La Junta prueba en Wamba una señal que detecta y avisa de la presencia de ciclistas
El dispositivo está pensado para curvas ciegas y cambios de rasante conflictivos
«¡Bonita señal, sí señor!», grita el ciclista al pasar cuando ve la cámara con el foco puesto en el recuadro amarillo fosforito, situado justo en el comienzo de la bajada de Zaratán hacia Wamba. Muchos ciclistas de Valladolid conocen ese terreno. Después de una recta larguísima, en la que los coches tienden a acelerarse más de lo que marca la vía, aparece la curva a la izquierda, descendente, y el zigzag que conduce al pueblo. Justo a pocos metros de donde ahora brota esta señal, el ciclista que acaba de pasar desaparece de la vista. Si un coche llega a ese punto a la velocidad normal de la vía, 90 kilómetros por hora, puede encontrarse de pronto con la bicicleta, que aunque comienza la bajada irá en torno a 30 km/h. o poco más.
El poste, dotado con una placa solar y una pantalla, cuenta con un sensor que detecta el paso de los ciclistas. Inmediatamente, se enciende y muestra unas luces parpadeantes que avisan a los conductores que lleguen a continuación:«Ciclista próximo». El tiempo en el que se muestra el mensaje se puede configurar en función de la necesidad. Si tras la curva cerrada se avecina una subida, la velocidad del ciclista descenderá bruscamente y necesitará más tiempo de margen para evitar que un coche despistado lo arrolle por detrás, por ejemplo.
Por si todo lo anterior fuera poco el dispositivo añade, en su parte baja, un logo que debería ser conocido y respetado ya a estas alturas, el que informa de que la distancia lateral mínima de separación entre un vehículo y un ciclista debe ser de un metro y medio. No respetarla es considerado una imprudencia leve.
La Junta de Castilla y León tuvo noticia de este dispositivo a través de la empresa API Innovación, que se ofreció a colocar un poste de muestra en las carreteras de la región para comprobar su funcionamiento. Fuentes de la Junta explicaron a El Norte que el sensor se colocó hacia el 5-6 de junio, aunque un percance con un tractor obligó a sustituirlo días atrás. Para que sea efectiva, la señal debe estar colocada muy próxima a la calzada, en el arcén, para detectar con fidelidad a los ciclistas.
«El sistema de detección es capaz de discriminar específicamente al ciclista, no saltando la alarma cuando se trate de un vehículo de gran tamaño, un coche o una moto», cuentan desde la empresa en un porfolio en el que explican sus características y funcionamiento. Mientras se realizan las fotos que acompañan a esta información, dos motocicletas pasan por el mismo punto en diferentes momentos. Ninguna de ellas activa el panel. El sistema acaba de empezar a funcionar, por lo que habrá que esperar un tiempo para comprobar si es efectivo antes de que la Junta de Castilla y León se decida a implantarlo en el resto de carreteras de la Comunidad.
«Hay una serie de puntos en los que sería muy interesante. Por ejemplo, en carreteras donde no hay arcén y un coche puede circular a 80-90 kilómetros por hora y el que viene de frente, también. Si no hay buena visibilidad y hay un ciclista en el trayecto, se lo pueden encontrar sin margen para maniobrar. Los coches pueden ir bien y sin embargo no poder evitar el impacto», señalaron fuentes de la Consejería de Fomento. «Parece muy útil sobre todo en cambios de rasante, cuando haya grupos de aficionados o curvas con poca visibilidad», añaden.
La caja que se sitúa por detrás de la señal contiene los elementos eléctricos de forma estanca. Un panel solar de pequeño tamaño permite que funcioneadecuadamente «por su bajo consumo».
Otras señales
En la provincia hay muchas carreteras que ya incluyen, desde hace años, una señalización como lugares de tránsito habitual de ciclistas. La propia Zaratán-Wamba es una de ellas, como recuerda el letrero que se sitúa a la salida de Zaratán. La Diputación Provincial renovó casi un centenar de ellas hace poco.
También se incluyeron las señalizaciones que determinaban algunos tramos de carretera como rutas seguras para ciclistas. Esto, a iniciativa de la Dirección General de Tráfico, obliga a reducir la velocidad de los vehículos a motor a 70 kilómetros por hora en determinados trayectos frecuentados por ciclistas y en las horas y fechas en las que más los utilizan. En la señal que delimita la ruta se incluyen los símbolos de límite de velocidad a 70, de peligro por la presencia de ciclistas y de la distancia de seguridad recomendada para adelantar. Además, se especifican los horarios y días en que se establece como obligatoria esta reducción de la velocidad y la longitud de la ruta segura.
Aunque todos estos dispositivos tienen en común que están pensados para vías interurbanas, la mayor movilidad en bicicleta en los cascos urbanos está obligando a repensar también el modo en que se ordena el tráfico en las ciudades. Los ciclocarriles puestos en marcha en Valladolid por parte del Ayuntamiento, con un límite de velocidad reducido a 30 kilómetros por hora, son otra de las iniciativas destinadas a proteger a los aficionados a las dos ruedas.