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La 'low cost' irlandesa Ryanair y la franquiciada de Iberia Air Nostrum son las compañías aéreas que más despegan y aterrizan en los aeródromos de la comunidad autónoma. :: ANTONIO QUINTERO
Los vuelos regionales no despegan sin subvenciones
ECONOMÍA

Los vuelos regionales no despegan sin subvenciones

Las aerolíneas que operan en los aeropuertos de Castilla y León han recibido casi cien millones en ayudas de la Junta en los últimos cinco años

ÁNGEL BLANCO

Lunes, 13 de junio 2011, 10:18

El negocio de las compañías aéreas está en el aire. El precio del petróleo descabala la cuenta de gastos, mientras que la crisis, el terrorismo y las revoluciones contraen los ingresos. La actividad también sufre un impacto colateral por culpa de los terremotos y las erupciones volcánicas. Ahora, para colmo de males, las millonarias subvenciones que muchas aerolíneas obtienen por operar en los aeropuertos autonómicos se encuentran en entredicho. La Comisión Europea ha puesto en el punto de mira las ayudas públicas con que la generalidad de los gobiernos regionales sostienen los aeródromos deficitarios.

Cuatro de esas instalaciones aeroportuarias se encuentran en Castilla y León, en Valladolid, León, Burgos y Salamanca. Para promocionar su utilización, la Junta «de la misma forma que otras administraciones regionales», puntualiza, «instrumenta acciones publicitarias a través de las compañías aéreas que operan desde y hacia los aeropuertos de la región», por «los beneficios que se obtienen de la utilización de conexiones aéreas nacionales e internacionales para la economía regional». La movilidad de viajeros, turistas y empresarios, explica, «es factor de desarrollo económico de la comunidad y pone el valor las infraestructuras aeroportuarias». En los últimos tres ejercicios liquidados (2007-2009), las subvenciones de la Junta a las aerolíneas rondan los 70 millones de euros. Si se suman las articuladas a través de los consorcios aeroportuarios, rondan los cien millones.

Los gobiernos autonómicos no solo coinciden en regar con ayudas públicas las cuentas de resultados de las compañías, también procuran hacerlo, cuando menos, con disimulo. La 'low cost' irlandesa Ryanair, por ejemplo, incluye en los contratos que firma con las comunidades autónomas una cláusula de confidencialidad, según la cual el acuerdo se rompe si cualquiera de las dos partes difunde los términos.

Las líneas aéreas que operan en España tenían a finales de 2010 acuerdos en vigor por valor de casi cien millones de euros, según un estudio elaborado por 'Expansión'. El diario explicaba que «hacer un mapa de las subvenciones es complejo porque se trata de un tema tabú para las aerolíneas y algunas comunidades no lo comunican públicamente, por lo que existen acuerdos que no son revelados». Las ayudas suelen justificarse como acuerdos de 'marketing' y 'promoción', pero una parte del dinero se destina a mantener los vuelos en aeropuertos que cuentan con escaso tráfico. La terminología elegida para la plasmación de los programas por escrito no es casual y se suele evitar hablar de subvenciones, tanto por la polémica intrínseca al vocablo como por el desagrado que causan a las autoridades de Competencia de la Comisión Europea.

Subvenciones o inversiones

La compañía que lidera las ayudas públicas en España es Ryanair, que tiene ahora mismo en vigor pactos por 80 millones de euros, de los cuales el diario económico cuantifica en 15 millones los que le aporta la Junta de Castilla y León en el periodo 2009-2012. Fuentes de la Consejería de Fomento explicaron que el contrato con Ryanair es de carácter publicitario, «no son ayudas, sino que se trata de un acción de promoción turística firmada entre Sotur y la aerolínea de bajo coste».

En diciembre de 2008, la Junta firmó otro contrato con Air Nostrum para el periodo 2009-2012. La compañía de aviación regional fue la única que se presentó a dicho concurso público, cuyo objeto era «la promoción de las infraestructuras aeroportuarias regionales a través de publicidad en líneas aéreas». El contrato fue firmado por Gestión de Infraestructuras de Castilla y León (Gical), empresa pública de la Junta que después pasó a denominarse Promoción de Viviendas, Infraestructuras y Logística (Provil). La partida económica ascendía a 32,12 millones de euros.

