Aumentan las denuncias por la presencia de rata negra en el centro de Valladolid

Su presencia genera rechazo y desconcierto entre los vecinos y turistas de la ciudad que son testigos de cómo campa a sus anchas, y sin miedo a toparse con los humanos, este nuevo y ágil residente. Es la rata negra, también conocida como rata de árbol o de tejado.

«Es cierto que ha habido más proliferación en los últimos meses, pero el foco del Campo Grande está bajo control. También hemos detectado una nueva localización en Las Moreras, sobre la que ya estamos trabajando», explica Ana Mataix, jefa de la sección de Salud Pública y Protección del Ayuntamiento de Valladolid.

Su presencia no es nueva en nuestra ciudad, de hecho, este negro roedor llegó a la capital a principios de los años 90. «En Valladolid la detectamos antes que en ninguna otra ciudad de España, pero por entonces se localizaban en los chopos que hubo en el Paseo de Isabel la Católica».

Ahora es más visible y no es extraño encontrar a este roedor de origen asiático en grandes parques, por el suelo, los matorrales o trepando por los árboles. De hecho, es donde construyen sus nidos, en las copas o entre los setos. «Utilizan hojas para impermeabilizarlos y protegerse de la lluvia, sus nidos son muy similares a los de las aves, por eso pasan más desapercibidos. Desde que nacen conviven en espacios abiertos y ese es el motivo por el que no se muestran huidizas, no se asustan de las personas», explica Mataix.

El Ayuntamiento gracias al equipo de zoonosis del que forman parte una docena de trabajadores realiza las tareas de desratización durante todo el año «y gracias a ello los focos están controlados, pero no es una tarea sencilla», señalan desde el Ayuntamiento.

En las últimas semanas los ciudadanos han notado una mayor presencia de rata negra y esto se ha traducido en un aumento de las denuncias de plagas registradas en el Área de Salud Pública y Seguridad Ciudadana. Así, en el primer semestre de 2021 se notificaron un total de 149 quejas por presencia de roedores -64 de rata negra- frente a las 263 registradas hasta la fecha de este 2022. De esas, 140 eran las denominadas de árbol, 103 de rata de alcantarilla, 4 de ratón, 1 topillo y 15 sin identificar.

«No podemos bajar la guardia, pero queremos mandar un mensaje de tranquilidad y explicar a los ciudadanos que ya están disminuyendo esos datos, que no se alarmen por un incremento de población de estos roedores, simplemente es que se dejan ver en zonas de mayor tránsito de personas», añade Mataix.

Son inteligentes y se acostumbran con facilidad a las condiciones de la ciudad. Además del Campo Grande y Las Moreras, se ha detectado su presencia en zonas como la de las Cortes, Covaresa o la Plaza del Ejército, aunque Mataix explica que en esta última localización «fue algo puntual de meses pasados, allí ahora ya no tienen apenas presencia».

Empezaron en Parquesol o Pajarillos y el Paseo del Cauce, pero no es extraño ver a estos oscuros y ágiles roedores en las riberas del Esgueva o del Pisuerga. «Lo que sucede desde hace cuatro años es que están colonizando en más sitios porque se adaptan muy rápido», señala Miguel Sancho, jefe del Servicio de Salud Pública del Ayuntamiento.

Su población aumenta con la llegada de la primavera y las altas temperaturas como las que se están registrando en los últimos días. Precisamente el sofocante calor ha propiciado la aparición de cucarachas «en mayor número y de una forma más brusca». El servicio de zoonosis del Ayuntamiento lleva a cabo campañas anuales en primavera y otoño con una duración de dos meses en cada estación. «También hacemos tratamientos puntuales como está pasando ahora en función de la necesidad. Intervenimos en alcantarillado o zonas de superficie como esquinas para evitar que se reproduzcan», asegura Sancho.

Hasta este miércoles, el Ayuntamiento ha recibido un total de 410 denuncias por parte de los ciudadanos que han detectado a estos insectos de color castaño. En 2021 fueron 168 las peticiones al Consistorio para eliminarlas. «En este caso hay más alarma que en el caso de las ratas porque la mayor presencia es evidente y, por eso, seguimos trabajando con gases, lacas y geles que acaban con ellas, aunque es necesario que pasen varios días para que haga efecto», puntualiza el experto.

La vigente normativa en el empleo de biocidas no agrícolas para acabar con ratas, cucarachas o mosquitos es, según los expertos consultados, muy estricta. «Ha de hacerse por personal altamente cualificado que se asegura de que el tratamiento solo vaya dirigido a ese animal o insecto en concreto». En el caso de la rata negra se usan cajas portacebos que se instalan entre los setos o en las copas de los árboles de las zonas donde los roedores campan más a sus anchas.

«Se señaliza el lugar y en el interior de la trampa se pone el cebo -con la dosis letal necesaria- para acabar con el roedor, pero hay que ir cambiando el tipo que se les da porque aprenden rápido, incluso rociamos el cebo con una especie de sirope para que les resulte más palatable», señala Sancho.

Aunque su mayor presencia preocupa a los vecinos de Valladolid, el biólogo conservador, José María García, explica que «no suponen una amenaza para el resto de especies, porque esta rata no es tan numerosa en la ciudad como puede suceder en otros países» pese a ser considerada una de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.