Valladolid
Un año de libertad vigilada para las agresoras de un escolar en Arturo EyriesMenores ·
El juez mantiene la orden de alejamiento para las hermanas, que tendrán que indemnizar a la víctima con 9.147 euros por las lesiones y el daño psicológicoEl juez de menores considera que las dos hermanas H. y M. G., y no solo la mayor (que recientemente acaba de cumplir la mayoría ... de edad), son autoras de la agresión al niño del colegio Jorge Guillén de Arturo Eyries, a quien abrieron la cabeza con el palo de una cortina porque el chico había dado un balonazo a la hermana pequeña de las dos chicas durante la clase de Educación Física. La sentencia les impone, respectivamente, un año de libertad vigilada y el pago solidario de una indemnización de 9.147 euros al menor por las lesiones y secuelas psicológicas producto de la agresión sufrida. Además, las hermanas tendrán que hacer frente al coste de los gastos médicos y la minuta del abogado de la víctima, según la información facilitada por la familia de la víctima. Del importe de los daños reclamados, indica la sentencia, «deberán responder igualmente y con carácter solidario los padres de las menores declaradas responsables civiles directas, como representantes legales de las mismas al ser ambas menores de edad en el momento de la comisión del hecho delictivo».
La sentencia estima, por tanto, el planteamiento de la acusación particular, ejercida por el letrado Jesús Sebal, condenando a las dos menores. El juez entiende que hubo un concierto previo entre las dos hermanas y que actuaron con alevosía y por ello se las condena por el artículo 148 del Código Penal que castiga el delito de lesiones con utilización de arma o instrumento peligroso para la vida y no, como solicitaba el ministerio fiscal, por el artículo 147, que contempla el tipo básico del delito de lesiones.
Las chicas tampoco podrán acercarse al menor o a su familia a una distancia inferior de 300 metros durante un año, pues se mantiene la orden de alejamiento que ya fue dictada a raíz de producirse el incidente en el centro escolar y tras la detención de las que entonces eran también menores de edad. Además se les prohíbe la comunicación con la víctima durante dos años.
Aunque durante la vista celebrada el pasado 5 de julio el fiscal decidió retirar la acusación de lesiones que pesaba sobre la hermana más pequeña, de 16 años, el juez considera que las dos participaron en la agresión, una como autora y la otra como coautora, y les advierte de que, si no cumplen correctamente la medida de libertad vigilada, pueden ser enviadas durante un año a un centro de convivencia en grupo educativo. Incluso, en el caso de la mayor, se le podría imponer la medida de internamiento.
En el Juzgado de Menores, la chica de 18 años recién cumplidos se reconoció autora de los golpes con una barra de cortina propinados a Mario, que entonces contaba 10 años, en la cabeza y brazos. El ministerio público reajustó entonces su petición inicial y decidió excluir del procedimiento a la otra hermana mientras que para la mayor decidió reducir la petición de pena propuesta (de un año de convivencia en grupo educativo) y sustituirla por la de un año de libertad vigilada.
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La acusación particular había solicitado dos años en un centro de internamiento para cada una de las chicas por un delito de lesiones con instrumento peligroso, mientras que la letrada de las dos menores, nacionalizadas españolas pero de origen marroquí, argumentó durante la vista «el derecho a la defensa propia» porque, según declararon las agresoras, el niño, de etnia gitana, ejercía 'bullying' sobre la tercera hermana, compañera de clase por ser magrebí.
En tratamiento psicológico
Los hechos ocurrieron el 6 de junio de 2022, dos días después de que el chico propinara un balonazo durante la clase de gimnasia a la hermana pequeña de las dos chicas, que iba a la misma clase del agredido. Desde la familia del niño se mantiene que ese balonazo fue accidental, que el chico se disculpó y que el propio profesor de Educación Física tuvo que intervenir para explicárselo porque las hermanas mayores de la niña le estaban «zarandeando». Para la familia, el hecho de que dos días después las chicas le vigilaran y se escondieran tras unos arbustos en el recinto escolar para después abalanzarse sobre él con el palo de la cortina fue «un acto premeditado y un intento de asesinato».
Desde que ocurrieron los hechos, Mario está en tratamiento psicológico, «tiene pesadillas, no puede dormir solo y sin luz y tiene miedo de salir de casa y cuando lo hace, mira hacia atrás porque cree que le van a volver a atacar».
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