Air Nostrum pertenece mayoritariamente al grupo industrial y financiero Nefinsa (75,5%) y su segundo mayor accionista es Caja España-Duero, que cuenta con el 22% del capital. Tiene un acuerdo de franquicia con Iberia mediante el cual los vuelos de Air Nostrum son comercializados por la aerolínea de bandera española, dentro de cuya red se encuentra integrada.

Según la Cuenta General de la Comunidad, en el año 2007 la «promoción del transporte aéreo» recibió 4,98 millones. Un año después, las ayudas a los aeropuertos ascendieron a 1,1 millones, a los que se sumaron una parte indeterminada de los 6,7 millones del epígrafe «infraestructuras ferroviarias y aeroportuarias». En 2009, el último ejercicio con balance público, Fomento destinó 9,37 millones de euros a «promoción del transporte aéreo», 5,08 millones a «promoción de aeropuertos» y 1,3 millones a reajustar créditos al sector. En total, más de 22 millones de euros.

Pese a los millones invertidos en animar a la utilización de los vuelos y los aeropuertos de la comunidad, las cuatro instalaciones no logran levantar el vuelo. Los aeródromos de Castilla y León registraron en 2010 un resultado negativo de 23,22 millones, apenas el 2,3% menos que en el ejercicio precedente. De toda la red de Aena, algo más de la mitad, 27 aeródromos, lograron mejorar sus resultados en 2010.

Entre los castellanos y leoneses, los peores registros fueron los de León y Burgos. El Virgen del Camino sufrió unas pérdidas operativas de 7,33 millones, aparte de acumular una deuda imputable de 111,15 millones, con diferencia la más abultada de las instalaciones aeroportuarias de la comunidad autónoma. Sus gastos de explotación duplicaron ampliamente los ingresos y los 93.313 pasajeros que transitaron por sus instalaciones representaron el 2% menos que en 2009. Las instalaciones burgalesas de Villafría sufrieron unas pérdidas de 6,89 millones, pese a incrementar su número de viajeros el 21,2%, hasta las 33.595 personas. Su deuda es de casi 70 millones.

El aeropuerto de Villanubla presentó unos resultados operativos negativos de 5,13 millones, pese a elevar sus ingresos el 9,71% y reducir sus gastos de explotación. El año pasado, Villanubla experimentó un incremento en su volumen de pasajeros del 7,4%, hasta los 392.683. Por contra, las operaciones de carga retrocedieron el 57%. El aeródromo de Valladolid acumula una deuda imputable de 62,63 millones. Por último, el aeropuerto salmantino de Matacán aportó a la bolsa de pérdidas de Aena otros 3,87 millones de euros, movió 43.179 viajeros, el 19% menos que el 2009, y dejó una deuda de 47 millones.

La lupa de Almunia

Después del caso Ryanair -Bruselas obligó a la aerolínea irlandesa a devolver las subvenciones por volar a Charleroi (Bélgica), pero luego el Tribunal de Justicia de la UE dio la razón a la compañía- la normativa autoriza sólo a subvencionar a fondo perdido un máximo del 40% de los costes de lanzamiento de nuevas rutas aéreas. Sin embargo, mediante el troceado y dispersión de las ayudas, el cambio de denominación y la inclusión de cláusulas de confidencialidad, muchos convenios bordean la legalidad.

Ahora, el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, pretende lanzar una ofensiva contra los aeropuertos deficitarios que sobreviven en toda Europa gracias a los subsidios públicos de las autoridades locales o regionales. La Comisión estudia prohibirlos e, incluso, exigir la devolución de las ayudas ya concedidas, lo que abocaría al cierre a más de un aeródromo. «Soy consciente», señaló Almunia, de que los aeropuertos regionales suelen ser claves para el desarrollo de una zona. Pero en un sector que lleva 20 años liberalizado, resulta difícil justificar un gasto en aeropuertos redundantes y no rentables, sobre todo, en tiempos de austeridad presupuestaria». La Comisión, según Almunia, también intensificará la vigilancia de las líneas de bajo coste «que han logrado ganar una cuota de mercado substancial, pero también se benefician de un apoyo público considerable».

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