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Domingo, 27 de junio 2021, 18:56
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Eduardo Reyes, de la asociación de mexicanos de Castilla y León, dirige en la pérgola del Campo Grande una suerte de bingo tradicional en el que hay que poner habas sobre las figuras que su voz va anunciando: el tambor, el venado, el apache, el nopal... Un puesto más allá, Paula Andrea López y Patricia Puertas, de la Asociación de Colombianos de Valladolid, invitan a echar una partida al Yaz, un juego de habilidad y rapidez en el que hay que coger piezas con una mano mientras con la otra se bota una pequeña pelotita. En una mesa cercana, vallisoletanos de Marruecos animan a llevarse a casa un papel con el nombre escrito en árabe.
Una quincena de colectivos de inmigrantes, del Secretariado Gitano y de las casas regionales participaron este domingo en una jornada intercultural que reivindicó el papel integrador del asociacionismo. «Para nosotros es vital que existan estas redes», asegura Jenny Valverde, presidenta de Pacto Andino, un grupo fundado en 1998 que engloba a vecinos llegados de Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia y Chile.
«Es una forma de romper hielo entre países, de intercambiar costumbres y cultura, y de ayudar a compartir experiencia vinculadas con los sueños, las ilusiones y los sentimientos (también las dificultades) que se tienen al llegar a un país», comenta Valverde, quien destaca el papel de estos colectivos para «acompañar» a quienes aterrizan de nuevas en Valladolid.
«Ofrecemos asesoría jurídica, ayuda de alimentos, actividades culturales... porque los primeros pasos no son sencillos». Menos ahora, con la covid. «La razón principal para llegar aquí es el trabajo, conseguir un empleo. Y muchas personas, antes de poder traer a sus familias, vienen solas. Estas asociaciones sirven para crear apoyos y, de cara a las nuevas generaciones, mantener vivas las culturas y tradiciones de nuestros países de origen». Un ejemplo es Ritmos de fuego, un grupo de danzas de la asociación Stara Planina que ahora, después de la pandemia, ha recuperado sus actuaciones en bodas y festivales como el celebrado ayer. «El plan de convivencia de Valladolid describe que, más allá de la protección social, hay que fomentar este movimiento asociativo, enriquecedor para la ciudad», aseguraron las concejalas Carmen Jiménez y Rafi Romero.
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