El ladrón sigiloso abandona Valladolid tras múltiples hurtos en comercios
Detenido tras robar durante diez días, el itinerante delincuente, tras dejar su huella en Santander, Palencia y la capital vallisoletana, se ha trasladado a Salamanca
Allá por donde camina le sirve para ampliar sus antecedentes policiales. Y en su visita a Valladolid, a finales de abril, esa premisa se ha ... confirmado a tenor de lo visto en el reguero de comercios en los que ha dejado su huella. La descripción, la misma que comerciantes y hosteleros compartían por grupos de Whatsapp para advertir de su presencia, se limitaba a ahondar en su buena vestimenta y su aspecto cuidado. Todo eso aderezado con un nombre (Ibón) y una edad que ronda los 45 años. «A primera vista no levantaba sospechas», apuntan propietarios afectados por sus hurtos durante diez días.
Pero, tras semanas de incertidumbre, los negocios respiran un poco más tranquilos después de que el bautizado como el ladrón sigiloso haya puesto rumbo hasta Salamanca. Una nueva ciudad para continuar con su ruta itinerante iniciada, al menos, en Santander. Natural de San Sebastián, su historial delictivo se amplió en Cantabria, donde, en esa ocasión, se le atribuyó, entre otros, un robo con fuerza.
A partir de ahí, tiró hacia el sur, dejando su 'modus operandi' en la provincia palentina, para asentarse durante unos diez días en la capital vallisoletana. Su historia en la capital ya se ha contado, después de conocer varios de los comercios afectados con unos métodos que consistían en llegar a esos establecimientos y completar hurtos de las máquinas registradoras, así como tarjetas y móviles de todo aquel que pasara por allí. Su intención, que en un primer momento no fuera detectado para continuar con su plan.
El GPS
En Valladolid, sus andanzas se truncaron gracias al hijo de Manuel Armesto Gallego, propietario del restaurante Manolín. Después de que se enterase de a que su padre le habían robado móviles, tarjetas y más enseres, activó la localización del móvil para que este fuera detenido por la Policía Nacional mientras viajaba en un taxi.
Pasó a disposición judicial, para más tarde decretar el Juzgado de Guardia su puesta en libertad. Eso pasó durante el último fin de semana de abril. Desde entonces, sin certezas, se le pueden atribuir algún hurto más en la capital, pero tras dejar su seña de identidad en el comercio vallisoletano, el ladrón sigiloso emprendió su marcha hacia Salamanca. De eso ya tienen constancia a 120 kilómetros de los últimos golpes. ¿Continuará?
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