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Auge y declive. Que el aeropuerto de Valladolid ha vivido tiempos mejores es un hecho, y para comprobarlo basta con echar un vistazo a la ... evolución de los viajeros durante las dos últimas décadas. Poco a poco, en particular desde 2011, la estadística ha ido desinflándose hasta quedarse en los 192.038 pasajeros registrados al cierre del año pasado, casi el 63% menos de los que pasaron por allí en su mejor ejercicio.
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Ángel Blanco Escalona
La terminal de Villanubla vivió su año más boyante en 2007, cuando superó el medio millón de pasajeros. Para ser exactos contabilizó 512.928, una cifra que nunca antes se había alcanzado y a la que no se ha vuelto a llegar desde entonces. Un hito que coincidió con el momento en que Ryanair conectaba la provincia con tres atractivos destinos europeos, Londres, Bruselas y Milán, y además a un precio sin competencia.
Precisamente el vuelo a la ciudad italiana fue una de las novedades de aquella primavera. Eran tiempos en los que los gobiernos autonómicos financiaban acciones publicitarias a las compañías para apuntalar los vuelos con despegue o destino a sus regiones. La hemeroteca cuantifica en 70 millones de euros las subvenciones concedidas por la Junta en el periodo 2007-2009 para ese fin, cuantía que subía hasta los cien si se sumaban las articuladas a través de los consorcios aeroportuarios.
El hecho de que la Comisión Europea pusiera bajo la lupa este tipo de ayudas públicas, que tenían precisamente a Ryanair como principal beneficiaria, frenó su despliegue y con ello el de nuevas rutas. Un declive que no ha hecho sino acentuarse con el paso del tiempo. Tanto es así, que el aeródromo de Valladolid es uno de los catorce que no han vuelto a las cifras que tenían antes de la pandemia (acabó 2024 con el 22,9% menos de tráfico que en 2019). Solo el de Burgos está peor, con un descenso del 85,9%. Frente a esto, los 46 aeropuertos y dos helipuertos que gestiona Aena en España han mejorado el 12,4% de media.
El golpe definitivo ha sido el anuncio de la 'low cost' de que abandonará Valladolid a partir de marzo, lo que supondrá perder la mitad de los usuarios que tenía hasta ahora y una docena de empleos. La firma irlandesa ha justificado su decisión en que las tasas de Aena son insostenibles, asegura que la prueba es que Villanubla «está en un 88% infrautilizado» y descarta recurrir a la Junta de Castilla y León en busca de apoyo como antaño. «Es una vía muy liosa. Muchas normas europeas... El camino más simple es bajar las tarifas», ha dicho el CEO de la empresa, Eddie Wilson, que es tajante al afirmar que no se reunirá con el Ejecutivo de Mañueco «para una solución de corto plazo».
La Consejería de Movilidad y Transformación Digital comparte esta visión porque «es el Gobierno central el que tiene capacidad y conocimiento de las bonificaciones a aplicar para hacer atractivos los aeropuertos para las compañías, aparte de ser el destinatario de la recaudación de las tasas». Recuerda que quien tiene las competencias es Aena, «y por lo tanto el Ministerio» (de Transportes), y por eso le insta a «que explique su planteamiento» en relación a las infraestructuras regionales.
Junto a esto, el departamento que dirige José Luis Sanz Merino exige al área de Óscar Puente «que trabaje para que los cuatro aeropuertos de la comunidad puedan tener más actividad y se resuelvan los problemas puestos de manifiesto estos días por algún operador», en referencia a Ryanair. Y al hilo de esto califica de «paradójico» que hace unas semanas mostrara «su intención de potenciar» Valladolid «buscando la incorporación de vuelos internacionales» y ahora «una de las aerolíneas con mayor actividad se marche del aeropuerto con mayor número de pasajeros de Castilla y León».
Aena, por su parte, asegura que «proporciona las máximas facilidades» a las más de 150 empresas del sector aéreo que operan en España «con sus tarifas competitivas y los incentivos comerciales sufragados por la propia Aena», que según reitera «son extraordinariamente competitivas y muy inferiores a las de los operadores europeos comparables».
En relación a su política de estímulos, la sociedad pública indica que a finales de octubre de 2024 aprobó «un nuevo incentivo comercial específico» dirigido a las 17 terminales regionales –las que tienen menos de tres millones de pasajeros anuales, como la vallisoletana– que no habían recuperado los niveles de tráfico previos a la pandemia. En concreto, «un 100% de descuento» en los epígrafes correspondientes «a seguridad aeroportuaria y PMR (Pasajeros con Movilidad Reducida) a los viajeros adicionales con respecto a la temporada equivalente de 2023».
Esta rebaja, añade, «se sumó al incentivo comercial preexistente aprobado por Aena para el periodo 2024-2026, que supone un 100% de descuento a las aerolíneas de la tarifa de pasajero para todos los viajeros adicionales para cada compañía aérea con respecto a los pasajeros en la temporada equivalente de 2023». De ahí que insista en que en aeródromos afectados por el cese de operaciones de Ryanair «las tarifas se sitúan en el entorno de los dos euros» por persona, frente a la media de 10,35 euros que se cobra con carácter general.
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