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a. Ojosnegros
Sábado, 26 de diciembre 2015, 20:03
Siglo y medio largo es el tiempo que el decano de la prensa española lleva en la calle, algo que solo es posible gracias al trabajo que día a día desarrollan muchas personas. Una de ellas es Consuelo Arratia, quien ha estado repartiendo El Norte de Castilla en Castroverde de Cerrato localidad en la que reside durante más de 50 años, es decir, un tercio de la vida del periódico y unos tres cuartos de su propia existencia; ¡ahí es nada!
Empezó a realizar esta tarea siendo veinteañera y, ahora, que acaba de cumplir los 82 años, cede el testigo para que la información, la opinión, los reportajes, el entretenimiento continúen llegando a cada rincón de la provincia. El Norte de Castilla se distribuye puntualmente en la localidad del valle del Esgueva en el bar «del gallego», explica Consuelo, «al final del pueblo en dirección a Encinas». Ya ha tenido oportunidad de preguntar al propietario del establecimiento por su nueva función. Sobre ello, Consuelo bromea y, adoptando acento gallego, reproduce la respuesta del barman: «Bueno, bien, bien, me voy apañando». Dice estar «agradecido» porque «hay quien aprovecha y se toma un café al recoger la prensa».
Recuperándose aún de una reciente operación de cadera, en el portal de su casa ha repartido sus últimos Nortes, los cuales apilaba en una mesita entregándolos a sus vecinos según llamaban a su puerta, a la que siguen llamando de vez en cuando para «pedirme un periódico», señala la mujer, «gente de Valladolid que viene los domingos a cazar». «De estar bien de salud habría seguido, porque me gusta estar y hablar con la clientela, pero al estar así lo he tenido que dejar», cuenta resignada.
Entre otras cosas echa de menos al vecino que cada domingo, bien temprano, le gusta «estrenar» las noticias y en voz alta «me pedía: El Norte, El Norte, noticias, noticias», se ríe Consuelo. «Lo hacía por darme un poco guerra», sonríe de nuevo, para comenzar la jornada con buen humor, bromeando. Precisamente los madrugones es lo que menos echa de menos, aunque reconoce que se esforzaba para que también los que se acercaban hasta el embalse de Encinas pudiesen «coger el periódico y leerlo mientras disfrutaban de un día de ocio».
Rememorando, explica cómo realizaba el reparto antaño: «Cogía unos pocos periódicos porque todos pesaban mucho. Ponía una tanda debajo del brazo y se los llevaba a casa a los suscriptores». «Hasta 60 repartía». El trabajo se hizo más cómodo sonríe y pone cara de alivio Consuelo, sentada en el salón de casa cuando más adelante la entregaron un carrito para realizar el reparto postal, porque Consuelo también fue cartera, y alguacila y pregonera, y ayudante del secretario municipal, y la encargada de la limpieza de las escuelas y Ayuntamiento, y de cobrar los recibos del agua y, por descontado, quien realizaba las faenas domésticas. Se apañaba bien, señala. «Echaba los garbanzos y aprovechaba» para llevar el periódico a alguna casa, pone de ejemplo esta mujer de los «mil usos», como dice que la llamaba una vecina, que no se explicaba cómo a Consuelo le daba tiempo a hacer tantas cosas.
«¡El Norte, El Norte!, pregonaba cuando realizaba el reparto calle a calle», relata. No olvida cuando tenía que ir a recoger las sacas de Correos y la prensa al coche de línea de Valladolid y tenía que acercarse hasta la carretera que conduce a la capital, a veces bien entrada la noche, «pues era el único autobús que había». Y a pesar de las horas tan intempestivas, Consuelo repartía las cartas o los avisos del Ayuntamiento. «Tenía que hacerlo así porque había gente que hasta por la noche no volvía del campo de trabajar.»
Natural de Valbuena de Duero, Consuelo Arratia no ha olvidado que fue el anterior cartero quien le propuso hacerse cargo del trabajo. Él se marchaba a Valladolid a encargarse de una portería. Le dijo: «Mira, que si no me lo coges tú lo tiene que hacer el alcalde. Pues que lo haga el alcalde», respondió ella entre bromas. Pero no, no lo hizo el alcalde, lo ha hecho ella con plena dedicación durante medio siglo; más de cincuenta años en los que el trabajo de los periodistas y colaboradores de El Norte de Castilla ha tenido la debida recompensa.
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