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Construcción aneja a la iglesia e inacabada.

Preocupación en Wamba por el mal estado de la cubierta de la iglesia

El alcalde, que dice sentirse molesto, solicita ayuda urgente a la Junta para su reparación

l. n.

Lunes, 20 de abril 2015, 14:00

La situación de la cubierta de los anexos de la iglesia parroquial de Wamba es una de las grandes preocupaciones de los vecinos de la localidad. Una joya del mozárabe, cuyos orígenes se remontan hasta el siglo VII, que fue declarada Monumento Nacional en junio de 1931, y cuya techumbre se encuentra actualmente en un evidente estado de deterioro, suponiendo un peligro para residentes y turistas.

El alcalde de la localidad, José Luis Álvarez del Caño, se muestra desolado ante la lamentable situación de este emblemático edificio, eje sobre el que gira la mayor parte de la historia de Wamba. Con gesto preocupado recorre el lugar señalando aquellos puntos en los que la cubierta tiene un peor estado. «Esta situación ha sido expuesta en diversas ocasiones ante la Consejería de Cultura y Turismo y la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, pero no hemos recibido respuesta ninguna», se lamenta el primer edil. «Llevamos más de siete años esperando una intervención que nos habían concedido, pero que nunca llega».

Entre 1988 y 1991, ante el progresivo deterioro estructural, constructivo y artístico que sufría el conjunto del monasterio de Santa María de Wamba, la Junta de Castilla y León acometió una importante obra de rehabilitación.

Proyecto inacabado

El proyecto se encuadraba en el marzo de un programa de restauración de edificios mozárabes, que también contemplaba otros casos como los de San Miguel de Escalada y San Cebrián de Mazote. Las obras que entonces se llevaron a cabo sirvieron para consolidar algunas estructuras dañadas, sanear humedades y la restauración de bienes de interés cultural. Además, se rehizo también un claustro en el ala oeste, con elementos modernos, que estaba destinado a albergar una sala polivalente para biblioteca y otros servicios.

El proyecto de rehabilitación quedó inacabado por falta de fondos y su resultado es el actual estado de abandono y una falta de armonía respecto al conjunto arquitectónico de la iglesia y la casa consistorial. «Queremos que la construcción se adapte a la estética del entorno de la iglesia. Sería el lugar idóneo para crear un centro de interpretación del mozárabe, pero lo urgente es que, por lo menos, se consolide la cubierta, que ofrece un gran peligro de derrumbe. Estamos empezando a perder las esperanzas, pero desde el Ayuntamiento pensamos seguir insistiendo ante los organismos pertinentes. Se trata de una necesidad urgente para el pueblo. Todo el mundo dice que tenemos una iglesia preciosa, pero la situación en la que está es de un desesperante abandono», se lamenta Álvarez del Caño.

Desde el punto de vista turístico, la situación de este conjunto histórico también supone un gran inconveniente. Así lo manifiesta Antonio Stolle, responsable de la oficina de turismo del municipio.

«Al hacer el recorrido con los grupos de visitantes, suele llamar la atención el mal estado del tejado y los modernos materiales utilizados para el cierre del claustro, ya que chocan mucho visualmente con el resto de edificios que forman el templo, que son de piedra caliza. Hay humedad y escombros, lo que da una mala imagen de cara al turista. Si continúa así de expuesto y vienen fuertes lluvias, es posible que se venga abajo», asegura el experto guía y conocedor del monumento.

La joya y el misterio

El templo de Santa María de Wamba cuenta al visitante, a través de sus muros, su historia y sus leyendas. Declarado monumento histórico artístico en el año 1931, sus orígenes se remontan al siglo X, aunque existen restos de construcciones romanas y visigodas, del siglo VII. El templo fue ampliado en los siglos XII y XIII, cuando pasó a depender de los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén. Uno de los principales puntos de interés es la conocida Capilla de la Palmera. Se trata de una dependencia adosada al templo que sirve como encrucijada entre el coro, el claustro del convento y otras capillas, y que se utilizaba para articular el paso en las procesiones litúrgicas.

Sin duda alguna, el mayor reclamo turístico de la iglesia de Wamba es su osario, el más grande de España de esa antigüedad. Se trata de una sobrecogedora capilla de huesos que está rodeada de misterio.

Un impresionante mosaico de varios miles de cráneos, tibias y fémures, posiblemente procedentes de víctimas de la peste negra de los siglos XIV al XVII. Restos que fueron apilados hace algunos años, con sumo cuidado por los propios vecinos del municipio.

«Cuentan los wambeños, que muchas de estas osamentas acabaron en el siglo pasado en algunas facultades de medicina. Al parecer, Gregorio Marañón encargó recoger de este osario dos camiones de huesos para dedicarlos al estudio», explica Antonio Stolle, responsable de la oficina de turismo de la localidad.

Como dato curioso, hay que destacar que en el año 1991 el osario de Wamba fue elegido por el popular concurso «1, 2, 3, responda otra vez, como macabro premio para dos de sus concursantes en su último programa.

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