Rui Fernándes y Diego Ventura salen por la puerta grande para cerrar la feria

Abrió plaza Rui Fernándes ante un toro que salió algo distraído, pero que se centró al recibir el primer rejón de castigo. Le costó al portugués rematar con soltura los quiebros en banderillas, pero fue certero con el rejón de muerte y cortó la primera oreja de la tarde.

Su segundo buscó tablas con insistencia y su lidia fue difícil.El portugués utilizó su voz para intentar que el de Hermanos Ángel Sánchez Sánchez tuviera fijación, pero le costaba. El tiempo fue pasando y el toro se apagó, por lo que jinete y caballo tuvieron que hacerlo todo, pero Fernándes no midió bien el tiempo y el astado dobló las manos antes de que entrara a matar. El animal se pudo levantar para que el rejón de muerte entrara y el presidente concediera una oreja ante la petición del tendido.

La afición aún mantenía en el recuerdo la tarde del año pasado, en la que Sergio Galán se erigió triunfador tras desorejar a su lote. El madrileño llegó al paseo Zorrilla dispuesto a repetir hazaña, pero esta vez no pudo ser.

A lomos de Capote, puso tres banderillas de mérito para llegar después hondo a los tendidos con un buen segundo tercio y un tercero que precisó de descabello. Tras cinco intentonas fallidas, el rejoneador logró matar a su oponente.

Al abrochado quinto le faltaba algo de motor y el rejoneador tuvo que aligerar la lidia. Sobre Bambino el verbo piafar cobró un especial sentido y el segundo tercio fue de gran lucimiento para regocijo del respetable. Entró a matar al estribo, pero nuevamente tuvo que coger el descabello y, en esta ocasión, estuvo preciso y encontró una oreja como premio.

Diego Ventura se encomendó a Lío en el tercero de la tarde para firmar un segundo tercio en el que enchufó a los tendidos a base de quiebros. Colocó un hermoso par a dos manos, genuflexión previa mediante, que convenció la plaza antes de dejar tres pares al violín que auguraban triunfo. Tocaba cerrar una gran actuación, pero el acero no entró lo suficiente y el de Lisboa se tuvo que bajar del caballo para descabellar a la primera con una rodilla hincada en el albero. Su trabajo le hizo llevarse solo una oreja, pese a la fuerte insistencia del público para que se le concediera la segunda.

Cerró plaza montando a Nómada, caballo con el que transmitió al tendido la emoción de las banderillas. Después entró al ruedo con Bronce, al que quitó la cabeza para continuar el tercio poniendo un palo y saliendo por la puerta de cuadrillas marcha atrás. La faena tuvo fuerza. No obstante, mató al segundo intento y solo logró un apéndice. La plaza pidió la segunda, pero la presidencia no la concedió y el rejoneador tiró airado la oreja y no dio la vuelta al ruedo. Pese a su visible enfado, Diego Ventura salió sonriente a hombros junto a Rui Fernándes para poner un buen broche a la feria de la Virgen de San Lorenzo.