Cañas a 1,50 euros o menos en Valladolid
Tomarse una cerveza de barril por poco más de un euro es posible en la capital y la provincia. Aquí te decimos dónde
Ir de cañas es mucho más que salir a tomar cerveza. Es un ritual social donde amigos, familiares o colegas se reúnen en los bares y para disfrutar de un buen rato. El ambiente relajado y las risas compartidas nos permiten olvidarnos de las preocupaciones cotidianas y sumergirnos en el placer de la compañía y la buena bebida. Y si a esto le sumamos un ahorro para el bolsillo, pues mejor que mejor.
Recientemente la Asociación de Hosteleros de Valladolid informó que los negocios de hostelería de Valladolid y provincia han aplicado desde los primeros días de enero, la subida del 2,8% correspondiente al Índice de Precios al Consumo (IPC). Sin embargo, muchos hosteleros se resisten a repercutir a sus clientes todas las subidas de la materia prima que ellos han sufrido. Sostienen sus precios con el fin de preservar a la clientela más fiel y de adaptarse a las circunstancias económicas actuales. Tomarse una caña en Valladolid por 1,50 euros o menos todavía es posible. A continuación te indicamos algunos establecimientos que mantienen a raya sus precios. ¿Nos vamos de cañas por poco más de un euro?
■ Cafetería de Usos Múltiples
Mario Ramos sabe muy bien lo que es tener que ingeniárselas para ofrecer un buen servicio y una buena oferta de productos manteniendo una política de precios bajos. Él tiene la concesión de la cafetería del edificio de Usos Múltiples, donde atiende desde las 07:30 hasta las 17:00 horas, a cientos de trabajadores, a vecinos de la zona y a muchos vallisoletanos que acuden allí a diario a realizar sus gestiones. «Un hostelero con un establecimiento a pie de calle puede poner los precios que quiera. Nosotros no. Al dar servicio a un centro administrativo no podemos subir los precios como quisiéramos», informa este hostelero que pone cañas a 1,30 euros. «Las hemos subido a primeros de enero, pero tan sólo 5 céntimos. Las teníamos a 1,25 euros. Más baratas imposible», añade.
Al igual que las cañas, el resto de productos como el café, los refrescos o los menús del día, siguen también esta política de precios económicos. «Los trabajadores están acostumbrados a que seamos tan baratos, pero la gente que viene de paso, al ver lo que cobramos se quedan sorprendidos. Ya quedamos pocos en Valladolid con estos precios. El café no lo hemos tocado y lo seguimos manteniendo a 1 euro. Lo que hemos subido un poco más, es el menú del día, que ha pasado de 7,10 euros a 8,10 euros, porque era imposible dejarlo en menos», aclara Ramos, quien asegura que tiene clientes que cada día «se cruzan andando la ciudad entera», para beneficiarse de sus económicas tarifas.
■ Bar Leonés
Tras regentar durante un tiempo un bar en Mucientes, el pasado 1 de septiembre, las hermanas gemelas Antoaneta y Daniela Lazarova, de origen búlgaro, iniciaron una nueva aventura empresarial y hostelera, esta vez en la capital. Juntas abrieron este bar en la calle Transición del barrio de las Delicias. La experiencia ha sido tan positiva que han decidido diversificar. Antoaneta se ha quedado al frente de este establecimiento, mientras que su hermana Daniela se ha hecho cargo del Bar Peñafiel en Pajarillos.
El don de gentes de Antoaneta y su experiencia han contribuido para ganarse en estos pocos meses el corazón de una clientela fiel. También su política de precios bajos. Los dos primeros meses tuvo como precio promocional, el café y la caña a 1 euro. «Ya estamos trabajando con nuestros precios definitivos. El corto lo tengo a 0,80 euros y la caña a 1,30 euros. El resto de precios van en la misma línea: el café a 1,20 euros y el vino a 1 euro. Soy partidaria de vender muchos pocos en lugar de pocos muchos. Al principio no nos conocía nadie y decidimos fijar esos precios porque era la manera de fidelizar a la clientela. La gente nos ha respondido muy bien. He podido negociar bien con mi proveedor. Me ha hecho un buen precio. A mí no me compensa vender 10 cañas a 2 euros. Prefiero vender 70 cañas a 1,30 euros», explica contenta. Sus sopas de ajo se han hecho famosas en el barrio. Las ofrece gratis con cualquier consumición. La tortilla también se la quitan de las manos.
