La fuente de los botijos vuelve a manar agua en Valladolid

Era la fuente de los botijos, el caño al que acudían los barqueros del Pisuerga para conseguir agua fresca y potable con la que saciar la sed. Era, según parece, el surtidor del Palacio de la Ribera, la residencia veraniega de Felipe III (construida entre 1602 y 1605). Era, durante los últimos años, un caño abandonado, destrozado casi. Yel tesón y compromiso de la asociación Amigos del Pisuerga le ha extraído su sequía histórica para devolverle dignidad.

El colectivo que encabeza Luis Ángel Largo ultima durante estos días de agosto los trabajos de recuperación del manantial del Palacio de la Ribera, un grifo natural situado en la margen derecha del río, a 50 metros aguas arriba del puente de Poniente, a la altura de la plazuela de Juana de Castilla (Leopoldo de Castro hasta el cambio de calles con nombres franquistas).

El objetivo, dicen, es que pueda ser visitable por los vallisoletanos. De momento, se conforman con la limpieza y adecuación del entorno, que ha permitido que vuelva a manar esta fuente, hasta hace no mucho solo accesible en barca. Uno de las primeras labores de Amigos del Pisuerga ha sido desbrozar el camino desde Huerta del Rey y construir unas escaleras de madera que faciliten la llegada hasta el manantial. «El problema es que la vegetación crece muy rápido y el camino se ciega enseguida».

Por eso, el colectivo ha solicitado, para finales de este mes, una reunión con la concejala de Urbanismo, Cristina Vidal, y el presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), José Valín, para conseguir el compromiso administrativo que permita abrir una senda que, de forma permanente, permita al viandante llegar con facilidad hasta el manantial.

«Ya hemos limpiado toda la zona y hemos colocado un caño», explica Largo. El problema es que el salto de agua es demasiado grande y el chorro salpica. La intención ahora es crear un cerco y elevar la pileta utilizando para ello ladrillos del antiguo Palacio de la Ribera. «Una de las curiosidades es que la piedra en la que se ha instalado el surtidor tiene la forma de la Península Ibérica», indica el portavoz de Amigos del Pisuerga, quien apunta que el caño se colocó, precisamente, en el lugar en el que se encontraría Valladolid en ese pétreo mapa de España y Portugal. Además, han construido un pequeño embarcadero. La intención es colocar un cartel seguramente con la leyenda No se garantiza la potabilidad del agua de esta fuente.

«Las primeras pruebas nos dicen que es potable y que se puede beber.Es más, los análisis dicen que es rica en hierro y bicarbonato. Y sobre todo es una agua muy fresca. Sin embargo, preferimos no indicar que es potable para evitar problemas», apunta Largo, quien intuye que este manantial podría recibir el agua de los Montes Torozos. Amigos del Pisuerga ya ha trabajado en la recuperación de otros surtidores en la capital, como Río de Olmos, a la altura de Cuatro de Marzo.