Una vallisoletana logra el permiso para descubrir si su padre está enterrado en el Valle de los Caídos
Patrimonio Nacional da luz verde a las familias que iniciaron los trámites legales para que los forenses recuperen e identifiquen los restos de 31 personas enterradas en la cripta de la basílica
«Parece que se acerca lo que llevamos tanto tiempo esperando: que nuestro padre, nuestro abuelo, pueda estar enterrado junto a su mujer y podamos ... llevarles flores al cementerio del Carmen». La esperanza se cuela en las palabras de Mercedes Abril, la mujer de 86 años que hace más de 14 solicitó ayuda a Patrimonio Nacional para conocer el paradero del cuerpo de su padre, Rafael, asesinado durante los primeros meses de la Guerra Civil, sin que sus allegados hubieran tenido noticia suya desde la última carta que escribió el 22 de septiembre de 1936. Esta semana, después de tanta espera, Mercedes ha recibido un soplo de ilusión.
Patrimonio Nacional escribió este lunes a Mercedes y a otras familias «cuyas solicitudes de exhumación se encuentran en trámite (31 en total)» para informarles de que el consejo de administración del organismo, después de recibir los parabienes técnicos el pasado 1 de octubre, ha autorizado «las actuaciones que se van a llevar a cabo en las criptas adyacentes a las capillas de la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos» para comprobar que allí se enterró, sin el permiso y con el desconocimiento de las familias, a Rafael junto a otros represaliados de la Guerra Civil.
La misiva entregada a las familias (y que llega unas semanas después de que el cadáver de Franco saliera de Cuelgamuros) les explica que, «una vez realizado el proyecto de obras para el acceso y afianzamiento de los distintos niveles de las criptas, se procederá a la apertura de la capilla del Santo Sepulcro, siguiendo por la capilla del Santísimo y, finalmente, por las capillas de la nave de la basílica». Durante todo este proceso, que sin duda llevará meses, expertos forenses se encargarán del asesoramiento técnico y legal del tratamiento de los columbarios.
«De esta forma –concluye Patrimonio Nacional- se podrá determinar la viabilidad de la localización, identificación y la recuperación de los restos de las personas inhumadas, con respecto a los derechos de terceros». Serán 31 exhumaciones, después de que el organismo público se haya asegurado (a través de un informe técnico del Instituto Torroja) de que las medidas de seguridad lo permiten. Según los primeros plazos barajados, los trabajos comenzarán a principios de 2020.
El mayor problema que encontrarán los operarios será el mal estado en que se encuentran las cajas de las personas allí enterradas. La humedad ha podrido las maderas, de manera que los restos mortales de los enterrados se han mezclado al hundirse los contenedores. Por ello, el organismo estatal advierte a los familiares de los problemas que podrían presentarse durante el proceso, informa Colpisa.
Pero Mercedes está convencida de que uno de esos cuerpos enterrados en el Valle de los Caídos es el de su padre (hay 33.815 personas sepultadas de ambos bandos; de ellas, 21.423 -26 son vallisoletanos- están identificadas, según el Ministerio de Justicia). Habría otros 12.000 cuerpos de los que no se sabe nombre ni procedencia.
Y hoy se está más cerca de saber si uno de ellos es el del padre de Mercedes: Rafael Abril Avo, un alicantino de 1907 que de muy joven se mudó a Valladolid. Aquí se casó con Eusebia Alonso. Sacó la oposición para ferroviario. En 1930 lo mandaron destinado a Calatayud y tres años después, cuando nació Mercedes, a Clarés de Ribota. Fue allí le pilló el inicio de la Guerra Civil. «Se lo llevó la Falange y la Guardia Civil en un camión y lo encerraron en el mercado de abastos de Calatayud», recuerda su hija. «Lo acusaron de falsedades, con la delación del cura del pueblo. Que si era un destacado comunista extremista, que si pertenecía a la CNT, que si recibía órdenes por el teléfono de la estación», rememora su hija, quien el pasado mes de abril pudo visitar, después de recibir una autorización histórica por parte del Gobierno, la cripta en la que supuestamente están los restos de su padre.
Patrimonio Nacional reconoce que «el 8 de abril ingresaron como desconocidas 81 personas correspondientes al número de registro del 9.466 al 9.546 procedentes de Calatayud». Eso sí, advierte de que no hay nombres. De que los cuerpos están sin identificar. Solo hay dos certezas. Fueron 81 cuerpos. Y llegaban desde Calatayud.
Mercedes, convencida de que entre esos cadáveres están los restos de su padre, inició un proceso judicial que este lunes ha vivido un paso más: se van a exhumar esos cuerpos y se cotejarán con el ADN de los familiares. Si el de Mercedes coincide con alguna de las personas allí enterradas, habrá por fin empezado a cicatrizar una herida que lleva abierta desde septiembre de 1936, desde el día en el que se llevaron detenido a su padre sin que nunca
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