Ser celiaco, un sobrecoste de 850 euros anuales en la cesta de la compra
El costoso proceso de producción y la baja demanda entre los factores que elevan los precios
mario azcona
Lunes, 29 de agosto 2022
Una dieta basada en alimentos sin gluten es la única 'medicina' que poseen los celiacos. Una medicina que se extiende de por vida y que supone un coste muy elevado. Y es que según los datos recogidos en el informe anual de precios elaborado por FACE, Federación de Asociaciones de Celiacos de España, la cesta de la compra supone un gasto extra de 17,61 euros a la semana, 70,43 euros al mes y 845,20 euros al año para el colectivo celiaco.
Con la inflación los celiacos han visto como su cesta de la compra, ya elevada de por sí, ha aumentado en 86,97 euros, una cuantía total que les supone un 260 por ciento más al año que una persona no intolerante al gluten.
En una comparativa de precios en productos básicos se observa como un kilo de pan tostado con gluten cuesta 2,8 euros mientras que sin gluten se eleva hasta los 20,7 euros. O la pasta, 98 céntimos el kilo, pero para un celiaco 3,18 euros. Un elevado coste que en el desayuno es donde más se nota, cien gramos de magdalenas se pueden adquirir por 47 céntimos, mientras que sin gluten suben hasta los 83 céntimos o en el caso de los cereales de chocolate, donde el kilo con gluten está a 2,82 euros y sin gluten se multiplica por seis hasta los 13,83 euros.
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Unos productos tan caros como apuntan desde las asociaciones de celiaquía debidos a diversos factores. En un primer lugar se estima que la cantidad de población española intolerante al gluten es de un uno por ciento, en Valladolid la Consejería de Sanidad cifra la cantidad de celiacos en 5200 personas, que podría llegar hasta los diez mil, debido a que no todos los enfermos están diagnosticados, una cuantía que provoca una baja demanda que hace que a los fabricantes no les interese su producción debido a los elevados costes de esta. Y es que estos alimentos deben pasar un doble control de calidad, que garantice la ausencia de «contaminación cruzada» y la necesidad de una línea de producción exclusiva. Por otro lado, se trata de un proceso de transformación más complejo, estas masas sin gluten necesitan a mayores otros compuestos que les permitan igualar las propiedades de las masas con trigo. A pesar del costoso proceso que siguen estos alimentos desde FACE recomienda basar la dieta en productos genéricos, pescado, carne o huevo entre otros y evitar los no genéricos, alimentos adaptados a celiacos, por su escaso valor nutricional.
A la dificultad económica hay que sumarle un nuevo inconveniente en las zonas rurales, y es la baja disponibilidad que puede existir en algunos establecimientos autonómicos y de menor superficie, algo que obliga a estos consumidores a desplazarse a núcleos urbanos mayores para obtener algunos productos de uso diario.
Desde ACECALE, la Asociación de Celiacos de Castilla y León, bajo la demanda de sus 1502 socios, solo en Valladolid hay 602 familias asociadas, constantemente piden ayudas para subvencionar estos alimentos a la Junta de Castilla y León, una petición que por el momento no ha tenido éxito ni parece que la vaya a tener a corto plazo. Unas ayudas que sí están presentes en otras comunidades españolas, como por ejemplo en Vizcaya donde hay destinado cien mil euros para las 1250 solicitudes.
Así es el día a día de Emilia Jiménez, una joven de 25 años, que desde hace cinco a parte de notar un 'agujero' en el bolsillo también ha visto incrementado su tiempo en el super revisando etiquetas «en muchas ocasiones no viene indicado, y con el nivel tan alto que tengo diagnosticado si existe contaminación cruzada puedo acabar en el hospital, incluso en productos de cosmética como las bases de maquillaje».
«Desde que me dijeron que era celiaca la variedad se acabó para mí, eso sí, mis gastos mensuales en comida, a pesar de llevar una dieta saludable basada en verdura y pescado, han subido cincuenta euros aproximadamente, es la única solución que tengo si quiero comer algún día pasta», comenta contrariada. Por si eso fuera poco durante sus primeros años de enfermedad tuvo que sumar el gasto extra de transporte «antes vivía en una urbanización a las afueras, y claro, en el supermercado que hay allí, a pesar de ser una gran cadena de alimentación, no tenían de nada, para comprar pan de molde tenía que venir a Valladolid».
Un gasto que también ve reflejado si quiere salir fuera a cenar o a desayunar, por ejemplo, durante las vacaciones «para cenar fuera lo primero es tener suerte y encontrar un restaurante con una carta variada, por supuesto hay que tener en cuenta que estos platos tienen un suplemento, especialmente si pides pan. En un desayuno solo la tostada con jamón ya son cinco euros».
«No me parece justo que los productos específicos para veganos sean mas baratos, y lo mío que es una enfermedad ni tan siquiera tenga alguna ayuda económica».
Rosa Vivero, propietaria desde hace 25 años de un herbolario que lleva su nombre, comenta que en sus inicios sí intentaron tener una sección dedicada a los productos sin gluten, un proyecto que no duró mucho tiempo debido a la baja demanda, «pero sí es verdad que en los ultimos años cada vez hay mas gente intolerante al gluten y están creciendo las ventas», declara Vivero. En cuanto al precio, de unos productos muy caros de por si, asegura que la inflación no ha supuesto un incremento excepcional para ellos «ahora todas las cosas son más caras, los productos para celiacos han subido a la par que los otros productos», comenta.