que la garrapata se retira de manera correcta para prevenir infecciones. «Este año es una exageración», apunta el doctor Carlos Dueñas, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico Universitario de Valladolid al abordar las picaduras de garrapatas. Las atenciones sanitarias para quitar el 'huésped' se centran en consultorios, centros de salud y servicios de Urgencia. Si hay infección, suele cursar con síntomas «bastante banales» y solamente llegan a los hospitales cuando el cuadro se complica.

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Dueñas precisa que hay una «conexión periódica» entre los especialistas en enfermedades infecciosas de Castilla y León y del conjunto del país para estar al día de la situación. No solamente con las garrapatas, también con los mosquitos. Es complicado que se diagnostiquen en el centro de la meseta casos «autóctonos» de enfermedades como la fiebre del Nilo o el dengue, que transmiten estos, pero «es algo a tener en cuenta«, admite el especialista del Clínico, ante una persona que presenta inflamación de los ganglios, fuerte fiebre, dolor de cabeza y muscular y ha pasado las vacaciones en países cálidos o en zonas de España como el Levante o Sevilla y Cádiz. Los médicos andaluces registraron más de 300 casos de fiebre del Nilo el año pasado. «Casi todos con síntomas veniales, pero dependiendo del estado de salud de cada persona, si tiene otras enfermedades, puede haber complicaciones», precisa el doctor Dueñas.

El experto en enfermedades infeccionas señala que en Valladolid se han diagnosticado casos de enfermedad de Lyme, pero no de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo. En años anteriores los hubo en Ponferrada, donde una investigación sobre 95 garrapatas recogidas en ese entorno arrojó que diez de ellas eran transmisoras del virus que provoca esta fiebre, y en Ávila (un hombre que había estado de cacería en Extremadura y que finalmente falleció) y ahora, en Salamanca. «La ruta migratoria de las aves pasa por aquí, raro sería que no hubiera habido casos asintomáticos», precisa Dueñas. En Salamanca existe una sueroteca con varios positivos en los que este virus no generó síntomas.

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Una 'plaga' viene de atrás

Rufino Álamo incide en que por fortuna «la inmensa mayoría de las garrapatas no portan patógenos» y que una retirada correcta y rápida (en menos de 24 o 48 horas) minimiza la posibilidad de contagio en el que caso de las que sí transmiten enfermedades. Eso implica desechar los métodos tradicionales que buscaban 'ahogarlas' en vinagre, aceite, alcohol y más líquidos de uso doméstico, y acudir a un centro sanitario para que extraígan la garrapata con unas pinzas de boca fina.

El presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Valladolid insiste en revisión de mascotas y la autorevisión tras actividades al aire libre. Una garrapata va a estar prendida del cuerpo un máximo de 7 días y luego se desprenderá. Si lo hace en casa, se quedará allí. «Cuando dicen que hay una plaga de garrapatas en un lugar o en un edificio, no es que hayan llegado en una semana y se multipliquen. Puede haber pasado desapercibido todo el ciclo de adultos, larvas y ninfas y seguramente llevar un año, como poco», subraya Álamo.

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