Cuatro castillos de Valladolid recreados con bloques de Minecraft

Lo que comenzó como una idea lúdica en 2014 se ha convertido, siete años después, en un proyecto llamado 'Minecrafteate', con su propio canal de YouTube, donde se pueden ver más de 216 réplicas de joyas urbanísticas de Castilla y León, España e, incluso, de Europa y América. «Fue mi amigo Alberto Santamarina el que me introdujo en este mundo. Primero era un entretenimiento, pero con el paso del tiempo hemos visto que nuestro trabajo es una herramienta perfecta para dar conocer y concienciar sobre la conservación del patrimonio», explica Gabriel, que a sus 28 años cuenta con dos grados superiores, uno de proyectos audiovisuales y espectáculos y otro de iluminación y captación de imagen, y trabaja como diseñador gráfico.

«Lo primero es buscar un monumento que nos llame la atención. En Valladolid –explica Gabriel– hemos elegido los castillos de Medina del Campo y de Simancas y las fortalezas de Villafuerte de Esgueva y Torrelobatón». Pero el catálogo es muy extenso, en su blog se pueden ver recreaciones tan variopintas como la del Museo de la Evolución Humana de Burgos –«mi primer proyecto»–, los molinos de Consuegra, Campo de Criptana o Alcázar de San Juan o el castillo de Sully Sur Loire, en Francia.

Una vez decidido el proyecto, realizan –en plural, porque Gabriel sigue 'construyendo' codo con codo con Alberto Santamaría– un rastreo para encontrar información visual del edificio elegido. «Pocas veces vamos en persona. Solemos tirar de fotografías, maquetas 3D o planos para empezar a construir en el juego. Elegimos la escala haciendo la parte más alta del edificio porque Minecraft tiene un límite de altura de 500 cubos y, luego, seguimos con el resto del monumento a proporción. Y todo con bloques, aquí no hay ni curvas ni esferas».

El videojuego, desarrollado por el sueco Markus Persson y que cuenta con 600 millones de jugadores en la actualidad, tiene posibilidades infinitas, pero requiere de mucho tiempo. «Yo dedico una media de dos horas al día, pero cada proyecto es un mundo». La maqueta de la Catedral de Burgos le llevó un año solo en el exterior –señala este joven burgalés–, en cambio, «en el castillo de La Mota 'solo' invertí dos meses y un millón y medio de cubos».

En la mente de Gabriel está, a corto plazo, la recreación del Ayuntamiento de San Sebastián y el Alcázar de Segovia, pero el objetivo, reconoce, «va más allá». Ahora está centrado en colaborar con la divulgación del patrimonio de la España vaciada, concienciar sobre la necesidad de conservación e impulsar los monumentos de pueblos con menos medios a través de su blog, de una forma atractiva. Una tarea a la que se ha unido Nora Pulido, que pone voz a los vídeos para dar un valor más educativo a estas joyas virtuales.

Gabriel García y su compañero de construcción Alberto Santamarina tardaron dos meses en colocar correctamente el millón de bloques que compone la réplica del Castillo de La Mota, situado en la localidad de Medina del Campo. Lo hicieron en el mes de julio de 2016. La fortaleza data del siglo XV.

En el siglo XV Simancas pasa de la jurisdicción de Valladolid a la de los Enríquez, Almirantes de Castilla: serán los promotores de la construcción del castillo a partir del año 1465. Fue depósito de armas y monedas y cárcel. En 1540, por orden de Carlos I, una de sus torres se dedica a archivo de los documentos más importantes de la Corona. Es propiedad del Ministerio de Cultura y sede del Archivo General homónimo. Su estado de conservación es óptimo ya que nunca ha sido abandonado y a lo largo de los siglos se ha intervenido en él para mejorar su funcionalidad como archivo histórico.

El castillo de los Comuneros se impone sobre los Montes Torozos y es visible desde varios kilómetros a la redonda. Su construcción comenzó en el siglo XIII con la intención de vigilar el valle del Hornija. Perteneció a los Enríquez, almirantes de Castilla (1455-1473) por lo que en la torre del homenaje se aprecian los blasones de esta familia. Se construyó en su totalidad a mediados del siglo XV.

El castillo de Villafuerte de Esgueva, también conocido como 'Castillo de Garci Franco de Toledo', es Bien de Interés Cultural desde 1988. Construido en el siglo XV, fue residencia de la familia Franco, judíos conversos provenientes de Toledo, que adquirieron el señorío de Villafuerte.