Valladolid
Plantas aromáticas y cajas nido para recuperar la biodiversidad del Canal de CastillaUna quincena de voluntarios de la asociación La Olma han desafiado al mal tiempo para acometer labores en el entorno de la esclusa 41, a la altura de La Overueda
Ni la lluvia ni el puente de Todos los Santos han detenido a una quincena de voluntarios de la asociación medioambiental La Olma en su ... empeño por recuperar el entorno del Canal de Castilla, que esta mañana se han concentrado para llevar a cabo una jornada de recuperación medioambiental en este enclave, en colaboración con Caja Burgos. La cita de este sábado, que estuvo a punto de postergarse por la climatología, ha tenido lugar junto a la esclusa 41, en las afueras de la ciudad, donde aún se mantienen en pie la casa del esclusero y la antigua fábrica de harinas, también conocida como serrería por su uso primigenio, un patrimonio con un «importante valor histórico».
Así lo ha remarcado Ana Martínez, arqueóloga e historiadora vallisoletana, que ha inaugurado las actividades matutinas con una charla sobre el origen de esta «gran obra de ingeniería» que comenzó a construirse en el siglo XVIII, al calor de la Ilustración, con la idea de conectar Castilla, que «estaba muy aislada», con el Puerto de Santander -no pasó de Alar del Rey- y con ello favorecer el comercio de mercancías.
Tras un somero repaso sobre su funcionamiento y su uso como medio de transporte de materias primas hasta 1946, -cuando una barcaza navegó por última vez hasta la Dársena de Valladolid para llevar el cemento con el que se construiría la pesquera que asoma bajo el Puente Mayor-, Martínez ha destacado también la importancia actual del Canal y las edificaciones que lo rodean, declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) y necesitadas de una rehabilitación.
«Ahora tiene el uso de riego y de captación de agua para consumo en Valladolid y Palencia. También como atracción turística», detallaba, lamentando que «la mayoría de sus edificios estén arruinados» dadas las dificultades que presenta su mantenimiento ante la falta de uso. «Es un bien valorado y bien protegido que ahora mismo está en mal estado», concluía, señalando las filtraciones de agua existentes en la esclusa situada a la altura del barrio de La Overuela.
«Es un bien valorado -el Canal- y bien protegido que ahora mismo está en mal estado»
Ana Martínez
Arquitecta e historiadora
Después de reflexionar sobre su importancia histórica, han llevado a cabo diversas actividades para favorecer la recuperación de especies autóctonas, a fin de «dar un empujoncito» a un Canal que está «realmente bastante cuidado». Así explicaba Ana Remis, al frente de La Olma, el objetivo de esta jornada de trabajo medioambiental, en la que han llevado a cabo labores para «crear un pequeño espacio» en el que favorecer la «biodiversidad». Desde la colocación de una decena de cajas nido, elaboradas por niños y niñas de los programas de inclusión de Cruz Roja, a la plantación de un jardín con 60 plantas aromáticas, compuesto por romero, tomillo y lavanda.
«Son, sobre todo, para atraer a las abejas y otras especies polinizadoras, porque están desapareciendo», detallaba Martina Gambade, una de las socias más veteranas. Ya el año pasado, explica, taladraron y pintaron un tronco de «violeta y azul» para dar cobijo a los insectos. «Con las cajas pasa lo mismo, son para atraer especies y que habiten ahí», prosigue, sobre un artilugio que favorece la conservación de las aves, al reducir la depredación de nidos. Su presencia es, además, altamente beneficiosa para «el control natural de plagas», explica.
145 plantas invasoras
La amenaza del mal tiempo ha obligado a acortar la jornada, aunque no hay actividad que haya quedado por hacer. Divididos en tres grupos, mientras unos, azada en mano, se encargaban de la plantación, otros han elaborado un censo de ailantos, una planta invasora originaria de Asia, que está proliferando en el entorno del Canal. Móvil en mano, a través de una aplicación, han escaneado y geolocalizado un total de 145 ejemplares, cuyos datos, de altura y ubicación, han sido enviados al Ayuntamiento, como marca el programa de geolocalización de especies invasoras. «Una barbaridad», valora Remis, concentrados en el corto espacio que les ha permitido rastrear la lluvia.
Un tercer grupo ha sido el encargado de preparar las cajas nido con aceite de linaza para curtir la madera frente a las inclemencias meteorológicas y prolongar su vida útil, para su posterior colocación. Entre sus integrantes estaba Íñigo García, de 21 años. Se ha hecho socio recientemente y es la primera quedada a la que acude. Descubrió el proyecto a través de un voluntariado en Cruz Roja y se ha animado por la «importancia que tiene cuidar el medioambiente». «Hay muchas actividades que lo perjudican, así que hay que intentar promoverlo y crear conciencia», apunta.
También era el primer día para Jesús Lobo, de 45, que recorre la senda habitualmente en bicicleta. «El canal es una maravilla, aunque me gustaría que estuviera mejor cuidado. Es increíble tener algo tan cerca de Valladolid, tan bonito y poder disfrutarlo, pero requiere mejor conservación», pide. Por eso mismo se ha acercado a aportar su granito de arena, de la mano de una asociación local, «la mejor forma de cuidar del medioambiente» y aprender «sobre biodiversidad», aprecia. Atraído por el enclave y por la charla histórica que le ha permitido conocer más en profundidad un sitio por el que pasa y disfruta «tantas veces», al final de la jornada se ha sumado a la lista de socios de La Olma, de la que ya forman parte 87 personas, a razón de 20 euros anuales, con descuentos para menores de 27.
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