Descubre cuántos vecinos viven en cada una de las calles de Valladolid
Un buscador con los datos del padrón permite por primera vez conocer el listado de las vías más pobladas de la capital
La construcción compactada, las calles estrechas –en ocasiones muy estrechas y sin apenas hueco para el sol–, los bloques clonados (uno, dos, tres, mil), la ausencia de plazas, de parques, jardines en el centro del barrio. Sobredosis de ladrillo y hormigón. Hay zonas de la ciudad en las que sus vecinos, si se repartiera la superficie catastral urbana disponible, tocarían a menos de 60 metros cuadrados. Son el Cuatro de Marzo, un puñado de calles de Arturo Eyries (Colombia, Chile, Ecuador), de Pajarillos (Cigüeña, Tórtola...), La Rondilla al completo y un triángulo de Huerta del Rey (entre la avenida de Salamanca, Miguel Ángel Blanco y Joaquín Velasco Martín). También un par de manzanas del entorno de la Circular. Son las zonas con mayor densidad de población, con más habitantes en función de la superficie, según los datos que maneja el Ayuntamiento que, por primera vez, ha desvelado el número de personas que viven en cada una de las calles de Valladolid.
La más concurrida (con sus 4.182 metros de longitud) es el paseo de Zorrilla, donde viven 5.979 vecinos, según los datos actualizados del padrón. Ayuda que sea una calle tan enorme... aunque eso no es garantía. En la capital hay dos vías más largas: la avenida de Salamanca (4.929 metros) y Juan Carlos I(4.756), pero con menos habitantes (609 y 2.453, respectivamente). Estas son las calles más pobladas.
Así, barrios como Delicias y Parquesol atesoran buena parte de las calles más pobladas: Caamaño, avenida de Segovia, Embajadores en el primer caso; Hernando de Acuña, Manuel Azaña, Eusebio González Suárez, en el segundo. La ciudad tiene 48 calles donde viven más de mil personas en cada uno de ellas. Aproximadamente la mitad de los habitantes (150.407) viven en las 150 vías más pobladas. La otra mitad de los vallisoletanos se reparten entre 1.695 calles.
Aquí puedes consultar cuántos vecinos viven en las calles de Valladolid. En el buscador puedes introducir el nombre de la vía y aparecen los resultados de todas, excepto de las que tienen menos de 10 vecinos.
En cualquier caso, como alerta el arquitecto Juan Luis de las Rivas, profesor de Urbanismo y Ordenación del Territorio en la Universidad de Valladolid, la calle «no es una buena unidad de medida para analizar la densidad de población». Más correcto sería el empleo de agrupaciones de manzanas que, sin llegar al enorme tamaño de los barrios, permitiera establecer mejores comparaciones.Los datos oficiales no ofrecen esa radiografía tan detallada, pero sí que permiten dividir la ciudad en 46 unidades para extraer algunas conclusiones. Por ejemplo, que esos barrios con tanta compacidad (Cuatro de Marzo, Rondilla, Pajarillos)se contraponen a otros donde sus vecinos disfrutan de más metros cuadrados por habitante. En el otro extremo se sitúa, por ejemplo, el Pinar de Antequera (con 829 metros por residente).
Pero claro, la superficie disponible no es la única medida para analizar la calidad de vida o las comodidades de las que disfruta un vecino. «Hay que fijarse también en la relación que se establece con los servicios disponibles:espacios públicos, comercio, dotaciones, transportes», explica De las Rivas, quien recuerda que el urbanismo vallisoletano y el diseño que se ha sedimentado con los años ha dibujado una ciudad que ha dejado los espacios libres en el borde de los barrios. Un ejemplo claro es La Rondilla, con un gran parque (Ribera de Castilla, 11,6 hectáreas)situado en la orilla, como la mayor parte sus dotaciones. También ocurre en Delicias, con una completa franja de infraestructuras (centro de salud, centro cívico, colegios, institutos) en Juan Carlos I, pero no tanto en el interior del barrio.
Así, la congestión residencial de muchas zonas de la ciudad viene fijada por ese diseño «a golpe de plan parcial» que apiñaba viviendas y luego repartía dotaciones y zonas verdes en su entorno, sin integrarlas. Y eso, sin olvidar que es un cierto grado de densidad el que otorga a la ciudad su carácter urbano, con una vertiente que puede considerarse incluso positiva, vinculada con la eficiencia y el menor consumo de energía.
Pero hay más formas de ver este cruce de datos entre viviendas, vecinos y superficie disponible. Por ejemplo, queda patente que el centro se vacía. En lo que va de siglo, los seis barrios del centro (entorno de Plaza Mayor, Universidad, San Pablo, San Miguel, San Nicolás y Caño Argales)han perdido 6.981 vecinos, el 18,3%, lo que ha provocado que cada vez haya más viviendas vacías. En el casco histórico(desde Poniente a Alonso Pesquera, entre San Benito y Recoletos) hay 5.797 casas (las oficinas, 796, cuentan aparte), según las cifras del padrón y los recibos del IBI, y 8.733 habitantes. Así, la relación de personas por viviendas en el centro es de 1,51. Solo hay una zona con peor porcentaje:el polígono de Argales.
Los otros barrios que presentan muy baja tasa de ocupación de viviendas (lo que apunta a pisos vacíos o al incremento de personas que viven solas, en muchos casos vinculado con el envejecimiento) son Universidad, Batallas o la zona de Hospital (que es la que tiene el mayor porcentaje de mayores de 65 años de la capital). En el extremo opuesto, las zonas con mayor proporción de personas por vivienda (con los hogares más llenos) son Arturo Eyries, el páramo de San Isidro, Parquesol y los barrios de la zona sur (como Covaresa y Parque Alameda), además de Huerta del Rey y Las Flores.
