La nave de Manrique sale a la venta por 890.000 euros

Las instalaciones de la Panificadora Vallisoletana Manrique, que así era su nombre completo, permanecían abandonadas desde que sus últimos gestores apagaron sus hornos en junio de 2020 para certificar su cierre definitivo dos meses después. El edificio en sí, sin embargo, no era suyo. Ellos eran meros arrendatarios de una compañía madrileña que había comprado el inmueble dos años antes, en mitad de los sucesivos cambios de mano de la panificadora desde que fuera vendida por la familia Manrique en 2017. «La empresa quebró y el proceso de desahucio por impago (de la renta) fue complejo y concluyó hace apenas un año con el lanzamiento de los últimos inquilinos», explican fuentes de la empresa propietaria del inmueble, que reconocen que la maquinaria que fue abandonada en el interior será destinada a «chatarra» al carecer de más valor que el sentimental.

Los actuales dueños del inmueble, que cuenta con un edificio de oficinas de 750 metros cuadrados y otros 1.650 construidos de planta industrial (2.400 en total), comenzaron a principios de octubre con las labores de vaciado del interior de las instalaciones de la calle Daniel del Olmo. «Era maquinaria muy obsoleta, en algunos casos de casi cincuenta años de antigüedad, que solo puede achatarrarse, al igual que el resto de lo que quedó a raíz del cierre», reconocen los propietarios. De allí han salido ya decenas de camiones cargados de amasadoras industriales, tubos, chapas... Retazos del pasado industrial de una panificadora que durante seis décadas estuvo presente en la cesta de la compra de los vallisoletanos con sus populares, sobre todo, envases de pan de molde con los colores blanquivioletas.

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De la fabiola al pan de molde blanquivioleta

De la Panificadora Vallisoletana Manrique solo queda ya el recuerdo y los rótulos de la fachada principal que mira a la calle Daniel del Olmo, entre la ITV y la gasolinera. Sus hornos se apagaron para siempre hace dos años para poner fin a sesenta años de historia de la empresa fundada en 1960 por el palentino Antonio Manrique Tabares, que inició su andadura en la capital en el barrio de La Victoria, en un principio en la Compañía Vallisoletana de Panificación (fundada en 1935), germen de Manrique. La popular panificadora, ya en el polígono de Argales, presumía de haber sido la creadora de las fabiolas y la primera firma que introdujo el pan de molde (el buque insignia de la marca) en Valladolid en el año 1963, cuando «todo el consumo de este tipo de pan procedía de fuera».

Los propietarios pretenden ahora dejar limpio el interior de la nave de la malograda Manrique, cuyo valor de tasación asciende a 1.165.000 euros. «Hemos bajado su precio y aún puede negociarse con la idea de venderlo cuanto antes», explican sus propietarios, quienes han recibido hasta la fecha una oferta de compra que no ha fructificado. «El suelo tiene un uso industrial, comercial o dotacional, aunque imaginamos que sea el comercial el más viable al encontrarse en el eje de la arteria principal del polígono de Argales», apuntan sus dueños.

Manrique es ya historia del pasado industrial de Valladolid. Sus instalaciones de la calle Daniel del Olmo, la arteria principal del área industrial, que será convertida en una avenida a partir del año que viene (su remodelación supondrá una inversión de 3,3 millones de euros), buscan ahora un nuevo uso por un precio de salida de 890.000 euros. El inmueble salió a la venta el 19 de octubre.