■ Bar Peñafiel
El pasado 1 de diciembre, Daniela Lazarova, se ha hecho cargo de este bar en la calle Pavo Real y al igual que su hermana Antoaneta, ha optado por unas tarifas más beneficiosas para los clientes. «El café y el vino, que son los productos que más margen dejan, los cobro a 1 euro y la caña a 1,30 euros. Con estos precios, lo que trato es de vender 100 cañas en lugar de 50», indica esta hostelera de origen búlgaro, que abre desde las 09:00 hasta las 21:00 horas. «La gente está encantada. Esto es un barrio y que sea barato, se valora mucho. Una caña siempre te sabe mejor si pagas 1,30, que si pagas 1,80 euros. En Pajarillos hay muchos compatriotas nuestros, que por afinidad se acercan a diario a tomar algo a mi bar. Yo estoy muy agradecida de cómo nos ha acogido todo el barrio y pienso seguir manteniendo estos precios», argumenta.
■ El Cafetín de Cobalto
Jorge García presume de que su establecimiento, El Cafetín de Cobalto, es «el más barato de todo el polígono San Cristóbal». Las cañas las cobra a 1,40 euros y las jarras grandes de cerveza a 3 euros. «Los precios los subí un poquito en agosto y no los he vuelto a tocar a pesar de todas las subidas. Soy consciente de lo mal que está la economía para todos y no quiero repercutírselo a mis clientes», explica este hostelero que se las ingenia para poder mantener sus precios. «Todos los lunes a las 05:00 horas de la mañana me voy a Mercaolid para poder comprar los mejores productos y al mejor precio», explica. «Las cañas es un producto que deja margen. No tanto como el café, pero deja margen. Me cuesta aproximadamente a 1,80 euros el litro», prosigue.
A primera hora de la mañana todo lo que sirve son cafés, cacaos e infusiones. Las cañas las empieza a tirar a partir de las 12:00 horas. «Me suelen decir que están muy contentos con mis precios. Yo les explico que me esfuerzo mucho para seguir manteniendo la calidad sin que ellos se tengan que apretar el bolsillo», completa.
■ El Rincón de Chechu
Hace 6 años que Cvetan Ivanov, al que todos apodan 'Chechu', regenta este pequeño bar situado en una prolongación peatonal de la calle León. Es un tramo muy de paso, pero poco comercial y por ello, este hostelero se las ha tenido que ingeniar para atraer y mantener a una clientela fiel. En su local, el ticket final nunca es una sorpresa, ya que su lista de precios está expuesta, a gran tamaño, en su fachada. «Siempre he mantenido la misma línea de precios económicos. Acabo de subirlos a principios de año, pero aún así, siguen siendo de los más baratos. En 2022 la caña la tenía a 1 euro. En 2023 la subí a 1,20 y ahora la acabo de subir a 1,50 euros. El café en diciembre lo estaba cobrando a 0,80 euros y ahora lo tengo a 1 euro. La pinta la tengo a 1,50 y el tercio a 2 euros. Soy consciente de que mi bar no está en la mejor ubicación posible», argumenta. «No tengo cocina, tampoco tengo terraza, así que tenía que destacarme por algo y he optado por hacerlo con precios bajos, pero con buena calidad», añade este hostelero. Es un bar pequeño, y que siempre está lleno. Las pocas sillas que tiene en el exterior, siempre están ocupadas y eso es porque Chechu les trata bien, ya que con cada consumición, regala una tapa de embutido.
«Es el mejor bar de Valladolid. Tenemos mucha confianza con Chechu y no queremos que nos suba los precios», dicen tres amigos, que alternan allí a diario. «El secreto para poder permitirme estos precios es que trabajo solo. No tengo empleados y eso elimina muchos costes fijos, pero claro, eso me obliga a trabajar unas 17 horas diarias. Cuando llegué a España en el 2001 empecé trabajando en la construcción, como marmolista. Con la crisis de 2008 me hice autónomo y me pasé a la hostelería. He tenido varios negocios antes que éste», relata este hostelero que ve cómo los jueves, viernes y sábados, los jóvenes llenan su bar, ávidos de una caña bien tirada por un módico precio.
