Valladolid
La estación de autobuses cumple medio año de incómodas obras sin visos de una nuevaLa Fiscalía mantiene abierta una investigación «de carácter reservado» en la que se analizan posibles irregularidades urbanísticas
Nunca ha sido un referente arquitectónico ni de comodidad. Y en este momento lo es menos, según aseguran algunos de sus usuarios habituales, que confían ... en que el resultado merezca la pena tras décadas en un estado decrépito. Las obras de reforma integral de la estación de autobuses de la capital, en las que la Junta de Castilla y León invierte más de cinco millones de euros, acaban de cumplir sus primeros seis meses sobre un plazo de ejecución de 18, lo que supone un tercio del tiempo previsto.
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Los trabajos, que comenzaron el pasado 14 de abril, mantienen buena parte de la terminal en una situación de desmontaje, con muchos espacios ya demolidos, la parte central del edificio de viajeros cerrada con paneles, la zona de las dársenas sin cubierta y los baños habilitados en casetas de obra plantadas en el pasillo donde los autocares dejan y recogen pasaje.
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Ya no hay puntales sosteniendo los techos, pero sí grandes huecos completamente abiertos en la parte alta del inmueble o focos colgando de los cables en la zona de acceso desde la calle San José. Cuando arrancó la intervención se advirtió de su complejidad al tener que llevarla a cabo manteniendo el servicio, lo que dificulta compaginar el tajo con el tráfico de viajeros y vehículos. Cada año la utilizan cinco millones de personas, 13.700 al día.
Según la información facilitada por la Consejería de Movilidad, hasta el pasado 30 de septiembre el importe ejecutado ascendía a 459.273 euros, lo que supone 9,55% del contrato. De momento, se han acometido trabajos previos de derribo y albañilería. Las siguientes actuaciones se llevarán a cabo en la cubierta de las dársenas y se procederá al acondicionamiento del interior del inmueble con la construcción del nuevo lucernario que iluminará el hall principal.
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Respecto a la marquesina del área de embarque, se trabaja en la zona de espera de viajeros, una labor que se estima que concluirá en dos meses. Posteriormente, se abordará la zona de parada de los autobuses. ¿Seguirá a la intemperie cuando lleguen las lluvias de otoño? Habrá que esperar. De momento, no queda otra que asumir las molestias. 'Para hacer tortilla hay que romper los huevos', decía siempre León de la Riva cuando le criticaban por las zanjas.
La renovación en marcha apunta a que esta estación, inaugurada en 1972 y que presentaba un aspecto lamentable, impropio para una ciudad como Valladolid, seguirá siendo la de la capital durante unos cuantos años más. La decisión del Ministerio de Transportes de activar la disolución de la sociedad Alta Velocidad ante la negativa del Ayuntamiento y la Junta a continuar con las obras del proyecto de integración ferroviaria parece confirmarlo.
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Ese plan, rubricado en 2017 con el PP en los gobiernos central y autonómico y el PSOE en la Alcaldía, está más en la cuerda floja que nunca ante el empeño de Carnero de impulsar el soterramiento. Contemplaba la construcción de una nueva terminal de autocares en los terrenos de los viejos talleres Renfe, en la confluencia de avenida de Segovia con Farnesio y en conexión con la de trenes, cuya obra acaba de arrancar. La nueva situación deja en el limbo una inversión de cerca de 28 millones de euros, que tenía que pagar el Ejecutivo regional. Ese planeamiento preveía también que cuando se demoliera la actual estación el solar resultante acogería un bloque para 200 viviendas. Todo eso es, a día de hoy, aire.
Mientras los operarios de la unión de empresas formada por Collosa y Pasaval trabajan en las instalaciones, continúa abierta una investigación de oficio por parte de la Fiscalía ante las posibles irregularidades de estas obras, que llevó a agentes de la Guardia Civil a personarse tanto en Puente Colgante como en el Ayuntamiento para requerir información.
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Fuentes del Ministerio Público confirmaron este pasado miércoles que las diligencias que se iniciaron en junio continúan su tramitación «con carácter reservado». Detrás de las pesquisas, está la solicitud de paralización de los trabajos que reclamó la formación Adelante Valladolid al considerar que la terminal está fuera de la ordenación dentro el PGOU vigente. Esta calificación impediría, según argumentaban esgrimiendo el artículo 185 del Reglamento de Urbanismo de Castilla y León, realizar una reforma integral, ya que su calificación solo permitiría actuaciones de seguridad, salubridad o conservación mínima.
Ni la Junta ni el Ayuntamiento han recibido nuevas noticias sobre esta investigación. «Desde el 24 de junio no se ha tenido constancia de ninguna actuación más; la Consejería de Movilidad y Transformación Digital no ha entregado ninguna documentación, ni el Seprona ni la Fiscalía han solicitado ninguna información», confirman en este departamento de la Junta. El concejal de Urbanismo, que desde el principio ha defendido la legalidad del proyecto, explica que él envió en su momento el expediente completo a Fiscalía tras la visita de los miembros de policía judicial. Desde entonces «no ha habido nuevos contactos».
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Ante el estado actual de la terminal, una paralización de las obras, extremo que nadie ha barajado hasta ahora, la dejarían completamente empantanada. Si no hay novedades judiciales y los plazos previstos se cumplen, la estación de autobuses se reestrenará completamente renovada en octubre de 2026. El tajo ha obligado, de momento, a trasladar a la franja de San José dos negocios de bebidas y golosinas mientras que dos taquillas, de Alsa y La Regional, dan servicio en un espacio provisional de la zona donde han estado siempre.
Junto a ellas hay un cajero del Grupo Avanza que despacha billetes con la atención directa de una teleoperadora a través de una pantalla. La cabina de Fotomatón, todo un clásico de estas instalaciones que podían haber sido plató de un 'Cuéntame' de mediados de la década de los 70, se ha movido de la parte central del edificio de viajeros a la entrada desde Puente Colgante, donde se ubican la cafetería Bus-Stop y la carnicería-charcutería Ballesteros.
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El proyecto en marcha contempla la reforma integral del edificio principal y de la zona de las dársenas. Se reordena el espacio público del inmueble de viajeros mediante la eliminación del cuerpo central de taquillas y locales comerciales y se crea un lucernario en la cubierta para iluminar toda la estancia. La larga franja del pasillo de embarque será un espacio cerrado para mejorar el confort de los que esperan a los autocares. En este lineal se crea también un lucernario en toda su longitud para que cuente con luz natural y se cambia toda la pavimentación, revestimientos interiores o bancos. Como es lógico se construirán aseos nuevos tras décadas con unos baños destrozados en los que daba auténtico pavor entrar.
Su aspecto exterior también será otro. Se renovará toda la envolvente del conjunto, cambiará el ladrillo caravista por un panelado en color blanco, y se crearán espacios ajardinados en los accesos. Estos trabajos de reforma de las fachadas se aprovecharán para eliminar vallas publicitarias, los viejos equipos de climatización y cableado, además de demoler los volúmenes añadidos a algunos negocios, entre otras actuaciones relacionadas con la mejora de la eficiencia energética del inmueble. Además, el proyecto incluye la automatización de las entradas y aparcamientos de autobuses y sistemas para el control del flujo de viajeros, las rutas y los horarios.
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