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Aliados en la mesa para hacer frente al cáncer: de verduras y legumbres al picoteo saludableExiste una relación entre la alimentación y el riesgo de sufrir un cáncer. Pero no solo eso. Los platos del menú pueden convertirse en aliados ... para minimizar los efectos secundarios un tratamiento de quimioterapia con patrones de alimentación protectores. Desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) de Valladolid impulsan con talleres y consultas individuales una nutrición con perspectiva oncológica. María de Haro es la nutricionista que imparte estas charlas, resuelve dudas de los asistentes y atiende casos personalizados.
Hay personas que necesitan ganar peso y masa muscular. Otros reducir las náuseas, los vómitos, las diarreas o el cambio de sabores que les provoca la quimioterapia. El objetivo es «buscar una buena nutrición con una alimentación que sea lo más agradable posible», apunta María de Haro. Y hacerlo bajo una premisa clara: «Que la alimentación no suponga una carga extra para los pacientes que pasan por este proceso. Si los cambios generan ansiedad o culpabilidad, entonces hay que ir poquito a poco, empezar por pequeñas mejoras que no cuesta mantener». La especialista en nutrición oncológica da algunas claves para introducir cambios en la dieta y afianzar hábitos saludables: primar vegetales, evitar carnes y pescados procesados y alimentos hiperprocesados y aprovechar facilidades como congelados y conservas para aprender a combinar sobre el mantel.
1 Alimentos que ayudan
Más que de alimentos concretos beneficiosos y perjudiciales, María de Haro incide en los patrones de alimentación. Y hay un patrón «protector» que prima los vegetales. «Intentar priorizar las verduras, las frutas y también las legumbres, como fuente de proteínas. Tender hacia un patrón de dieta mediterránea, en el que la proteína animal esté presente, pero sin exceso, como acompañamiento», describe.
2 Alimentos esporádicos o restringidos
Hay productos que no convienen en una alimentación saludable y que pueden aumentar el riesgo de acarrear con un diagnóstico de cáncer. Los hay que fomentan la obesidad, como las bebidas azucaradas y los ultraprocesados con abundantes azúcares y grasas, «muy fáciles de comer y sabrosos, pero que no aportan cosas nutritivas». A estos sumamos el alcohol. Hay quien llega a una consulta y dice que no bebe alcohol, pero sí vino. «Se puede beber de manera espaciada, no consumo diario», aconseja De Haro sobre los vinos. El análisis de un consumo a la baja o cuidadoso se extiende a los cárnicos y los pescados procesados. Entre los primeros están los embutidos. Entre los segundos, el salmón ahumado. No significa excluirlos de la dieta, pero sí una moderación.
También influye la técnica de cocinado. «Los alimentos muy tostados, a la brasa o a la parrilla y que van quemados, generan compuestos tóxicos que también se relacionan con un aumento de riesgo de cáncer», asegura María de Haro.
3 Durante el tratamiento
La quimioterapia provoca en muchos pacientes cambio en el sabor de los alimentos, náuseas, vómitos, diarreas... «Hay que intentar hacer comidas de fácil digestión. Si metemos mucho volumen y mucha fibra o mucha grasa en esa comida, el alimento estará mas tiempo en el estómago y es más probable que tengamos esos efectos», señala la especialista. El huevo es nutritivo y encaja en esa etiqueta de 'fácil digestión'. Suma a estas ventajas que es un alimento de fácil preparación. De Haro añade en la parte de las proteínas también pescado blanco y carne blanca, sepia, calamar o langostino. Las verduras deben ser poco fibrosas y siempre cocinadas, en una combinación que se puede completar con patata y arroz cocidos para aportar hidratos de carbono.
Puede apetecer un cocido, pero no es aconsejable. La contundencia de la carne, el chorizo, el tocino y el resto de viandas que salen de la olla es un abono seguro a una digestión pesada y prolongada. «No es lo recomendable», señala María de Haro, para personas con estos efectos secundarios del tratamiento.
4 Preparados fáciles
«Debemos ponérnoslo fácil dentro de los recursos que tenemos». La nutricionista de la AECC explica que verduras y pescados congelados o legumbres embotadas pueden convertirse en un aliado para comer sano. «El llevar una alimentación saludable puede ser todo lo difícil que queramos, lo que tenemos que saber es cómo combinar alimentos, que haya verdura, proteína, hidratos de carbono y grasa saludable como el aceite de oliva. No se necesitan unas habilidades culinarias extraordinarias para hacer platos como una ensalada de garbanzos y huevo cocido», expone María de Haro. Y «sin recurrir a ultraprocesados», insiste.
5 Picoteo, merienda, almuerzo
Para los momentos de la media mañana, mitad de la tarde o un aperitivo es recomendable optar por la fruta o por lácteos como un yogur sin azúcar, kéfir o queso fresco. «La variedad es muy importante», explica De Haro a las asistentes a uno de los talleres (todas mujeres salvo un hombre) y pone como ejemplo los frutos rojos, con sus polifenoles y antioxidantes. «¿Se pueden comprar congelados?», preguntan desde el público. La respuesta es sí, con toda confianza. «¿Y cuándo podemos comer chocolate?», lanza otra asistente. «Es un alimento con efecto excitante, mejor durante el día, por la noche solamente si no quita el sueño», aconseja la nutricionista.
Son claves para mejorar la alimentación de las personas que reciben tratamiento tras un diagnóstico oncológico, que se han recuperado y buscan ganar salud y prevenir recaídas o que persiguen convertir su dieta en un factor protector frente al riesgo de sufrir un cáncer.
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