El Esgueva anega sus pasos inferiores y el Pisuerga rebosa en Valladolid

Aunque con sus márgenes ligeramente anegadas por las precipitaciones y ante la previsión de que el nivel del agua siga aumentando, la situación hidrológica del Esgueva no es comparable a la del pasado 25 de marzo. Ese martes fue el momento en el que se registró el mayor caudal de todo el año, con una punta de 8,2 metros cúbicos por segundo que provocó que el agua anegase por completo los pasos inferiores y se quedase a pocos centímetros de alcanzar la zona de jardín situada entre el río y el paseo.

Ese martes, 25 de marzo, se registró la mayor crecida del Esgueva en lo que va de año, que se ha iniciado con persistentes lluvias que han colocado al mes de marzo como el segundo con más jornadas de lluvia registrado en los últimos cincuenta años, solo por detrás del mismo mes de 2001. Aunque la lluvia ha hecho acto de presencia desde el pasado viernes 11 de abril (cesando solo el jueves 17) la previsión para los próximos días es que las precipitaciones nos abandonen por la entrada de un anticiclón que dará paso a un aumento progresivo de las temperaturas -alcanzando incluso los 24 grados el próximo jueves- y con un panorama bien distinto cuando miremos al cielo, que por fin estará despejado.

A la espera de ese anunciado buen tiempo y al fin de las lluvias de los últimos meses, el Pisuerga ha experimentado este martes también una notable crecida y está a punto de alcanzar el límite de tierra de una de sus márgenes, la que da al entorno de Las Moreras. Paseantes en primera línea observaban la última crecida y miradas curiosas desde el puente de Poniente observaban el estado del caudal del río, que se encuentra a rebosar, rozando sus paseos inferiores.

A mediodía, el caudal del Pisuerga alcanzaba los 199 metros cúbicos por segundo, lejos de los 131 registrados apenas 24 horas antes y con una tendencia este martes a que siga creciendo conforme pasen las horas, por lo que no se descarta que el agua vaya ganando terreno hasta anegar las zonas de paso más próximas a la orilla. «De ayer a hoy habrá crecido unos treinta centímetros y unos ochenta comparado con los anteriores», destaca Quintín Martín, de la Asociación Amigos del Pisuerga y el cuidador habitual de las aves del río que cruza Valladolid junto a la caseta situada a los pies del puente de Poniente.

Un par de cañas de pescar junto al agua y a la espera de que picase algún lucio para devolverlo luego al río para pasar la mañana desde su rincón favorito y junto a las aves a las que protege y alimenta a diario. «No va a ser como otras veces, está estable», comenta Martín. Y este vigilante del Pisuerga lleva razón porque tras el pico de crecida alcanzado durante la pasada madrugada (204 metros cúbicos a las 4:00 horas) le seguían valores que rondaban los 199 metros cúbicos durante las siguientes horas, hasta este mediodía dando cuenta así de la situación estable respecto a la cantidad de agua del afluente del Duero a su paso por Valladolid.

Nada que ver con aquel 25 de marzo en el que el Pisuerga daba un estirón, anegaba los pasos inferiores y alcanzaba una punta de crecida cercana a los 309 metros cúbicos por segundo debido a la situación de inestabilidad y lluvias que dejó a su paso la borrasca Marthino. El panorama de este mes de abril ha sido bien distinto y tanto en el Esgueva como en el Pisuerga a su paso por Valladolid se encuentran muy lejos de la situación de peligro de inundación que para este afluente del Duero se encuentra en los 619 metros cúbicos por segundo.

El resto de ríos que se desbordaron hace unas semanas (Duero, Adaja y Cega) por el temporal y que mantuvieron en vilo a varios municipios presentan este martes un aspecto de total normalidad en relación a los valores de su caudal.

Fue precisamente el temporal Marthino el que provocó la crecida brusca del caudal y un daño colateral con el que no contaban desde la Asociación de Amigos del Pisuerga, el hundimiento de la barca de la Virgen del Carmen, la que usan para la procesión fluvial que se celebra desde hace un cuarto de siglo a mediados del mes de julio.

«La atamos un mes antes de que pasara esto con la cadena demasiado corta y la crecida que hubo en marzo provocó que se fuera inclinando hasta terminar por hundirse al entrar agua por la proa», asegura Luis Ángel Largo, presidente de la Asociación. Tuvieron que esperar dos semanas para poder tirar de la cadena de amarre para poder sacar del agua esta chalana de pesca, como se denomina la embarcación, y llevarla hasta la orilla. «Tuvimos que achicar el agua que se había almacenado en el interior y decidimos dejarla de nuevo en el río para que estuviera a salvo por si a alguien se le ocurría hacer algún acto vandálico», apunta Largo.

Esta barca -cuyo aspecto exterior se encuentra muy deteriorado- lucirá una nueva imagen los próximos días, cuando está previsto que comiencen a restaurarla. «Tardaremos un par de semanas porque, primero tenemos que quitar esa pintura que está desconchada, luego hay lijarla bien y reforzar algunas zonas con tela de fibra de vidrio para volver a pintarla y que así quede bien», explica Largo sobre una barca que adquirieron hace 15 años en Málaga y que pesa dos toneladas y media.