«Llevo 20 años entrenándome para el confinamiento, estoy habituado a cuidarme»
Emilio Bautista, trasplantado del corazón en 1999, mantiene el «optimismo y una rutina de ejercicio y ocio» para pasar el confinamiento
Las personas con un trasplante, lleven con él el tiempo que lleven, son especialmente vulnerables; pero tienen a su favor que el confinamiento y extremar ... precauciones es algo que conocen bien. El Día Nacional del Trasplante, el pasado 25, prácticamente pasó desapercibido. La crisis del coronavirus impide cualquier iniciativa. Sin embargo, Emilio Bautista, presidente de los trasplantados de corazón de Castilla y León, sí quiere al menos acercar una voz de tranquilidad y un refuerzo a la idea de quedarse en casa.
«La condición de una persona trasplantada es de especial vulnerabilidad, no solo física sino también emocionalmente; pero también tenemos la ventaja de saber vivir encerrados. Todos nosotros conocemos bien el aislamiento, la protección dentro del hogar para no contagiarte de nada porque el sistema inmune está bajo mínimos y para evitar el rechazo del órgano implantado. Sabemos alimentarnos de forma sana, equilibrada y adaptada a un menor desgaste de calorías y también cómo hacer ejercicio dentro de casa y potenciar las medidas de higiene».
Emilio Bautista (Valladolid, 1952) fue intervenido en 1999 y vive «encerrado en casa con mi mujer. Tenemos muy bien organizada una rutina que incluye el momento del ejercicio físico, correr no podemos pero sí movernos y hacer actividades en este sentido, el rato para leer, preparar la comida, ver la televisión... Creo que es importante mantener unos ritmos y una actividad diaria con cierto orden para tener, además, una mente despejada».
«No es que seamos más fuertes emocionalmente, pero tenemos el hábito de vivir confinados, una filosofía diferente. Estamos acostumbrados a tener vaso, vajilla y cubiertos solo para nosotros, aunque obviamente se laven, toallas sin compartir y cambiadas dos veces a la semana... yo tengo más de 20 años de entrenamiento para el confinamiento. Llevo cinco operaciones de corazón, sé que hay que evitar los paseos a la nevera para comer menos, sé protegerme del contagio».
Las revisiones, explica, «nos las retrasan en esta situación, se hacen cada ocho meses y me tocaba ahora pero me la han anulado sin fecha y, en cuanto a las compras, mi mujer sale una vez a la semana a tiendas de cercanía», explica.
«Lo que más me preocupa son algunos casos de trasplantados que viven solos –que se han separado porque este proceso trae también estas situaciones– o en lista de espera. Lo pasan peor. Tenemos a dos renales y uno de corazón en las tres viviendas y no pueden salir a nada; son voluntarios los que los ayudan».
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