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El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, ha soplado este viernes 16 de mayo las velas de su 72º cumpleaños ... con un mensaje de bienvenida al nuevo Papa, León XIV, y un llamamiento a los fieles para que renueven su compromiso e implicación con sus parroquias. «No podemos cargar todo el peso de la vida de la Iglesia en el sucesor de Pedro», ha asegurado Argüello en la carta pastoral que, cada 15 días, dirige a la diócesis vallisoletana.
«No podemos contentarnos con que sea él [León XIV] el que tome iniciativas, el que grite pidiendo la paz en el mundo, el que nos convoque a la comunión, y sobre todo, a seguir y amar a Jesucristo». Por eso, Arguello, subraya el papel que han de adoptar los fieles. «Hemos de ser nosotros los que en nuestra iglesia particular queramos, experimentando la alegría del Evangelio, la paz que nos ofrece el resucitado, impulsar nuestra comunión misionera, estrenar de nuevo la vida cristiana, romper con las costumbres superficiales, con ese acostumbrarnos a una vida mediocre o desesperanzada».
Ante esto, Argüello invita a «salir en misión», en la línea marcada por el nuevo Papa. «Su trayectoria nos ha sorprendido por sus tantas capacidades, por todo lo que el Señor ha ido preparando en él para que llegara a ser el sucesor de Pedro», indica Argüello, quien destaca que »el subrayado mayor es decir que Robert Francis Prevost es misionero, misionero agustino, misionero de la Iglesia».
A partir de ahí, defiende que eso implica «una llamada a la misión, a salir de las posiciones a las que nos vamos acostumbrando». Y por eso, anima a aprovechar el impulso y la «alegría» despertada por el nuevo Papa para implicarse en la vida particular cada parroquia. «Nuestro desafío está en cómo acogemos este renacer aquí en casa, en nuestras propias comunidades y parroquias, en la Iglesia diocesana, en las Iglesias que peregrinan en España», afirma Argüelllo.
El arzobispo de Valladolid recuerda en su escrito que la Pascua «nos permite contemplar cada año cómo surge la Iglesia». Y este año, eso ha coincidido con la elección del nuevo pontífice, lo que supone «ver este surgir de una manera singular». «Hemos podido contemplar en estos días cómo la Iglesia brota en el corazón de millones de creyentes y se asoma de una manera nueva a millones de personas que tienen otros credos o que viven en el agnosticismo o en la indiferencia religiosa», apunta Argüello en su carta pastoral, para continuar: «De una manera serena ha surgido en nosotros, desde el dolor por la muerte del Papa Francisco, la conciencia viva de sentirnos todos reunidos en torno a sus restos en la plaza de San Pedro, invocando al Espíritu Santo en el cónclave y experimentando la alegría al conocer al nuevo Papa. Se ha abierto paso una serena alegría, a veces un entusiasmo o júbilo, cuando en el balcón del Vaticano aparece León IV, cuando contemplamos al nuevo sucesor de Pedro».
Y ese recibimiento del nuevo Papa, defiende el presidente de la Conferencia Episcopal, se relaciona con «la alegría de encontrarnos con un enamorado de Jesucristo». «Más allá de las distinciones habituales, entre sensibilidades de un corte o de otro, entre diversas maneras de interpretar la fidelidad, la continuidad, la tradición, la novedad, la reforma, las iniciativas, estamos contemplando de nuevo a un enamorado de Jesucristo».
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Argüello confía y apela a que «la alegría que estamos experimentando en estas horas [ante la figura del nuevo Papa] baje a lo profundo de nuestro corazón para que se traduzca en un impulso a la comunión misionera» y a «anunciar la alegría de pertenecer a la Iglesia, alegría que hemos renovado esta Pascua y que 'ha despertado' en el corazón de muchos».
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