■ Teleclub de Tordehumos
Desde que Fernando González Francos tiene memoria, siempre ha estado tras la barra de un bar. Hijo de un matrimonio de hosteleros de Torrelobatón, pasó su niñez y juventud ayudando a servir chatos y mostos. Desde hace 9 años regenta el Teleclub de Tordehumos, que es la sede de la Asociación Cultural Cristo de la Vega, con más de 500 socios. Allí la premisa siempre ha sido mantener los precios bajos, ya que los asociados pagan una cuota de 6 euros anuales. Todos los que vayan hasta este fin de semana al Teleclub pagarán la caña a 1,30 euros. A partir del lunes 22, Fernando subirá sus tarifas. «No le queda más remedio», asegura. Pero la subida es mínima. Tan sólo 10 céntimos. «Hace por lo menos dos años que no subo los precios y ya tocaba. El café ahora lo tenemos a 1 euro y lo voy a subir a 1,20 euros. A pesar de la subida, seguiré siendo muy barato», dice Fernando, quien además da una tapa de aceitunas, patatas fritas o chorizo con cada consumición. «Tener los precios más económicos es una forma de beneficiar a los socios aunque a mi bar puede venir todo el mundo. Puedo mantener estos precios porque la renta que pago es baja. Los que son de fuera y no saben que es un teleclub al entregarles las vueltas me preguntan que si les he cobrado de menos», dice entre risas.
■ Bar Ruy-Wamba en Mota del Marqués
En la Plaza Mayor de Mota del Marqués, encontramos este bar con más de 110 años de historia, uno de los más antiguos de la provincia. Milagros Sánchez y su hija Adela Alonso son las que atienden a una clientela fiel a la que le gustan mucho las cañas y sobre todo, su precio. «Las vendemos a 1,40 euros. Hace aproximadamente dos años que las tenemos a este precio. Anteriormente las teníamos a 1,30 euros. Es posible que a mediados de año tengamos que pensar en subirla, porque a nosotros nos ha subido todo», explica Adela. Son muchos los vecinos de los pueblos de alrededor que acuden a su bar a alternar, lo mismo que muchos de los viajeros que discurren por la A6. «Muchos se desvían en su camino para tomar algo ahorrando algo de dinero. Hay gente que nos dice que por ser un bar de pueblo lo tenemos que tener más barato, pero no se dan cuenta de que a nosotros el barril nos cuesta lo mismo que a un bar de la capital y encima ellos tienen más clientela que nosotros. Otro tema a tener en cuenta es que hay distintas marcas y precios pero nosotros siempre damos la de más alta gama. La mejor cerveza y al mejor precio. ¿Qué más se puede pedir?», subraya.
■ Casino de Mota del Marqués
Seguimos en Mota del Marqués y en la misma plaza Mayor nos encontramos con este bar también centenario, que desde hace año y medio regentan José Ángel Diente y su mujer María Ángeles Pérez. En todo este tiempo, este matrimonio de hosteleros ha venido cobrando la caña a 1,40 euros. El pasado 1 de enero, decidieron fijar el precio en 1,50 euros para contrarrestar un poquito todo el encarecimiento de materias primas y suministros que ellos han sufrido. Sus clientes lo han aceptado bien. «Lo han tomado como algo natural. Nadie se nos ha quejado. Todo el mundo es consciente de que todo está carísimo y 10 céntimos de euro no supone nada y a nosotros nos alivia un poco de las subidas de precios», explica este matrimonio de hosteleros. De lunes a viernes ofrecen una tapa de tortilla, patatas o de sardinillas con cada caña o consumición. «Al estar ubicados en un pueblo, tenemos a fijar unos precios más económicos», concluye.
■ Centro social de San Cebrián de Mazote
Antaño San Cebrián de Mazote llegó a tener cinco bares. Actualmente, sus vecinos y visitantes alternan y juegan la partida a diario en la sede social de la asociación Cultural Miguel Delibes, que se encuentra en los bajos del Ayuntamiento. De él se encargan, desde hace 23 años, Yolanda Mateo y Emilio Gómez, que es además, el alcalde del municipio. Allí las cañas cuestan a 1,50 euros. «Al ser una asociación, los más de 400 socios pagan una cuota de 1 euro al mes para sustentar la asociación y sus actividades y como contraprestación, los precios son más económicos. El café lo tenemos a 1 euro y los refrescos a 1,30 euros. Los mantenemos así desde hace bastante tiempo», comenta Emilio. «El precio de la cerveza a nosotros cada año nos lo suben un 5% aproximadamente, por lo que cada vez tenemos menos margen. Además, la luz que requiere el grifo y la carga del nitrógeno es un coste añadido. Podemos capear esa subida porque a veces los clientes la piden con gaseosa o con limón y entonces compensamos un poco. En realidad nos queda más margen en los botellines de cerveza, que los descorchas y no tienen más costes asociados», concluye.