Fallece a los 87 años Sor Visi, el alma de las Huelgas Reales de Valladolid
Las comunidades educativa y religiosa lloran la pérdida de esta religiosa, que durante décadas se ocupó de la cocina de la comunidad
Una mujer bondadosa y generosa. Siempre cargada de cariñosas palabras, acciones y francas sonrisas. Tenía la virtud de la paciencia y también de la alegría. ... Así recuerdan todos a María del Carmen Álvarez López, Sor Visitación, que falleció en Valladolid el pasado domingo a los 87 años. Las comunidades educativa y religiosa de las Huelgas Reales de Valladolid lloran la muerte de 'Sor Visi', un diminutivo cariñoso con el que todos conocían a esta religiosa que supo cumplir y cumplió, con su deber de paz y su misión de dar amor.
Nació el 9 de junio de 1935, en la calle Peña de Francia, en el vallisoletano barrio de San Pedro, algo que ella llevaba con gran orgullo. Perdió a su madre siendo todavía una niña y entonces ella se convirtió en madre para sus tres hermanos pequeños, Luis, José y Andrés, ya fallecidos. Fue al colegio de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones y con tan sólo 22 años entró al Monasterio de las Huelgas Reales como religiosa, donde la pusieron el nombre de 'Sor Visitación', un nombre que no eligió, pero que le encantaba.
Durante 65 años, fue el alma de la comunidad. Siempre fue una mujer inquieta y hacendosa. Una adelantada a su tiempo que se sacó el carnet de conducir para estar al servicio de los demás. Siempre estaba dispuesta para ponerse al volante de la furgoneta comunitaria y llevar a las hermanas de su comunidad y de toda la congregación, donde éstas necesitasen.
Durante décadas se ocupó también de la cocina de la comunidad y del colegio. Tenía buena mano, especialmente para las croquetas y la tortilla de patata. Las bordaba. Como todo lo que hacía. Su receta se la ha llevado a la tumba, sin embargo, muy posiblemente el secreto de su exquisitez estaba en que el principal ingrediente que le ponía a todo, era el cariño. Siempre veló porque la dieta del comedor escolar fuera lo más completa, agradable y sana posible. «Sus croquetas eran de lo mejor», recuerda Fernando Oyagüez. Él es uno de los actores españoles con más proyección del panorama cinematográfico del momento y quien estudió durante años en este colegio. «Era un amor de mujer y su comida era la máxima expresión de ello. Estaba llena de carisma y optimismo», destaca este cineasta vallisoletano.
Alma máter de la comunidad
Sor Visi era también la responsable de la intendencia en Monteclaro, una finca rústica situada en Villalba de los Alcores que la congregación religiosa utiliza para todo tipo de eventos, convivencias, ejercicios espirituales y encuentros escolares. Entre chascarrillo y chascarrillo, siempre daba alguna enseñanza a los alumnos y a los seminaristas que solían acudir a la finca. Solía decirles: «¡Perseverad y mirad bien a la virgen!». «Era el alma mater de la comunidad y de Monteclaro. Siempre atendía a todos a con muchísimo cariño. Le gustaba hacer bromas, a los niños, para hacerles renegar, les llamaba 'Catalinos' y enseguida estaba dispuesta para preparar alguna excursión. Si las internas del colegio se quejaban de calor, ella sacaba la manguera y las remojaba. Las niñas eran felices y ella también al verlas reír», cuenta Sor María, superiora de las Huelgas Reales.
Una de aquellas niñas es Sara Gómez, quien estudió en las Huelgas Reales hasta los 16 años y guarda un grato recuerdo de esta cariñosa guisandera con hábito. «Se encargaba de recoger los huevos de las gallinas, los cocinaba y siempre que íbamos de excursión a la finca, nos daba un huevo a cada niño. Yo todavía recuerdo el cuidado con el que llevé mi huevo hasta casa. Era una persona excelente en el trato, sobre todo con los niños pequeños. Siempre estuvo al pie del cañón», dice esta joven. «Guardo un montón de recuerdos siempre divertidos y con una sonrisa en la cara de Sor Visi. Siempre estaba manguera en mano en la finca, al volante de la furgoneta o pintando con los niños de infantil», resalta también emocionada Ana Luisa González, profesora y antigua alumna del colegio.
La pérdida de Sor Visi deja un gran vacío que será difícil de llenar. A los suyos les reconforta saber que su vida transcurrió como ella quiso, de forma tranquila y serena, y que fue muy feliz. «Era muy trabajadora. Siempre estaba pendiente de todo. Nos deja un magnífico recuerdo en la orden, en otras órdenes religiosas, en el colegio y en la comunidad. Ha sido una gran pérdida. Era una gran hermana para todas nosotras. Tenía un sexto sentido para saber si alguien se encontraba mal, tenía dificultades o estaba más baja de fuerzas. Ella siempre estaba ahí para animar. Era una mujer muy humilde y sencilla. Muy pacificadora y si tenía que decir una verdad, la decía, pero lo hacía con tanto cariño, que siempre sentaba bien», recalca la superiora de las Huelgas Reales.
Los achaques típicos de la edad fueron apareciendo y Sor Visi, cedió el mando de la cocina y del comedor escolar hace algunos años. Las altas temperaturas de las últimas semanas han resultado fatales para su salud. En la mañana del lunes todos sus sobrinos, miembros de su comunidad y congregación, amigos, compañeros y alumnos, dieron su última despedida a esta generosa religiosa, sabiendo que fue feliz haciendo felices a los demás.
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