Enrique Cornejo, hijo predilecto como «amante de Valladolid» a través del teatro y la poesía

Una vida dedicada al teatro y su estrecha y orgullosa vinculación con Valladolid a través de la cultura le han valido Enrique Cornejo el nombramiento como hijo predilecto de la ciudad que le vió nacer en 1941. En una ceremonia celebrada en el salón de recepciones del Ayuntamiento, en la mañana del jueves se ha plasmado el acuerdo municipal aprobado en septiembre del pasado año por unanimidad a propuesta del alcalde. Sus méritos, «su amor al teatro, a la poesía y a todo lo que tiene que ver con aspectos solidarios y de compromiso con la ciudad de Valladolid», alegó Jesús Julio Carnero en un discurso en el que destacó que el nombramiento fue acordado «sin titubeos ni duda de ningún tipo» por todos los grupos políticos, «algo que en política no acontece habitualmente».

El empresario y promotor teatral que ha desarrollado su carrera en Madrid y en 2009 se hizo cargo de la gestión del Teatro Zorrilla ha acogido emocionado la distinción. Recordó Enrique Cornejo que desde que el entonces presidente de la Diputación Provincial, Ramiro Ruiz Medrano, sacó a concurso la gestión del coliseo tras una profunda reforma arquitectónica, su escenario ha acogido más de cuatro mil espectáculos de teatro, ballet, danza, conciertos, presentaciones de libros, conferencias y multitud de eventos, algo difícil de lograr».

Agradeció la «sintonía absoluta» con el proyecto del teatro provincial mantenida con los sucesivos presidentes de la Diputación, Jesús Julio Carnero y el actual Conrado Íscar, y habló de otro de sus logros, la creación del Premio Internacional de Poesía José Zorrilla, «que va camino de celebrar su XI edición, considerado uno de los más importantes de España». A él se debe también el impulso a las representaciones de 'El Tenorio', que a cargo de Amigos del Teatro de Valladolid, reúnen a miles de espectadores cada primera semana de noviembre con varias funciones en el Zorrilla. Otro modo de crear vínculos entre el Teatro Zorrilla y la ciudad puesto en marcha por Cornejo es la dedicatoria de butacas a personalidades vinculadas a la cultura local, la última con el nombre del fotógrafo de El Norte de Castilla, Gabriel Villamil.

Quien practicó el boxeo durante su juventud cambiándolo por las tablas del escenario pronunció su discurso en ocasiones con voz entrecortada por la emoción, en una sala en la que estuvo acompañado por los miembros de la Corporación, el rector de la Universidad de Valladolid, Antonio Largo, el exalcalde Javier León de la Riva, y entre el público el etnógrafo Joaquín Díaz, el poeta Fermín Herrero, el coordinador de Valladolid Letraherido, Pedro Ojeda; el procurador Ramiro Ruiz Medrano. y el presidente de la Diputación, Conrado Íscar, así como representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y del ámbito cultural y empresarial de la ciudad.

El regidor remarcó los vínculos del empresario escénico con la ciudad a través del teatro y la poesía, atribuyéndole una lista de valores: «Ceremonioso, amistad, boxeo, amante de Valladolid, libertad, literatura, entereza, romántico y obstinado; si sumamos la primera letra de cada palabra da como resultado caballero», elogió Carnero.

Enrique Cornejo se suma una nómina de hijos predilectos de Valladolid que el alcalde recordó con los nombramientos acordados durante la democracia, el último de ellos en 2022, el del entonces cardenal y arzobispo Ricardo Blázquez. Le precedieron con tal distinción el expresidente de Renault en España, Juan Vicente de los Mozos; Verónica Casado, elegida mejor del mundo en su especialidad por la Organización Mundial de la Medicina de Familia y exconsejera de Sanidad; los escritores Miguel Delibes, Rosa Chacel, Francisco Pino y Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña; el mecenas Benigno de la Vega Inclán o, a título póstumo, el exalcalde Tomás Rodríguez Bolaños.

A algunos de estos hijos predilectos dedicó también Cornejo elogios en una alocución en la que recordó a su padre. «Siempre me decía 'nunca pierdas el tiempo, empléalo. Y un día en la Plaza Mayor lo repetí: 'Papá, lo he empleado'». El público, puesto en pie, coronó con una salva de aplausos la distinción como hijo predilecto de Valladolid.

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